Petrichor • [NamGi]

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La lluvia cae pesadamente sobre la ciudad. Las calles desiertas son el paronama usual para el clima de aquella noche pero aún así hay un par de transeúntes rebeldes que disfrutan el viento frío sobre el rostro, justo como el castaño que camina a pasos lentos deleitándose con el sonido de la lluvia chocando contra su abrigo.

Namjoon no lleva un paraguas y camina mirando el suelo, pero su corazón lo guía hacia el frente sin necesidad de un mapa o una ruta designada.

Algo mágico habrá de pasar esa noche, lo siente en sus venas, lo siente en la música producida por el agua caer, por las luces de la cuidad que brillan sobre la luz de la luna.

Namjoon lo sabe. Pues la luna llena no miente y el destino no lo engaña.

Así que por aquello mismo se detiene frente a esa pequeña librería, pues la luna parece brillar contra el pequeña letrero y cierta calidez emana desde la pequeña entrada.

Esta desierto, el mostrador está vacío y los pequeños pasillos no se encuentran abarrotados de clientes.
Están en pleno otoño, justo cuando la temperatura desciente y las hojas comienzan a caer de los árboles.

Música clásica y cierto olor a galletas de mantequilla recién horneadas flotan en el ambiente junto a la promesa de un chocolate caliente, o al menos así se siente, pues el aroma lo arropa de repente mientras se abre paso por los estantes llenos de libros de toda clase colocados sin ningún orden en específico. No hay secciones marcadas y una que otra pila de libros se esconden en las esquinas o en ciertos lugares del suelo.

Aquel lugar es un tesoro, piensa el castaño, un pedacito de cielo escondido en las calles de Seúl y Namjoon está justo por agradecerle al universo por aquel descubrimiento, pues cree que ese es su milagro de otoño, solo esa pequeña librería de ambiente acogedor en medio de la tormenta que se intensifica, hasta que lo escucha por primera vez.

Una voz suave y murmurante recita una obra que el castaño esta seguro de haber leído o escuchado en algún momento pero nunca con tanta pasión y aquel sentimiento desbordante. Se queda en su lugar y cierra los ojos un momento para disfrutar de la historia y de la voz que se habré paso dentro con él.

"...el valse de amor que había compuesto para ella, que sólo ellos dos conocían y que fue durante tres años el emblema de su complicidad..." recitó la voz antes de hacer una pequeña pausa.
Él moreno entró en acción y retomó su búsqueda en medio de la Luz tenue y la calidez del ambiente, él misterioso dueño de la voz comenzó a leer de nuevo atrayéndolo cada vez hasta su escondite secreto.

Y fue allí justo al final del párrafo cuando Namjoon lo encontró y recordó el nombre que de aquella historia de amor.

"...sin mirar hacia atrás, no sentía ya que se iba la mañana siguiente, sino que se había ido desde hacía muchos años con la disposición irrevocable de no volver jamás."

Un chico con la piel pálida como la nieve, el cabello azul como el cielo y la voz profunda como el océano se encontraba sentado en el suelo con montañas de libros a sus pies, unos de ellos abiertos o con pequeñas piezas sosteniéndolos abiertos. Parecía un personaje de cuento de hadas, el lugar, el aroma, las sensaciones a flor de piel, la manera como parecía brillar en medio de la tormenta, como parecía acallar todo el ruido con su presencia, como parecía tener su esencia tatuada en el alma.

Fue teatral, mágico y de lejos romántica la manera en la cual el chico cerró sus ojos al mismo que tiempo que cerraba el libro y lo acercaba a su pecho mientras una tímida sonrisa surcaba sus labios.

"El amor en los tiempos del cólera".
La voz del Moreno fue un susurro que lejos de cortar el silencio de la estancia y quebrantar el ambiente, fue como una nueva melodía añadida, el chico abrió los ojos de repente y le miró desde su lugar en el suelo. Namjoon tenía el abrigo empapado y había dejado un rastro de pequeñas gotas por todo el lugar, tenia los zapatos un tanto sucios, el cabello desordenado pues la gorra negra que llevaba hacia un rato descansaba en sus manos. Namjoon tenía un par de tatuajes y una expresión difícil de leer... Pero aquello no fue un problema, pues todo parecía caer en su lugar, todo se sentía en perfecta armonía.

El chico con aspecto etéreo se puso de pie y quedó frente al moreno con la miraba llena de curiosidad y un toque de asombro. Era más bajo. Más delgado. Más pálido. Más fino. Pero por mucho, era mucho más cálido. El chico le dedicó una sonrisa antes hacer una leve reverencia, girar sobre sus talones y desaparecer tras un par de estantes dejando al moreno con un cosquilleo imparable en la punta de los dedos, la piel y el corazón.

DrabblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora