Capítulo 6

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Y fue en aquella tarde infernal de calor fatal, que por primera vez se vislumbró un cielo tan puro y heterogéneo con las nubes que le daban ganas de soñar y jamás despertar. Era verano y aquel aroma a flores estaba en el aire. Leslie se había echo pasar por un transportista para poder entrar en la granja y ver a quien tanto quería, le dolía el alma verla así pero en ese caso no podía hacer nada, se sentía como un reprimido sin causa.

Normalmente su amada siempre estaba cerca de aquella puerta misteriosa por la que tantas preguntas se hicieron en su niñez pero ahora no querían siquiera recordar. Cada vez que lo hacía triste se ponía. Era una tarde llena de sopor, tenía un poco de sueño y no le gustaba esa sensación había venido para verla no para dormir la siesta, de pronto se escuchó un hermoso canto era la voz de la persona que tanto anhelaba.

Ella le vió, cargaba un bebé en brazos de cabello negro y de ojos largos tenía la mirada tan fría como la del primer Ratri... Su aliento salió en un suspiro de nervioso, ella le miraba extrañada.

-¿Qué hace un transportista por aquí?, Valla a la planta baja y haga lo que deba si los niños de la otra planta le encontrarán sería un fracaso... —. Dijo Isabella con ojos fríos como el hielo.

¿Cuándo cambio tanto? fue lo único que pudo preguntarse Leslie, se sentía confundido respecto a la actitud altanera de la mujer de hebras negras como la noche misma.

- Perdóneme usted soy nuevo y me confundí de ruta — dijo Leslie tratando de sonar convincente.

Él sabía que Isabella no era ninguna tonta y aún así le había retado en su propio juego de ser el bueno y santo ella como mamá y el como transportista... ¿Cuándo el mundo había decidido quedar de cabeza?.

- Bueno ¿Edward? le pido de favor que le diga a el jefe Rogers que necesito libros nuevos al parecer la antigua cuidadora no tenía la descendencia de cuidar el material —. Dijo Isabella acariciando con ternura el cabello del bebé que en brazos cargaba mientras se alejaba.

- Perdóname... Por no llegar a tiempo — susurró al viento Leslie.

Regresó a su llamado hogar la sede de L.A. M.B.A una de las mansiones y laboratorios más grande del clan Ratri. Fue difícil pero no imposible ya que con su hermano político James de treinta y tantos años haciendo guardias en el laboratorio no era imposible el ir y venir, claro, siempre discreto. Por lo mismo se colocaba una peluca y se lanzaba polvos a la cara para ser irreconocible.

- Leslie vamos a salvarlos... A todos para que los humanos de este lado del muro tengan una buena vida —. Dijo James sobresaltado.

Era increíble, desde pequeños James siempre había tenido la idea de salvar a todos los seres humanos del lado olvidado por Dios del muro, èl sería su ángel que lo guiaria su plan se llevaba a cabo llevaban años trabajando en él... Ya hasta un refugio había y planeaban hacer una villa.

-¿Qué ha pasado que te ha echo cambiar de opinión? — Preguntó Leslie burlesco.

-Era carne humana... — Susurró James con pálido rostro.

-¡! - Leslie abrió sus ojos como platos.

Vómito, sacó todo su desayuno... su madre adoptiva les había tendido una trampa y de desayuno les dió carne de su cosecha.

-26222 ese era su número... lo ví despellejado en el piso de la cocina —. dijo James apretando sus puños.

-¿Luise? — Leslie recordó a su antigua amiga.

Era una niña menor que él, habría tenido unos nueve años cuando él se fue... eso le hizo enloquecer de la furia, golpeó sus puños contra todo lo que encontró fórmulas químicas, líquidos extraños y demás hasta que no hubo nada no roto en la habitación y terminó golpeando la pared de metal hasta sangrar.

El Mezquino Sonar De Un Tic Tac [Cancelada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora