Cxnfesixnes

Mi primera salida del armario

Si estás leyendo esto es que, finalmente, me he cansado de fingir.
Esto no es para los muertos. Aunque hay algunos que lo están. Pero no me refiero a eso.
La tarde se ha hecho demasiado pesada y yo no puedo seguir aguantando su maldad sobre mis hombros. Quiero contarlo. No soy lo bastante valiente.
Me doy asco
y sé que tampoco soy suficiente.

Pero llevo demasiado tiempo intentando mentir, a mí, a todos los demás.
Demasiado tiempo en el armario, fingiendo que no soy real.
Sonriendo a las personas que dicen no creer en mi existencia.
Y si estás leyendo esto es que, finalmente,
me he cansado de esperar.

Ahora mismo noto la familiar presión que me oprime el pecho
pero por un motivo muy distinto;
esta camiseta, me la he arreglado para que por fin no se sepa lo que soy;
para que vean en mí al monstruo que lleva años intentando salir de su guarida.
Y no importa que, en su nacimiento, me rompa las costillas.

Me tiemblan los dedos, y por una vez, no es una metáfora.
Tengo escalofríos mientras escribo en el teclado, porque hoy será la última vez;
la última vez que miento.
No soy valiente. Tengo miedo de lo que me vayan a decir,
que vuelvan a intentar tacharme con la cruz de la locura.
Pero ahora que mi pecho se siente tan comprimido como siempre debió estar,
por algún sitio tiene que escaparse el aire.

Mamá,
papá,
a todos los que me estáis leyendo,
no soy una chica.

..........

Ya está. No era tan difícil de asumir, ¿verdad?
Ahora deja que siga:

Creo que tampoco soy un chico.

.........

Si a estas alturas no crees que esté loco, terminaré diciendo:
esto no es otro relato de ficción.

..........

No sé cómo seguir afrontándolo.
No sé cómo seguir viviendo.