Sick

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 Y a eso se reduce: prohibirse todo, no lograr disfrutar ni lo más mínimo, un horrible sabor amargo. Se reduce a vivir cabizbajo, con una horrible sensación que te azota la nuca, con las manos maltratadas. Se reduce a buscar efímeros momentos de alegría debajo de escondites, detrás de las almohadas, al fondo de los cajones. Se reduce a buscar un aroma dulce dentro de una caja, un frasco, una remera ajena escondida. Se reduce a alejar a todos, a ya no tener contacto con casi nadie.

Se torna oscuro, sombrío. El aire pesa, las rodillas no te responden, te vuelves inútil, inservible.

La peor parte es que no estás enfermo, no padeces de ningún desequilibrio. Estás bien, y a la vez no lo estás. 

Poca CosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora