Sesión de sentimientos (él)

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Cuando llegué a su oficina la vi concentrada en su trabajo, era un manojo de nervios. Me dediqué a observarla unos minutos ya que no se dio cuenta de mi presencia en el umbral de la puerta.

Sin que se diera cuenta le tomé una fotografía, colgué y cámara en el cuello y esperé que me viera, ya que no podía pronunciar palabra.

Cuando me vio su expresión de cambió a una muy sería y distante, se notaba que estaba nerviosa pero no era por mí, estaba completamente concentrada en su trabajo. Me comenzó a mostrar los diferentes aspectos de la campaña, el concepto, la locación y yo no podía dejar de mirarla y sonreír. A toda marcha nos fuimos. El silencio en el auto era espesamente denso.  

-Gracias por confiar en mi para hacer este trabajo.- Dije tratando de concentrarme en las palabras.

-No, es nada, es solo trabajo, hay que ser profesionales, lo personal es aparte ¿no?- Terrible puñalada a mi corazón resulto su actitud. Había creado un monstruo.

-Si, por supuesto, igual te quería decir sobre lo que hablamos…-quería decirle que estaba terriblemente arrepentido de decirle que no la quería ver, que quería más que nada ser su amigo.

-Llegamos- me interrumpió. Se bajó del auto y la seguí dentro donde empecé a trabajar pero siempre sintiendo sus ojos en mi nuca, como estudiando cada movimiento, hasta que la observé perdida e sus pensamientos y ganó mi impulso, la enfoqué y fotografié un buen rato. Cuando me miró sentí mucha vergüenza y me volví a enfocar en el trabajo.

Cuando finalizamos, decidí abordarla, pero me ganó de mano.

-Mañana viene el modelo para la segunda tanda, esa es en exterior. Te aviso para que sepas que traer.

-¿Te gustaría ver las fotos impresas?

-¿Se puede?- Preguntó entusiasmada.

-Si me acompañas a mi estudio sí.

Dudo por un momento, pero de repente su rostro se iluminó y me dijo:- solo si compramos comida, muero de hambre.

Acepté y después de comprar unas pizzas fuimos en su auto hacia mi estudio de fotografía el viaje iba tranquilo hasta que me dijo:- gracias por el favor, sé que te voy a pagar pero…

-nada de gracias, más allá de que me pagues o no, los amigos se ayudan mutuamente ¿no?

-¿somos amigos?

-podemos serlo si me lo permitís para mí sería un honor.

-Para mí también-dijo y se ruborizó, lo cual me pareció adorable.

El resto del camino seguimos en silencio, salvo cuando yo le indicaba por  qué camino seguir.

-Allá, la segunda puerta a la izquierda.- Le indiqué

-Pero tiene un cartel de cerrado por tiempo indeterminado.

-Sí, hoy es la primera vez que hago un trabajo completo. No me animé a decírtelo, quería de verdad hacer el trabajo y tener la oportunidad de decirte que me arrepentí de lo que te dije, quiero ser tu amigo, de verdad.

-Te hubiera contratado igual, confiaba en vos y la verdad es que fue la excusa perfecta para verte.- Y sonrió

-Entremos que se está haciendo tarde y se enfría la pizza- Dije antes de que la situación se pusiera más incómoda.

Entré dubitativo y ahí estaba todo tal cual lo dejé la última vez que vine al estudio, por un momento me paralicé ante la puerta. Entonces sentí sus manos sobre mis hombros y sus labios sobre mi oído diciéndome: “Tu puedes”. Instintivamente cerré los ojos y me acerqué hacia el calor de su aliento. Di un paso y prendí la luz y vi colgadas las últimas fotos de Isa, llena de vida sonriendo en el parque.

-Es hermosa-dijo mirando las fotos.

-Lo era, más cuando sonreía, cosa que últimamente no hacía tan seguido.

-¿Por qué?

-No lo sé, el día que murió no nos habíamos visto, recibí un llamado suyo  en el contestador del estudio diciendo que teníamos que encontrarnos en la estación de tren, que quería hablar conmigo. Al escuchar la grabación pude darme cuenta de que la expresión de su rostro era esta.

Solo tú, solo yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora