Sara
- ¡Pero si es mi niña hermosa! –exclamó Kennet en cuando nos vio cruzar la puerta de su habitación.
Danielle inmediatamente reacciono ante la voz de su padre y se removió entre mis brazos para que la bajará. Kennet se tapó la boca con emoción cuando vio que Danielle ya no caminaba afirmada de algo, sino que ahora lo hacía sin ayuda, solo un poco tambaleante. Así llegó hasta la cama, y como esta era alta, clamo mi ayuda abriendo y cerrando sus manitos en mi dirección.
Me apresuré a llegar a su lado y la deposité en la cama, en donde inmediatamente se lanzó a los brazos de Kennet. Él la achucho por un largo rato.
-No puedo dejar de abrazarte, bebé. No cuando estuve a poco de no poder hacerlo nunca más.
De manera distraída seque una lagrima que estuvo a punto de bajar por mi rostro, estaba muy sensible. Ver a Danielle y a Kennet juntos, era algo que en algún punto llegué a pensar que no volvería a ocurrir, y me sentía feliz que la vida, el universo o lo que fuera nuestro destino, nos haya podido conceder una nueva oportunidad, una que solo algunas personas lograban conseguir.
Danielle llevo sus manos al rostro de Kennet, como si lo estuviera evaluando, y luego, contra mi suposición que ella lloraría, le sonrió mostrando sus pequeños dientitos.
- ¿Cómo es que tu cada día estás más preciosa? -La abrazó y luego sonrió en mi dirección. –Eso también te incluye a ti, Sara
Con rapidez puse las manos sobre mis mejillas al sentir como estas se enrojecían. -Hola a ti, Kennet.
Él se carcajeo ante mí reacción y acomodó a nuestra hija entre sus brazos. Danielle parecía entusiasmada por acaparar toda su atención. Podía entender esa necesidad de parte de ella, era obvio que lo había extrañado.
-No sé qué será de mí cuando algún hombre este detrás de Danielle. No soportaré a quién sea que quiera tener a mi hija para él –soltó de repente. Alcé una ceja en su dirección y me senté a los pies de la cama.
Sabía que Kennet era celoso, vamos, él era muy celoso como para ocultarlo, pero me parecía gracioso que él se estresará por algo que probablemente pasaría en unos veinte años, o por lo menos esperaba que fuese así.
-No seas exagerado –rodé los ojos. –Falta mucho para ello. Es un hecho que Danielle va a crecer –le expliqué. Pude ver el miedo en sus ojos mientras hablaba –Y lo que tanto te aterra, terminará convirtiéndose en realidad.
-No voy a dejar que alguien juegue con mi hija –respondió a la defensiva.
-Nadie jugará con ella, porque ella se podrá defender. Será una chica fuerte y no necesitará de nadie para proteger su espalda.
Kennet acarició el cabello rojizo de la bebé con cariño, mientras mantenía el ceño fruncido. Danielle parecía entretenida viendo a los conejitos en relieve de sus zapatos. Se dio cuenta de mi atención sobre ella y con balbuceos me mostró sus zapatos.
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El Jefe, mi mayor error.
RomanceMi jefe se intereso en mi, pero vamos, que no de una forma sentimental, más bien sexual. Mi vida por un momento fue emocionante, salía con Kennet, nos divertíamos juntos y probé cosas que jamás se me hubieran pasado por la cabeza hacer. Aún que toda...