Sara
Una semana después...
Mientras mi madre iba hacer las compras yo hacía el almuerzo de hoy. Saque todos los ingredientes que iba a necesitar y de apoco comencé a cocinarlos todos.
Escuche mi teléfono sonar y el nombre de Madison apareció en la pantalla, rápidamente conteste.
-¿Como va todo allá Maddie?-pregunte y puse el teléfono en el mesón con el alta voz encendido para seguir caramelizando las cebollas en el sartén.
-Es un desastre, que suerte que te fuiste o de lo contrario te habrías estresado- respondió agitada.
-Tengo suerte, ¿eh?
-Si- gruño- aparte el jefe esta más enojado de lo normal y nadie puede soportar su carácter de mierda. Si antes lo soportaba para mantener mi trabajo pues ahora no lo hago.
-Creo que necesitaras unas vacaciones- reí.
-¿Como has estado tú y el bebé?- preguntó cambiando de tema.
-Yo he estado muy bien la verdad, no he tenido absolutamente ningún malestar.
-Eso es muy bueno.
-Y respecto al bebé, aun no hay señales de que vaya a aparecer.
-Creo que se hará esperar por aparecer, que malo es- bufo Maddie.
Mamá apareció por la puerta y me saludó en silencio al verme con el telefono.
-Llego mi madre, te llamo después ¿vale?
-Bien, sigue disfrutando de tus vacaciones que yo voy a seguir trabajando como esclava- dijo y corto inmediatamente. Deje el teléfono en el mesón y me concentre en mi madre que parecía nerviosa.
-¿Que pasa mamá?- pregunté.
-Mmm cariño no sé como te tomaras esto, creo que me querrás matar.
- No sigas mamá, me estas asustando- dije acercándome. Su rostro estaba bastante pálido y su mandíbula tiritaba levemente lo que para mi era señal de lo cual nerviosa estaba.
-Hay alguien que te quiere ver Sara, por favor dale la oportunidad de poder explicarlo.
-¿A quién tengo que conocer?- pregunté.
-A tu padre- dijo y su voz se quebró. Por un rato estuve sin habla pero después comencé a reír.
-No debes bromear con eso, por dios te dije que no quería saber nada de él- salí rápidamente del salón pero por poco me caigo al chocar contra alguien.
-Pero yo si quiero saber de ti- respondió una voz masculina. Fije mi mirada en él y lo examine. Podía reconocer algunos rasgos míos en su rostro, desgraciadamente mi tono de cabello castaño claro y mi fina nariz eran una copia exacta de él.
De seguro este señor era mi padre.
-Creo que se equivocó de casa, señor- fue lo único que pude expresar luego de estar unos minutos en silencio. Se volvió todo muy incomodo ya que él no se atrevía a decir ni una palabra más.
-Sara...-comenzó.
-No. Por favor no necesito escuchar ninguna explicación si es que la tienes, no quiero escucharte y amablemente te pido que te vayas de la casa de mi madre.
-Aunque sea escucha lo hija, tal vez escucharlo te pueda ayudar a apaciguar ese dolor que te dejo el que él no haya estado contigo- recomendó mamá visiblemente afectada.
-Solo quiero conocerte y que me puedas...
-No- lo interrumpí.
-Necesito que me escuches, cometí muchos errores con tu madre y contigo muchos más, he pasado veintiseis años de mi vida arrenpintiendome cada vez que pienso en ustedes, lo cobarde que fui por dejar sola a la mujer que amaba esperando un hijo mío.
-¿Que de culpa tengo yo de que hayas sido un cobarde de mierda con mi madre y no hayas querido aceptar tu paternidad?
-Tenía miedo de lo que diría mi familia- confesó finalmente y removió su cabello lamentablemente del mismo tono que el mío.
-Debías asumir tu responsabilidad conmigo- dije y sentí mi rostro mojado por las lágrimas- ¿que culpa tenía yo de lo que diría tu familia? Solo te preocupaste de ti.
- Yo tenía una familia, estaba casado, tenía dos hijos y le fui infiel a mi esposa con tu madre.
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El Jefe, mi mayor error.
RomanceMi jefe se intereso en mi, pero vamos, que no de una forma sentimental, más bien sexual. Mi vida por un momento fue emocionante, salía con Kennet, nos divertíamos juntos y probé cosas que jamás se me hubieran pasado por la cabeza hacer. Aún que toda...