El monstruo

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He llegado a pensar que las dudas sobre mi género son una obsesión. ¿Por qué aparecen cada vez que me miro al espejo? ¿Cada vez que me desnudo? No lo entiendo.
Imagina vivir con un monstruo en tu interior, que cada vez que intentas hacer algo por ti mismo te dice que no eres suficiente. No lo intentes, ¿para qué? No eres uno de ellos, no lo serás nunca.
El monstruo se alimenta de la envidia, de la incertidumbre, de las críticas. Se alimenta cuando me pongo un vestido y alguien comenta lo horrenda que estoy; a veces creo que en mi cabeza solo se reproducen las críticas que llevo años escuchando. No es algo que me afecte en mi día a día, al menos no de forma consciente, y tampoco algo de lo que quiera victimizarme.
Por eso hoy le hablo al monstruo, para que me cuente por qué está ahí, por qué no me deja ser feliz de una puñetera vez conmigo mismo. Sea quien sea. No importa, tan solo déjame ser; no necesito más.

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