Capítulo 8: Enanos mojados

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Después de subir por las escaleras, Legolas acompañó a Zoba a una enorme habitación en el ala de los aposentos, que pasaría a ser a partir de ahora su cuarto, uno con el que cualquier miembro de la realeza élfica sueña.

 - Las sirvientas te han preparado el cuarto, además de ropa, para que pases una buena noche. Ah, y mi padre pide que te bañes.

 - ¿Por qué sigues al pie de la letra las órdenes de tu padre? - Zoba se giró a verle - ¿No se supone que eres el Príncipe? Te trata como si fueras... un sirviente más...

 - Eso es porque hasta que sea rey, cumplo mi papel como capitán de la guardia. Y prefiero lo que hago ahora a ser rey - él le indicó con un gesto la puerta que llevaba a su cuarto de baño privado.

 - ¿Y por qué no quieres ser rey? - ella sabía que estaba haciendo demasiadas preguntas y que tal vez esta debía ser la última.

 - Porque quiero conservar mi libertad - él dio una pequeña sonrisa misteriosa - Suficientes preguntas. Báñate bien y asegúrate de estar lista antes de que venga mi padre.

 - ¿¡Cómo que va a venir?!

Zoba se giró rápidamente hacia él, pero Legolas ya había desaparecido por la puerta dejándola sola. Dio un bufido de impotencia mirando el hermoso cuarto. Cada vez que su mirada daba una pasada por él, descubría cosas nuevas.

Cerró los ojos y le dio un pequeño mareo. Había sido un día muy intenso, y por lo menos un buen baño sabría aprovecharlo. Entró al baño y descubrió que los reyes no tienen bañeras ni duchas, sino un pequeño lago artificial como bañera con chorros, como una piscina decorada para varias personas, pero pareciendo un lago.

Se quitó el delicado vestido y se recogió el pelo en un moño alto, y después se metió en el lago, con agua caliente, con cuidado de su brazo herido. Se lavó bien disfrutando del baño y se cambió la venda del brazo a una nueva y limpia.

Cuando terminó, salió y se secó con una suave toalla y se miró en un espejo con curiosidad. ¿Esta era la vida que le esperaba si Thorin escapaba y no volvía a por ella? No, Thorin volvería.

Dio una pequeña sonrisa, y su afilado oído escuchó la puerta de su cuarto abrirse. Rápidamente se puso un tipo de camisón para dormir que había ahí preparado y justo terminó de bajarlo por sus piernas cuando Thranduil entró sin llamar a la puerta.

 - Podría usted llamar a la puerta, y yo le abriría... - dijo ella a la defensiva.

 - ¿Por qué tendría que pedir permiso llamando para entrar a un lugar que es mío? No tienes nada que esconderme.

Ella se cruzó de brazos poniéndolos delante de su pecho quitándole la mirada. Él la miró de arriba a abajo con curiosidad.

 - Vamos, sal de aquí.

Ella salió del cuarto de baño sin mirarle y fue directa a la otra punta de su cuarto, lo más lejos a él que pudiese. Cuando pasó por su lado, notó algo cosquilleando su espalda. Se paró cuando vio que su pelo se había soltado de su recogido, para que no se mojase. El rey Thranduil tenía la pinza en la mano y la observaba tranquilo.

 - Así, mucho mejor... pero... - él se acercó lentamente, arrastrando la cola larga de su gabardina - parece ser que te falta una horquilla del pelo.

Zoba se puso nerviosa y tocó su recogido.

 - Debió caerse cuando fui al establo... - ella dio una sonrisa nerviosa - su alce me lamió y seguramente pensó que eran flores de verdad...

Thranduim observó su brazo vendado. Se acercó y lo tomó entre las suyas, quitando despacio la venda para ver la herida, haciendo que la estelar se estremeciese por sus dedos.

El Hobbit - "Llegada de las estrellas" (Thorin/Thranduil x Lectora) 1ª ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora