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-Señorita Valdés ¿Que es lo que pretende con todo esto?
-Sé que puedo hablarte con total sinceridad
-Claro que sí señorita
-La razón por la que hago esto es por Valentina... quiero recuperar a mi mujer.

-¿De verdad?
-Claro que si, no descansaré hasta que ella quiera estar conmigo de nuevo
-¿Usted cree que funcione?
-No lo sé, estoy consciente de que me queda un largo camino por recorrer, pero estoy dispuesta a recorrerlo
-No se rinda señorita Valdés

8 días después
-Buenos días Ximena
-Buenos días señorita Valdés
-¿Está tu jefa?
-Si, está adentro
-Genial, antes de que le lleves las flores... ¿liberaste todo el día de mañana de Valentina?
-Sí señorita Valdés, también hice la reservación
-Perfecto, muchas gracias Ximena, ahorita me pasas el número de la persona con la que hablaste, por cualquier cosa que se me ocurra
-Claro que sí señorita Valdés, iré a dejar las flores

-Permiso señorita Carvajal
-Pasa Ximena
-Le traigo las flores que trajo la señorita Valdés
-Déjalas en la esquina- dijo Valentina desenrollando el pergamino que esta vez contenía una "O"
-Esta bien, con permiso

-Listo
-Gracias Ximena, mañana vendré más tarde, lo que tengo preparado es en la tarde
-Sí señorita Valdés
-Hasta mañana

Al día siguiente
-Ximena ¿Tengo algo que hacer hoy?- preguntó Valentina
-No señorita Carvajal
-Perfecto, estaré en mi oficina

-Buenas tardes Ximena
-Buenas tardes señorita Valdés
-¿Y tu jefa?
-En su oficina... ha salido 3 veces... es un poco divertido- confesó Ximena
-¿Y pregunta algo?- preguntó Juliana divertida
-No, solo mira hacia todos lados
-¿Me dejas pasar?
-Me va a matar la señorita Carvajal- susurró Ximena
-No lo hará, lo prometo
-Esta bien

-Hola Val- saludó Juliana
-¿Qué haces aquí?
-Vine por mi esposa- sonrío Juliana
-¿Qué?
-Lo escuchaste, vine por mi esposa
-¿Se te acabaron las flores?- preguntó Valentina causando una carcajada en Juliana
-No morrita, no se me acabaron las flores, aún me quedan varios cientos para darte
-Tengo trabajo, si me haces el favor de irte, podre continuar
-No no tienes, ya le pregunté a Ximena
-¿Qué pretendes?
-Te lo mostraré cuando lleguemos
-¿No dejarás de molestar?- preguntó Valentina cansada
-Ay morrita, te di un mes entero para que te acostumbraras a la idea de que lucharía por ti, ¿crees que me voy a rendir?
-Deberías hacerlo, sería más fácil
-Me gusta lo difícil, de otra manera no me hubiera enamorado de ti- dijo Juliana sonriendo
-¿Me estás diciendo insoportable?
-Claro que no... si no, no me hubiera casado contigo, vamos amor, o se nos hará tarde, recoge tus cosas, yo te llevaré a tu casa
-Aún no es la hora de salida de Alirio
-Eso lo sé, pero no regresaremos a tu oficina, yo te llevaré a tu casa, venga vamos, o tendremos esta discusión por horas y al final sabes que irás conmigo
-Solo iré porque así más pronto llegaré a mi casa
-Si si, vamos morrita

-Nos vemos Ximena- se despidió Juliana
-Hasta luego Señorita Valdés
-¿Te apuras?- preguntó Valentina enojada, haciendo reír a Juliana
-Ya voy, que desesperada, ¿Ya viste Ximena? Nunca te cases- dijo Juliana riendo
-Cállate Juliana- ordenó Valentina
-Y aparte de desesperada... mandona- dijo Juliana
-Ximena jamás me respetará de nuevo, no gracias a ti- dijo Valentina enojada
-Claro que si, esa chica te admira, quita esa cara, te gustará el lugar a donde te llevaré, aparte me falta un pergamino más
-Esperaste un mes para formar esa frase
-Y créeme, la espera fue horrible, moría de ganas de verte- dijo Juliana mientras manejaba
-No sé a dónde vamos
-Pronto lo descubrirás

-Hemos llegado, ¿recuerdas este lugar?
-El balcón del zócalo- susurró Valentina
-Efectivamente
-La prensa me destrozará por tu culpa- aseguró Valentina
-No, no habrá nadie ahí, reservé toda la terraza, solo estará el chef y un mesero, y el dueño del lugar me aseguró que nadie dirá nada, olvídate de lo que diga todo el mundo

-Buenas tardes, reservación para Juliana Valdés
-Pasen por aquí- dijo el mesero conduciendolas a una mesa para dos, encima había un ramo de gerberas rosa
-Corre Val, llegamos justo a tiempo- dijo Juliana
-¿A tiempo para que?- preguntó Valentina una vez que estuvieron solas
-No te sientes, ven... quiero que veas algo
-¿Qué cosa?
-Mira el cielo, quiero que prestes atención, ¿Lo estás mirando?
-Si
-Aquí está el último pergamino- dijo Juliana extendiendo un pergamino enrollado, contenía una "S"
-"Quiero perderme en tus ojos"- susurró Valentina, eso era lo que juntaban los pergaminos
-Exactamente mi amor, quiero perderme en tus ojos, toda la vida
-¿Por qué me trajiste aquí?- preguntó Valentina mientras Juliana se ponía detrás de ella
-Porque quiero que veas el atardecer... observa... ¿Ves cómo está en un intenso azul? Lo miro y siento que miro tus ojos, tan azules como el cielo... pero espera un momento, el sol va bajando... será un contraste con el naranja, es como fuego... así me siento cuando veo tus ojos, siento que puedo quemarme, pero al mismo tiempo siento que estoy en el cielo, y no hay otro lugar donde quiera estar, estaré donde tú quieras que esté, pero que sea contigo... porque sé que el cielo está en tus ojos


Aquí les traigo otro capítulo, ¿que les pareció? ¿Pronto Juliana irá rompiendo las barreras de Valentina? Pensaré en más ideas románticas, porque se me acaban las opciones y Valentina es difícil de convencer 😬
Dejen sus comentarios, me hace bien leerlos.

Siempre fuiste tú JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora