Prólogo

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Noche abriga del espectro monstruoso, enemiga de aquella luz tenue que guía mi camino en plena oscuridad mortal. Guías por tus caminos el miedo a lo desconocido e irracionalidad hacia los exploradores, combinación horrorosa si se mezcla con el lúgubre tic tac de un antiguo reloj y un envolvente hedor a moho y tierra húmeda. Todo daba un escenario perfecto listo para mover una sóla ficha al siguiente tocar de la campanada espectral que llamaba a los muertos con su sonido funesto lleno de dolor y llanto. A lo lejos se escuchó a un hombre cantar, seguido de unos perros y algunos cuervos que no demoraron en desgarrar su carne como si de pan se tratara; definitivamente el cuervo es el amigo del demonio.

Se despertó en un instante, sudorosa y temerosa no sabía ¿por qué había soñado tal tragedia demente digna de un psicópata?.

Sus esmeraldas recorrieron su alrededor perspicazmente pero no supó donde estaba, se encontraba mareada cuando se levantó del sillón en el que estaba, y sin previo aviso a su propio cuerpo, como si de inercia se tratara, dió un paso, dos pasos y derrepente se halló a ella misma como espectadora de una discusión irracional.

-¡¿Es qué no lo entiendes?! — dijo Norman furioso golpeando el escritorio con el puño—. ¡¿Acaso quieres que muera?!.

-¡No es correcto que creas tener el derecho de mandar y manipular a tu antojo eso hazlo con tus lacayos! —. dijo Ray furioso con vista hacia abajo y puños apretados al punto de ver sangre correr de ellos.

-Ray... Piénsalo, todo esto es una locura no hay manera de que lo logren, es mejor que vuelvan conmigo —. Ordenó con mirada sería Norman — Tú mismo lo sabes pero ¿por qué...

-¡Eso a ti no te importa! — Gritó de golpe el de cabellos negros.

-Son mi familia, los quiero más que a nadie, y sobre todo, no quiero verlos morir... No lo deseo —. Susurró Norman un tanto sereno.

-y ¿por ello planeaste sacrificarse a ti mismo? Eres idiota, mejor vete de aquí — Dijo Ray molesto todavía con la mirada baja.

-Sólo recuerda que no queda mucho para que todos mueran — Dijo melancólico Norman observando a Emma por el rabillo del ojo antes de marcharse —. Vamonos Vicent.

Su amigo se había largado y aún así el azabache seguía con una mirada llena de impotencia y apretando sus puños, ¿Cuándo fue que ese mezquino tic tac los distanció tanto?.

Emma se maldijo así misma y rompió con un golpe el reloj que hacía Tic tac.

---------------------------------------------------------------------Prólogo.

El Mezquino Sonar De Un Tic Tac [Cancelada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora