Capítulo 10: vantablack

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No es una cita

No es una cita

No es una cita

Me repito constantemente en mi cabeza cuando sus dedos en mi mejilla me hacen caricias suaves para que lo mire. Sé que acepte esta salida cuando la llamó cita pero intento convencerme de que no lo es. Mis pensamientos están dispersados y no me dejan coordinarme para mantener todo en orden. Necesito tener todo en completo orden. Si me convenzo que no es una cita entonces mis sentimientos no serán afectados ¿cierto?

- Ahora estoy más seguro de mis encantos que antes-comenta ladeando la cabeza

Rio levemente y me alejo de él. Saca las llaves del auto y los desbloquea mientras me abre la puerta. Me monto y cierra la puerta para darle la vuelta al auto y sentarse en el puesto del conductor. Enciende el auto y me mira

-¿Hacia dónde?

Aprieto los labios mientras caigo en cuenta que mi única salida es darle mi dirección, porque no había traído mi auto.

Eres un completo genio

Al parecer ocultar mi dirección se fue al caño, pero para ser sincera, se fue al caño desde el primer momento en que Caroline abrió la boca invitándolos. Lo miro y me entrega una sonrisa, una sonrisa ladeada y juguetona, mi mente conecta todo como un puzzle.

-Lo planeaste ¿no?-suelto una risa seca dejando mi vista al frente

-No era un plan-coloca sus manos en el volante-pero debo admitir que caí en cuenta de todo cuando estábamos llegando al restaurante, pero no dije nada

Genial. Simplemente genial

Suspiro con fuerza y le doy la dirección. Pone en marcha el auto, estábamos en el centro de la cuidad, así que se dirige a la ruta cuarenta para acortar el camino y llegar más rápido. Los rayos del sol se colocaban por los arboles de la carretera, las zonas verdes iban aumentando mientras nos alejábamos más del centro, cada vez más se veía un bosque más verde, luminoso y floreciente. Las luces se asomaban como cascadas que rebotaban entre las hojas chocando con los arbustos, mientras que ramas curvas colgaban y se enrollaban en otros árboles.

Mientras él está conduciendo una sensación extraña recorre mi cuerpo y se asienta en mi estómago, mi cabeza se vuelve una total bola de papel cuando intento buscar una respuesta al tratar de entender de qué tiene este hombre para hacerlo atrayente, es como si algo en mí me dijera que no debería alejarme de él obligándome a intentar conocer más de él, pero al mismo tiempo es como si una parte de mi repeliera todo aquello que se trate de él

Poco a poco, dentro del extenso bosque, fueron apareciendo casas y cinco minutos más tarde estacionó el auto frente a mi casa, le dio un vistazo analizándola en el proceso y luego enfocó su vista en mí

-Así que aquí vives

Veo mi casa y luego a él

-Sí, debo irme- suelto el cinturón de seguridad

Aproxima su cuerpo hacia a mí y coloca su mano en mi mejilla, su respiración choca con mi rostro y cierro los ojos disfrutando un momento de la placentera sensación

-Ahora es cuando me detienes-susurra más cerca de mis labios-o me dejas seguir-termina con su voz ronca, más ronca de lo que ya es

-No quiero detenerte-susurro

Y lo decía con total honestidad

Sin demoración alguna sus labios chocan con los míos y me nubla cualquier pensamiento que estuviese en mi mente, mientras mi pulso se acelera, su mano viaja a mi nuca y la sostiene con fuerza mientras que sus labios se vuelven más demandantes acoplándose sobre los míos profundizando el beso

Te quiero solo para miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora