Un gran poder conlleva... muchos problemas

Capítulo 6. Solo quería no hacer nada

Louie bostezó cuando finalmente el mundo de los vivos le llamaba a unirse a él. El patito vestido de verde hubiera preferido seguir durmiendo, pero sabía que si lo hacía pronto tendría a su hermano mayor Huey, o tal vez incluso Dewey molestándole para que se levantara, y eso era algo que quería evitar, los hermanos mayores podían ser muy molestos a veces. Pero, por otro lado, para Louie eso significaba que sus hermanos se preocupaban por él, lo que le hacía sentirse querido y seguro. En la casa flotante siempre había sido así, él sabía que, si alguna vez necesitaba algo, sus hermanos estarían allí para ayudarle.

Pensando en la casa flotante, para el patito vestido de verde, el hecho de que ahora vivieran en una mansión era un lujo con el que hace literalmente dos días solo podía soñar, y ahora, allí estaba, viviendo a cuerpo de rey, rodeado de los mayores lujos que podría pedir. El trillizo más joven no podría estar más feliz con su situación, era uno de sus mayores sueños hechos realidad. Ahora eran ricos, ya no tendrían que preocuparse por el dinero.

Además, por primera vez en su vida, Louie podía disfrutar de tener una habitación para él solo y le encantaba, aunque si era sincero consigo mismo, echaba de menos dormir con sus hermanos.

Y lo había echado de menos esa noche especialmente, pues había tenido pesadillas, algunas bastante aterradoras, con los Beagle Boys. Y no era de extrañar que eso le hubiera pasado, pues cuando esos perros los secuestraron a Webby, a sus hermanos y a él, realmente pensó que eso era el final, que iban a morir, ya que Scrooge nunca iba a pagar un rescate por ellos. Uno no se hacía rico si tenía que ir pagando rescates cada vez que secuestraban a alguien de su entorno.

Por suerte, lograron salir de esa situación gracias a Webby. ¿quién lo hubiera dicho? Lo que los sacó de allí no fue que Webby actuara como una persona normal, sino que, al contrario, la normalidad habitual de Webby fue clave para lograr escapar.

Webby era oficialmente la nueva heroína de Louie.

El trillizo más joven se levantó y se acercó a la ventana, corrió las cortinas y se quedó mirando la vista ante él. Louie había elegido estratégicamente esa habitación pues desde ella se veía perfectamente la caja fuerte de su tío-abuelo.

El joven soñaba con que algún día toda la fortuna del rico pato pasaría a ser suya, pues él era en todos los sentidos un heredero directo del clan McDuck, por lo que era lógico que pensara así, ¿no? Louie se apoyó contra el alféizar de la ventana. Suspirando melancólicamente mientras seguía mirando el gran edificio. ¿Cuánto tiempo tendría que pasar antes de que heredara propiamente la fortuna de su tío-abuelo?

Por su visión periférica, un movimiento mucho más cercano de repente llamó la atención del trillizo vestido de verde. Mirando hacia lo que se había movido, vio en la rama de un árbol del jardín a un cuervo con bombín. ¿Con bombín? ¿Para qué necesitaba un pájaro un sombrero? Era ilógico.

Lo más curioso de ese cuervo, es que se parecía mucho al cuervo que Louie había visto el día anterior cuando Webby derribó ese árbol ¿era eso posible? Incluso llevaban el mismo sombrero, ¿es que acaso ese pájaro vivía allí, en el jardín de su tío-abuelo? Tal vez fuera eso, ya que, ¿qué mejor lugar para vivir que la mansión? El cuervo miró entonces en la dirección de Louie, y al patito vestido de verde le pareció que sus ojos se abrieron con sorpresa cuando se dio cuenta de que estaba siendo observado.

Vale, esto ya era demasiado raro, quizás... no estaría de más que le comentara eso a alguien, a sus hermanos, por ejemplo.

El patito vestido de verde se apartó de la ventana y se dirigió al baño que Scrooge les había asignado para su uso. Al entrar, comprobó con cierto pesar que sus hermanos, más concretamente Dewey, ya habían pasado por allí. La toalla de Huey estaba húmeda, pero Louie conocía lo suficientemente bien a su hermano como para saber que nunca se iba de ningún sitio sin dejarlo tan ordenado como lo había encontrado o más. Dewey por otra parte era un caso distinto. Al trillizo mediano no le importaba nada como lo dejaba todo cuando iba a algún sitio. Se despreocupaba completamente de la limpieza, alegando que si lo limpiara le estaría quitando el trabajo a otra persona.