Capítulo 20: I see fire

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Los susurros salían de la boca del elfo castaño mientras presionaba las heridas de la estelar. Su concentración era máxima y no escuchaba al rey elfo pelear a dos o tres metros de él contra todo aquel que ose a acercarse e interrumpir la sanación.

Mientras, la estelar estaba sumida en sus recuerdos con los ojos cerrados...

"Estaba sola en medio de ese bonito bosque, caminando por todas partes, buscando a su hermana mayor. Veía sus pies, y no encontraba diferencia con los que tenía ahora, pues ella había crecido.

- No te cansas de buscarla por el bosque, aunque ya conoces cada piedra, cada planta y cada nido...

Ella se giró. La dama Galadriel estaba ahí, de pie, mirándola. Estaba igual de hermosa que como la recordaba. Zoba no le respondió, y siguió caminando por el sendero.

- Cuanto antes admitas que ha fallecido, mejor será. También le duele a su marido, a sus hijos, y también me duele a mí, en lo más profundo de mi alma, pues enterrar a una hija es algo que nadie debería experimentar.

- Que tu hermana desaparezca de tu vida tampoco... dejándote sola y encerrada en un bosque... con una madre que no me deja vivir.

- No digas eso - dijo con seriedad - Eres mi hija también.

- Soy tu hija no deseada - Zoba no la miraba, sólo caminaba.

- Zoba... - ella suspiró - Nunca debí decir eso...

- Viviría engañada pensando en que me querías. Pero sólo me cuidaba y me quería mi hermana. Sólo ella me visitaba, me enseñó a leer y a escribir, me enseñó cosas de filosofía, me enseñó todo lo que había aprendido de su marido. Seguro que es un gran hombre, ¡y eso que nunca he visto un hombre en los 2500 años que voy a cumplir!

- Zoba... si estás aquí, si te guardé aquí... es para protegerte de Smaug... casi ha conseguido extinguir a los estelares...

- Casi prefiero morirme como mi padre a seguir aquí sin mi hermana.

La dama levantó la barbilla con solemnidad y suspiró largamente.

- Saldrás de aquí. Hoy mismo.

Zoba se giró a mirarla por primera vez.

- ¿De verdad?

- De verdad. Pero a mi manera.

En un momento, hubo un gran vacío en la memoria de Zoba. No sabía qué edad tenía, no sabía su nombre ni de dónde venía, si tenía padres o no, y lo más importante. No sabía nada del mundo fuera del bosque. Su siguiente recuerdo era el de una mano manchada de arcilla roja escribiendo su nombre en su antebrazo con un dedo.

Zoba levantó la mirada para ver a un elfo rubio mirarla de reojo y dar una minúscula sonrisa. Luego, la invitó a subir a su caballo blanco, donde la llevó hasta La Comarca de los Hobbits. Y de ahí, todos sus recuerdos desde la estancia con el señor Bilbo hasta la batalla de los cinco ejércitos estaban intactos"

Empezaba a ver una luz suave, y una voz susurrando algo que no entendía muy bien. Consiguió abrir los ojos y movió la cabeza un poco. Sus ojos no estaban bien enfocados, pero reconocía con quién estaba por un olor a café bastante relajante. Veía borrosas las ropas color ocre de Elrond, y escuchaba la espada de Thranduil cerca chocar contra las cimitarras de los orcos.

Había otra presencia, una femenina, que no estaba peleando, ni la estaba sanando. Estaba arrodillada a su lado, observando al elfo curar y sanar las heridas de Zoba con una sonrisa. Zoba intentó enfocar la vista. La presencia era tan conocida y cálida, que desprendía cariño, y extendió una mano que apartó con delicadeza un mechón castaño de la cara de Elrond para que no le estorbase. La presencia la miró despacio. Tenía los ojos azules, azules hermosos y brillantes como los más bonitos que había visto en su vida, y le sonrió más.

El Hobbit - "Llegada de las estrellas" (Thorin/Thranduil x Lectora) 1ª ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora