NUEVE

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Tomás se paseaba por toda la sala de los nervios que tenía. El ya estaba acostumbrado a este tipo de shows pero tal vez no lo suficiente para ponerse de ese modo. Yo lo miraba todo el tiempo, ya que sus nervios me los contagiaba. Y eso no era bueno, por que su noviesita me miraba mal.

- Y vos Lucía ¿No te tenés que ir? -Pregunto Julieta mientras me daba una sonrisa fingida.

Tomás freno en el lugar en el que estaba, y dirigió su mirada a mí.

- Ehhh si, cierto que me tenía que ir. -Conteste mientras me paraba de la silla en dónde estaba sentada- Tomás mañana yo solamente voy a estar temprano en el estudio, si querés algo avísame temprano.

- ¿A qué hora?

- De nueve a once, voy me tomo un café y vuelvo, de doce a dos. Después de ese horario no te voy a atender el teléfono.

- Es muy temprano.

- Bueno, lo lamento. Te quedas sin asistente por un día.

Yo estaba agarrando las cosas que traje para el cantante, y mientras me ponia una campera por qué había levantado un frescor.

- Bueno si no vas a estar, necesito que me hagas un par de cosas.

Yo largué un gruñido de frustración. Odiaba que sea tan organizado, y que siempre a última hora me este diciendo las cosas que tenía que hacer.

-¿Cómo que Tomás?

- Necesito que lleves está ropa a lavar, y que tengo un par de remeras que me quedan chicas, que me las mandó Puma y necesito que las cambies.

- Bueno listo, déjame todo mañana temprano.

- No, pasa vos por mi casa a las dos y yo te las doy.

- Mañana a las dos se termina mi jornada.

- Tu jornada se termina cuando yo no te necesito.

Al decir eso, nos quedamos en un silencio, y las dos personas que estaban ahí que por momentos yo me había olvidado, nos miraban atentos.

- Yo mañana estoy hasta las dos. Vos no apareces hasta las dos, dos puntos, cero cero, yo me voy. No te espero ni un segundo más, ni uno menos.

El me miró desafiante, y largo una risita burlona. Fue hasta donde está. su campera y saco un cigarrillo, y se puso a fumarlo adelante mío.

-¿Por qué siempre jugas con el límite?

- Tomás sos un cara dura. Vos sos el que juega con el límite, aparte ¿para que me querés? lo podés hacer vos eso. ¡SON SOLO REMERAS!

- ¡POR QUE ES TU TRABAJO!

- Y EL TUYO TAMBIÉN.

El largo un quejido demostrando que estaba enojado, y se dio la vuelta dirigiéndose a la puerta para salir de ahí. Yo lo mire a Lucas.

- El niño caprichoso se fue, decile que no me llame hoy, por qué voy a estar muy ocupada. Es mi día de descanso, ya estaba perdiendo tiempo acá sin hacer nada. Hasta luego Lucas -Le sonreí mientras lo saludaba, y recibí el mismo gesto de el, y dirigí mi mirada a Julieta- Hasta luego.

Ella no me saludo, y yo sin importar nada, me di la vuelta para irme de ahí. Pero fui interrumpida.

-¿Se puede saber que tenés que hacer mañana que no podés estar para mí novio? -Cuestiono la chica y yo tuve que darme la vuelta para verla.

Su cara expresaba fastidio, y si se podía decir, asco ante mi presencia.

- Mira, yo a vos no te tengo que dar explicaciones -Dije con un malhumor terrible, ya que esto era el colmo de todas las cosas- Las personas que son mis autoridades son Mariano y su agenda para mis tareas. Ni Tomás, ni mucho menos vos necesitan darme permiso para hacer lo que quiera.

- Me parece una falta de respeto que no hagas tú trabajo como corresponde.

Dicho eso, yo solo la mire con desprecio. Ella era la última que podía decir eso, ya que ni siquiera me vio trabajar.

- Mira yo me voy, acá la desubicada sos vos qué me estás cuestionando mi trabajo -Me dirigí a la puerta y la abrí, pero antes de irme la mire por última vez- Tu novio es un desorganizado, que cuando le digo que haga algo, no lo hace.

Cerré la puerta, y me fui de ese bar. Saludé a los de seguridad que estaban en la puerta de la salida, y me metí en el auto. Ya estaba cansada de este día.

Empleada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora