Capítulo 4. Manual para aprender a meterse en problemas

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Este era el mejor día de la historia para Huey Duck, ¡iba a conocer a una de las personas que más admiraba en el mundo! Estaba muy emocionado, tanto que apenas podía contenerse. Se sentía... se sentía como Dewey en un día de cada día.

Pero, por otro lado, había algo en el fondo de la mente de Huey que le hacía sentirse ligeramente escéptico, justo antes de arrancar el coche, su tío Donald les había dicho que Scrooge McDuck le debía un favor. De esas palabras era fácil deducir que Scrooge y su tío se conocía, y si se conocían ¿Por qué el tío Donald nunca les habló de él? ¿Qué les ocultaba?

Ambas emociones estaban en conflicto en la mente del mayor de los trillizos, excitación y preocupación, alegría y miedo; todo mezclado, tratando de determinar cuál debía ganar, si la emoción de conocer al gran Scrooge McDuck o el escepticismo de que si su tío jamás le había hablado de él era porqué era mejor mantenerse alejado del pato más rico del mundo.

"¡No me puedo creer que vayamos a conocer a Scrooge McDuck! Esto es muuuuuy emocionante" gritó Dewey de repente.

Esto hizo sonreír a Huey, realmente, la idea de conocer a Scrooge McDuck era como un sueño hecho realidad. El patito con gorra roja miró adelante con la sonrisa aun en su rostro, pero ésta se desvaneció cuando a través del retrovisor vio la mirada de preocupación de su tío ¿Qué estaba pasando?

La voz de su hermano más joven interrumpió el curso de sus pensamientos.

"¡Y qué lo digas! No puedo esperar por ver la fortuna que posee"

Este comentario, molestó ligeramente al hermano mayor, ¿por qué a veces parecía que su hermanito solo se preocupaba por el dinero?

"¿En serio Louie, eso es todo lo que ansías?" le preguntó cruzándose de brazos, su hermano le miró sorprendido y respondió:

"¿Qué? Es muy rico, solo quiero ver esa fortuna, ¿hay algo malo en eso?"

Huey puso los ojos en blanco, y girando su cuerpo para enfrentar al trillizo vestido de verde, le dijo:

"Para empezar, que ese dinero no es tuyo, en segundo lugar, ese dinero no es tuyo y, en tercer lugar, vamos a la mansión, no a su caja fuerte"

Esta vez fue Louie el que frunció el ceño y un poco más enojado que confundido preguntó:

"¿Por qué has repetido lo mismo dos veces?"

Ante esa pregunta, Huey sonrió y cruzándose de brazos respondió en un tono triunfante:

"Para que te quedara bien claro, Llewellyn"

Louie se enojó por el nombre por el que lo había llamado su hermano mayor, de los nombres completos de los trillizos, el suyo era el que menos le gustaba. Enfurruñándose, el trillizo más joven dijo:

"No me llames así, sabes que odio ese nombre"

Pero Huey simplemente sonrió y respondió:

"Sí, lo sé"

Una risita desde el otro lado del pato más joven captó la atención de los dos hermanos, ambos se giraron y miraron a Dewey que los miraba con una chispa de diversión en sus ojos. A continuación, viendo que tenía la atención de sus dos hermanos, dijo:

"Wow, eso ha sido un golpe bajo Hubert, y yo que pensaba que de los tres eras el más bueno"

Louie aprovechó eso para añadir algo de su propia cosecha:

"Querido hermano, solo puedo garantizarte una cosa, la venganza será terrible"

Los ojos de Huey se abrieron como platos al escuchar eso, pues sabía muy bien que su hermanito lo decía en serio, no en vano lo llamaban el trillizo malvado. El patito vestido de rojo abrió la boca para hablar, pero el trillizo con sudadera fue más rápido y añadió:

Un gran poder conlleva... muchos problemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora