Donald estaba cansado, buscar un trabajo para ganar dinero, el cual después invertiría en reparar su bote, no era una tarea sencilla. Afortunadamente, los niños parecían estar divirtiéndose en la mansión, eso por una parte le alegraba, los niños no eran responsables de lo que sucedió entre su tío Scrooge y él, pero por otra parte... temía que la historia se repitiera, y que, por culpa de ese rico pato amante de la aventura, alguno de sus sobrinos saliera seriamente herido o incluso desapareciera, al igual que Della...
Pero nuevamente, sus sobrinos tenían todo el derecho de disfrutar viviendo en esa mansión, al igual que su hermana y él lo disfrutaron durante su infancia y adolescencia.
Ese día, el pato marinero había ido a una nueva entrevista de trabajo, pero dada la lejanía del lugar de esta y que encima se había alargado más de lo que Donald había previsto, llegó muy tarde a la mansión, tan tarde que ya había pasado la hora de acostarse de todo el mundo.
El pato marinero llegó a su bote, tenía mucha sed, por lo que fue a beber un poco de agua, sólo para descubrir que se le había acabado. Genial, se había olvidado de revisar sus reservas de agua... otra vez. Parecía no haber fin en su mala suerte. Ahora tendría que entrar a la mansión, solo para poder beber un poco de agua.
Donald salió de su barco y entró en la mansión y se fue directo a la cocina. Tras beber varios vasos del líquido transparente, el pato marinero sintió por fin saciada su sed. Saliendo de la cocina, la mirada de Donald se dirigió hacia las escaleras, tal vez no estaría de más comprobar cómo estaban sus chicos. Sabía que desde que comenzaron a vivir en la mansión, les había dado mucha más libertad que antes.
Esto para él fue muy difícil de hacer, especialmente sabiendo el potencial peligro que corrían, y la amenaza que podía suponer el regreso de Poe, pues, aunque no hubiese tenido noticias de él en los últimos diez años, Donald sabía que al igual que su hermana, el hechicero de la familia De Spell no se rendiría así como así, y el día menos pensado podría presentarse dispuesto a vengarse del niño que le derrotó esa noche, algo que Donald temía que tarde o temprano podría suceder.
Además, tras lo que sucedió en la Atlántida, Donald se había dado cuenta de que por mucho que quisiera proteger a sus chicos, en especial al que tenía magia, los trillizos estaban creciendo, y tenían que aprender a afrontar sus propios problemas, pues no siempre tendrían a su tío con él, por mucho que Donald lo intentara.
Donald suspiró, y cambiando de dirección, comenzó a caminar hacia el piso superior, directo a la habitación de los trillizos. Cuando llegó al pasillo, le pareció escuchar suaves gemidos seguidos de un grito ahogado que venían de... ¡la habitación de los niños! Eso lo asustó, y caminando rápidamente, pero tratando al mismo tiempo de ser lo más silencioso posible, el pato vestido de marinero se paró frente a la habitación de los niños y puso su oreja contra la puerta.
Podía escuchar el crujir de la litera, al parecer, alguno de los niños se estaba moviendo bastante ¿o tal vez levantándose? Donald no pudo soportarlo más, tenía que saber qué estaba pasando, así pues, abrió parcialmente la puerta, dejando que la luz del pasillo iluminara un poco la habitación. Lo que vio, casi le rompió el corazón.
Allí, en medio de la estancia estaba su sobrino mayor, con los ojos muy abiertos y temblando de miedo, además, el pato adulto pudo ver que por el rostro del chico había rastros de lágrimas, muestra de que había estado llorando.
El instinto paternal de Donald se hizo cargo, y pronto se encontró abrazando a su sobrino y recogiéndolo del suelo. El niño abrazó a su tío con fuerza, y Donald pudo sentir que el chico estaba temblando y sollozaba suavemente.
Temiendo que podrían despertar a Dewey y a Louie, Donald salió de la habitación con Huey en sus brazos, tenía que calmar al chico y quería, además, hablar con él para saber qué le estaba afligiendo.
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Un gran poder conlleva... muchos problemas
AdventurePoe quiere venganza por lo que le sucedió a su hermana, pero poco sabía que su sed de venganza le llevaría a una situación de la que no podía escapar, al menos no sin ayuda. Por su parte, Donald está preocupado por lo que sucedió la última vez que v...