Scrooge estaba molesto, desconcertado, furioso, asustado... la verdad, su corazón era un hervidero de emociones y no sabía cuál era la que tenía mayor fuerza en ese momento. Había sido así desde que Donald le contó que Huey, uno de sus sobrino-nietos... alguien de su familia, tenía magia.
¿Cómo era posible? ¿Cómo podía ser que alguien de su familia tuviera magia? ¡Eso era inadmisible! Pero... tampoco podía culpar a Huey por nacer con algo que no había elegido, porqué nadie a los seis meses de edad sería capaz de haber hecho magia habiéndola estudiado previamente, básicamente porqué ni siquiera había aprendido a hablar o andar, y mucho menos a leer o escribir.
No, si el niño había hecho magia a esa edad tan temprana, había sido porqué, tal y como dijo su sobrino Donald, nació con ella, no había otra explicación. Pero ¿cómo pudo Huey nacer con magia? Era algo sin precedentes en su familia, y en la experiencia de Scrooge, solo en las familias de conocidos hechiceros nacían niños con magia, pero que ¿de una familia normal naciera alguien con magia, y al parecer una muy poderosa? ¡Eso era inaudito!
Y sin embargo tenía la prueba viviente frente a él. Huey estaba allí sentado, en el comedor, desayunando y hablando tranquilamente con Dewey, Louie, Webby y su tío Donald, y completamente ajeno a los pensamientos internos de su tío-abuelo. En realidad, los niños le estaban contando al pato vestido de marinero lo que sucedió durante su torneo de golf.
Si todos salieron vivos de esa aventura no planeada, fue gracias a Dewey, quien realmente demostró que los miembros del clan McDuck llevaban el golf en la sangre.
Pero, pensando en ello más a fondo, Scrooge no sintió nada cuando llegaron a ese círculo de piedras druidas después de que Louie lo desconcentrara y le hiciera golpear la pelota en esa dirección. Sin embargo, el rico pato sí que notó como su sobrino-nieto mayor parecía... inquieto estando en ese lugar, aunque claro, eso también podría deberse a que había estado con Launchpad en ese vehículo, bajo riesgo de estrellarse a cada momento.
Pero cuando pasaron a esa otra dimensión en la que tuvieron que jugar al golf para salvar sus vidas, algo que dijo Huey dio qué pensar a Scrooge. Cuando el rico pato le preguntó al joven por qué seguía haciendo comentarios, el chico respondió:
"Me ayuda a sentir que tengo el control en una situación francamente de locos"
En ese momento Scrooge no le dio mucha importancia, pero después, el rico pato cayó en la cuenta de que muy probablemente el joven dijo eso porqué estaban atrapados en una dimensión mágica con una niebla mágica que los iba a convertir en piedra. Era muy, muy probable que los poderes de Huey le estuvieran advirtiendo que estaban en peligro y el chico hacía esos comentarios para mitigar esa sensación que le devoraba desde el interior.
De hecho, a pesar de que actuó con tanta normalidad como pudo, a Scrooge no le pasó inadvertido que el chico con gorra roja se pasó casi todo el tiempo que duró la competición sudando al mismo tiempo que miraba a su alrededor con aprehensión.
Eso le hacía preguntarse al rico pato ¿cuán poderosa era en realidad la magia que poseía su sobrino-nieto?
"¿-Scrooge?"
Vaya alguien lo estaba llamando, mirando a su derecha, vio a Louie que lo miraba con ojos expectantes.
Negando con la cabeza, el pato escocés miró a su sobrino-nieto más joven y le dijo:
"Perdón ¿qué?"
El trillizo vestido de verde ladeó la cabeza extrañado. Pero aún así, le dijo a su tío-abuelo:
"Preguntaba si estás orgulloso de que Dewey jugara tan bien en ese torneo de golf"
Los ojos de Scrooge se abrieron ligeramente con sorpresa, pero pronto se recuperó y respondió con voz orgullosa:
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Un gran poder conlleva... muchos problemas
AvventuraPoe quiere venganza por lo que le sucedió a su hermana, pero poco sabía que su sed de venganza le llevaría a una situación de la que no podía escapar, al menos no sin ayuda. Por su parte, Donald está preocupado por lo que sucedió la última vez que v...