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-Verás... necesitaba mis papeles para poder hacer el trámite para casarme, por cuestión de que es otro país, tenía que solicitarlo con tiempo... sucede que según Registro Civil, no puedo realizar el trámite porque estoy casada... sigo casada contigo.

-¡¿Qué?! ¡Esto debe ser una broma!- gritó Valentina bastante exaltada.

-Cálmate Val

-¡No! No puedes pedirme que me calme ¡¿Te das cuenta de lo que me estás diciendo?!

-Lo sé

-¿Por qué estás tan tranquila?- preguntó Valentina enojada.

-Me siento igual que tu Valentina, pero alterarme no me va a ayudar en nada, ¿Por qué crees que estoy aquí?

-¿Qué clase de mala broma es esta situación?

-Lo dices como si fuera el fin del mundo.

Valentina pensaba que Juliana solo se estaba burlando de ella, debía ser eso, prefería que se estuviera burlando de ella a que estuviera hablando en serio, ¿de verdad le estaba recriminando por quejarse de la situación? Eso estaba muy fuera de lugar, ella fue la primera en huir cuando las cosas se complicaron.

Juliana sentía un nudo en la garganta, poco a poco iba reconociendo el daño que había causado, jamás iba a remediar la situación ¿cierto? Esperaba tener suficiente fuerza para poder terminar de la mejor forma la situación.

-¡Oh vamos! Tú deseas tanto estar casada conmigo como yo, lo demostraste hace diez años.

-¿Vamos a tener esta discusión?

-Lo dices como si la hubiésemos tenido muchas veces, te recuerdo que jamás nos sentamos a hablar del tema... lo último que recuerdo de ti es despertarme y encontrar una nota en mi almohada, también recuerdo que tiempo después firme los papeles de divorcio, y por esto último se me hace una mala broma que vengas y me digas que seguimos casadas.

-Estoy tan sorprendida como tu Valentina, te recuerdo que yo firme esos papeles antes de enviártelos- respondió Juliana mirando como Valentina estaba lista para contestar pero justo en ese momento la puerta se abrió, dejando ver a Lucia.

-Antes de que quieras despedir a Ximena, te recuerdo que puedo entrar a tu oficina cuando yo quiera- dijo Lucía cerrando la puerta antes de mirar a su alrededor y ver a Juliana.

-Lucia- saludó Juliana con un asentimiento.

-Acaso ¿no podré tener una conversación tranquila?- preguntó Valentina enojada.

-Valentina... tus gritos se escuchan hasta la sala de juntas, eso no es precisamente una conversación tranquila, y agradece que en este piso solo está tu oficina y la sala de juntas o sería un escándalo- dijo Lucía con paciencia.

-¿Necesitas algo Lucía?- pregunto Valentina clavando la mirada en ella.

-Te estuve esperando en la sala de juntas y ya estabas tardando demasiado, los inversionistas llegaran en cualquier momento, vine por ti.

-Le dije a Ximena que tú te encargarías de esa junta, diles que estoy enferma o que salí de viaje no me importa, como te darás cuenta, tengo algo que atender- respondió Valentina.

-Si sigues gritando asi, no creo que me crean ese cuento- dijo Lucia.

-Creo que lo mejor será que me retire- dijo Juliana poniéndose de pie.

Todo se estaba complicando, y Juliana sabía que su aún esposa colapsaría en cualquier momento, no quería ponerla en un dilema con su propia familia, y ella necesitaba desesperadamente llorar o dormir, lo que sucediera primero.

-Tu no vas a ningún lado, tenemos un asunto que resolver- respondió Valentina levantándose

Siempre fuiste tú JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora