UNO

7.1K 324 43
                                    

Abro la puerta de vidrio y me pongo más nerviosa de lo que estoy. Me tiemblan las manos y mi garganta está completamente seca.
Hoy era mi primer día de trabajo. Estoy en una discográfica conocida por toda la Argentina. Acá grabaron temas y CDs muchos artistas argentinos.

- Buen día, soy Lucía Bic estoy para el puesto de limpieza -Dije mientras sonreia a la chica que estaba detrás del muestrario.

- Si, por acá por favor -Dijo ella mientras se paraba de la silla y me guiaba con la mano hacia un lugar- Te voy a llevar con Recursos Humanos y ellos te van a dar las indicaciones.

°

Abro la puerta de el baño, agarro de el carrito de limpieza jabón líquido para recargar el pote que está pegado en la pared.
Para ser mi primer día vamos todo bien, es agotador limpiar todo un piso. Aparte los artistas no se por que pero son muy sucios ¿Que le cuesta tira los papeles de papas fritas en el tacho? Nada, son unos vagos.

Salgo del baño y mientras agarro unas cosas, escucho una discusión. En el lugar en donde estaba se escuchaba clarísimo lo que decía.

- Podés poner tu parte también, ayer me llamó renunciando por qué se cansó de que vos estés todo el día evitando sus llamadas o poniendo excusa para no ir a las entrevistas o a los ensayos.

- Les dije que no estoy pasando un buen momento.

- Bueno, no es mi problema que no estés bien. Tomate un te y seguí, por qué esto es tu trabajo y aunque estés bien o mal no justifica que no lo hagas.

Se escuchó el ruido de una puerta abrirse.

- Tomás, hoy a la noche quiero que Amalia vuelva o...

- No me banco a Amalia.

- Bueno, a quien sea. Amalia o no, quiero una asistente para hoy a la noche ¿Entendiste?

Ahí se escuchó el sonido de una puerta cerrarse y que alguien bufando. Yo me percate que no estaba haciendo nada, así que agarre el carrito y fui para limpiar otra habitación.
Agarro la lavandina y trato de destaparla, pero no puedo. Estás nuevas trabas que hacen para que no se caiga el líquido, pero una mano de manteca como yo, no la puede abrir.
En un movimiento, me di vuelta y me asuste cuando vi a un chico atrás mío. Lo malo no fue solo gritarle en la cara sino tirarle la lavandina a su remera negra.
La mirada del chico fue hasta su remera y después me miró con una mirada fría que sentí que mi cuerpo se congeló.

- Ay perdóname perdóname perdóname -Dije reiteradas veces mientras dejaba la lavandina.

En un acto de reflejo me acerque al chico, que me seguía viendo fijamente con una cara muy seria, para ponerle una toalla limpia arriba de su remera, que por mi mala suerte ya estaba media amarilla.
Toque su panza por encima de la remera para ver si seguía mojada, y wuau, este chico se la pasa en el gimnasio. ¡LUCIA CONCÉNTRATE!

- Ay lo siento un montón, Y-yo lo-lo siento mucho, yo esté ehh tengo una idea muy buena mira -Dije mientras tiraba la toalla que utilice para secar su remera- Consigo un carbón y te la pinto y no va a pasar nada.

El chico levanto la cejas y me miró con una cara de incrédulo.

- ¿Esa idea no te gusto? Bueno a mí tampoco. Si querés te presto mi remera, por qué yo tengo una negra abajo pero... -Lo mire de arriba a abajo- No creo que te quede.

Largué una risita nerviosa, y en eso se escucharon unos pasos hasta nosotros.

- Eu Tomás no sabes lo que hizo Alej... ¿Que te pasó en la remera? -Dijo el chico que tenía unas Doritos en las manos.

El chico, que ahora se que se llama Tomas, lo miro y después me miró a mí. El amigo guío su mirada a mí, y se empezó a reír muy fuerte. Yo estaba demasiado avergonzada, mi primer día de trabajo y ya era el último.

- No es gracioso Homer -Dijo en un tono muy frío, tanto que el amigo se quedó callado al toque- ¿Me podés solucionar esto?

- Yo, este, no sé qué hacer -Cada palabra que salía por mi boca me hacía poner más nerviosa, por qué ni siquiera se que digo.

- Tomás en la mochila tengo una parecida, no hagas tanto espamento -Dice el chico mirándolo.

Tomás me mira una vez más y se saca la remera. Me dejó a la vista un cuerpo lleno de tatuajes, y su abdomen bien marcado.
Yo volví a mirarlo a la cara y el me percaté, que el sabía que lo estaba mirando, y como soy una tonta, me sonroje.

- Quiero que me arregles la remera, como sea -Dijo eso y me entrego la remera toda desteñida por la lavandina- Hoy a la tarde la quiero en mi estudio.

Dicho eso se fue y me dijo con el amigo ahí que seguía con una sonrisa en la cara.
Si, que genial sería sonreír SI MI TRABAJO NO DEPENDIERA DE UN HILO.








Este es el primer capítulo, espero que les guste!!!
C r o siempre siendo tan amor ❤️

Empleada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora