Capítulo 6

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Por fin, Sora había acabado de encontrar todos los Portafortunas de la ciudad, y consiguieron arrastrarlo hacia el lugar adonde llevaba a la guarida del Compositor, aquel sitio al que llamaban Shibuya's River. Antaño pasaba de hecho un río por aquella zona y era comúnmente sabido por los ciudadanos de lo que era aquellos lares en una época que ya nadie recuerda. Pero a día de hoy, solo aquel que se aventuraba a entrar conocía aquel río que pasaba bajo los edificios.

Así que se adentraron por toda aquella zona mientras Shuto y él se abrían paso entre algunos Ruidos. Neku tenía que esperarlos cada vez que eso pasaba, y se entretenía jugando con su móvil a un juego que recién se había hecho famoso, llamado King's Knights.

Tras un rato así, por fin llegaron a Dead God's Path, el último tramo antes de llegar hasta la guarida del Compositor. Si Sora y Shuto ya se sentían nerviosos por estar allí cuando se suponía que no debían, para Neku aquello era todavía peor. Empezó a revivir alguno de sus peores recuerdos, aquellos que todavía lo atormentaban a veces y que lo hacían despertarse entre gritos. Sin duda, el Juego de los Reapers pasó una gran factura en él, no todas para bien, como en muchas otras personas. No solo había visto como vidas se perdían, también había acabado con algunas. Casi que quería salir corriendo de aquel lugar. Pero se obligó a seguir por Sora, Shuto... y sí, Joshua también.

Indicó a ambos chicos adonde tenían que ir, y tras ello, utilizó su Imaginación para poder entrar en el lugar, seguido de ambos jugadores.

***

Joshua no era malo a la hora de defenderse, aquello Riku se lo tenía que conceder. Para alguien que era muy reacio a trabajar en equipo con alguien que no sabía si lo podía atrasar, se encontró a gusto luchando al lado del chico de pelo rubio ceniza.

—Debo admitir que me ha sorprendido tu capacidad de combatir, Josh—admitió Riku mientras hacía desaparecer su llave espada y se quitaba las perlas de sudor de su frente.

—Gracias, Riku—el rubio le sonrió mientras se guardaba un par de pines de vuelta en su bolsillo, quitándose alguno de sus mechones de la cara.

—¿Cómo combates con pines?—le preguntó con curiosidad.

—Oh, es algo sencillo. Simplemente imaginas cuál es el efecto del pin—le sonrió levemente.

—No lo entiendo.

—¿Te acuerdas del Juego de los Reapers, el de Ciudad de Paso?

—Sí, claro.

—Digamos que luchar con los Atrapasueños fue algo excepcional. Lo normal es que se juegue con pines mediante psychs, es decir, utilizas tu mente para activar el poder de los pines.

—Parece una rayada—comentó Riku.

—¿E invocar un arma con forma de llave no es una rayada?—contraatacó con una risa.

Touché—Riku se encontró riéndose con el rubio, cómodo con la nueva compañía... Aunque eso no quitaba que echaba de menos a sus amigos.

Se quedaron en silencio después de aquello, cada uno inmerso en sus propios pensamientos... Cada uno pensando en si serían capaces de volver a casa.

***

Sora miraba a su alrededor con curiosidad, pensando en posibles escenarios que podría encontrarse con quien quiera que estuviese allí usurpando el puesto de su amigo.

Si hubiese dicho —o tan solo pensado— que estaba tranquilo en aquel momento, habría mentido vil y descaradamente. Se sentía tan nervioso por dentro que quería vomitar el plato de ramen que se había comido antes de ir hasta allí, las manos le sudaban como nunca lo habían hecho anteriormente y algunos mechones de pelo estaban pegados tanto a su frente como a su nuca, debido a aquel sudor frío que lo recorría y que cada vez le molestaba más.

—Sora, portador de la llave espada.

Sora se tensó, mirando a su alrededor hasta encontrar la fuente proveniente de aquella voz. Ni más ni menos que aquel que se había encontrado en el parque. Intentó invocar su llave espada por puro instinto al ver una gabardina negra, pero se encontró al borde de un ataque de histeria cuando recordó de la peor forma posible —que no se materializaba en su mano— que había perdido su poder durante el tiempo que durase el Juego. Se encontró de repente vulnerable, indefenso, y su mente evocó recuerdos lejanos de un niño de catorce años que perdió su hogar y a sus amigos sin que pudiese hacer nada, porque estaba indefenso ante aquellas criaturas que se habían llevado todo lo que quería.

—Un portador sin igual. Sin miedo, capaz de enfrentarse él solo a los mayores peligros de la historia... Y sin embargo, aquí estás—su voz se le hacía extrañamente familiar, cosa que no hacía más que avivar la llama que lo empujaba al borde del ataque de nervios.

Analizó rápidamente el contorno del desconocido, y se encontró dudando de si aquella figura era la misma que había visto en el parque. Descartó finalmente que fuese la misma persona, y preparó sus mejores pins en su mano.

—¡¿Quién eres?!—le incriminó, colocándose en posición de combate.

—¿En serio? ¿No me reconoces?—la risa que emanó de aquel encapuchado hizo que le recorriese un escalofrío por toda la espalda.

Neku y Shuto se miraron, sin saber muy bien qué hacer para ayudar al castaño, pero supusieron que serían un estorbo para el muchacho. Neku ya había comprobado aquello antes, cuando un simple movimiento de muñeca lo mandó fuera del ring; y a Shuto tampoco le tenían que decir dos veces cómo de fuerte podían ser.

—Está bien, si quieres me presento de nuevo. Pero esta vez con mi verdadero nombre.

Sora frunció el ceño, esperando la respuesta de aquel desconocido.

—Mi nombre es...

Se creó un momento de tensión, precedido por dos consonantes y dos vocales que al muchacho no le sonaban, pero que tampoco le inspiraban confianza.

—Luxu...

7 Days Left [Post Kingdom Hearts 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora