La curiosidad mató al gato (ella)

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Llegué cinco minutos antes de la cita y para mi sorpresa lo vi ahí sentado en la mesa del fondo, a simple vista se veía arreglado pero extremadamente nerviosos no dejaba de mover las piernas mirara a todos lados y revisar su reloj cada cinco segundos. Y despertó lo peor en mí…la curiosidad.

Entré y su mirada viajó hacia mí a a velocidad de la luz y una gran sonrisa se dibujó en su cara, alumbrando todo el local. Se levantó y señalando la mesa me dijo: sabía que ibas a ser puntual, y como no sabía que te gustaba te pedí un latte con chocolate negro, un cortado con vainilla y uno negro con crema, ¿la pegué con alguno?

Con comprar los tres-respondí

Y una sombra oscureció sus ojos al decirme: No compensa en nada lo que te pedí y lo que te voy a pedir pero solo espero que te apiades de mí, aunque sea solo el fin de semana.

La verdad es que me podía pedir la vida y se la daría pero…es una exageración considerando que no lo conozco. Así que solamente me senté puse mi mejor cara de persona seria, cosa que no  era, y me limite a escuchar el monólogo que hizo.

Comenzó diciendo: “Ya una vez te pedí cinco minutos, y ahora te pido otros cinco y después sos libre de hacer lo que quieras. A mis treinta años solo tuve una novia, una mejor amiga y un amor de mi vida, Isabella. La conocía desde el jardín de infantes, era la que me defendía la que me obligaba a jugar a las muñecas, la que me hacia las tareas y la que le daba sentido a mi vida. Solo que nunca me animé a decírselo. Junte coraje un día y logré que me dijera que sí, me sentí el hombre más feliz del mundo. Fuimos oficialmente novios por un año, un día me decidíque le iba a proponer casamiento, pero ella nunca llegó a nuestro encuentro. Iba en bicicleta cuando se resbaló por la lluvia de una tormenta sorpresiva de verano y calló sobre el cordón de la vereda golpeandose la cabeza, murió en ese mismo instante. Solo me consuela saber que no sufrió. Lo que no sabe es que ese día mi corazón se rompió y no volví a ser el mismo. No quiero otra Isabella, no quiero otra amiga, ni otro amor. Pero mi familia no lo entiende así es por eso que estoy aca frente a vos suplicando que aunque sea por lastima, compasión o piedad te saques una foto conmigo para convencer a mi familia que sos real, yo después me encargo de que desaparezcas de mi vida sin mayores consecuencias- y por último exhaló. Por favor”

El silencio se apoderó del lugar. Mi mente se quedó en blanco, simplemente tratando de procesar la información como para saber qué decir sin herirlo más de lo que a simple vista se veía.

Es buen momento para decir algo- me dijo y eso me sacó de mi aturdimiento-

Si- respondí- es un excelente momento para empezar, ¿no te parece?

Empezar…¿empezar qué?- preguntó

Nuestra amistad-dije como si eso fuera una obviedad- necesitas alguien que presentar a tu familia, nadie espera que de buenas  a primeras aparecieras con una novia, nada de eso. Necesitas algo más creíble, o sea, a mí. Está decidido voy a ser tu amiga.

Yo no te pedí eso- acotó nerviosos casi asustado

No te preocupes-sonreí- es todo por el mismo precio. 

Solo tú, solo yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora