Capítulo 8

138 8 21
                                    

El temido séptimo día llegó para ambos muchachos. Sora lucía pálido aquella mañana, consciente de lo que pasaría una vez acabasen la última misión. Quería rezar, rogar por un milagro. Quería tirarse en el suelo, ponerse en posición fetal y llorar y gritar hasta dejarse la voz en ello. No quedaba rastro de la expresión alegre del muchacho. No quedaba rastro de brillo en sus ojos, de ganas de vivir. Si no se había muerto ya era porque arrastraría a Shuto con él. Pero sentía que no era más que una marioneta, y eso le daba ganas de vomitar, cosa que al final acabó haciendo. Vomitó bilis, ya que no tenía todavía nada en el estómago, pero eso no le hizo sentirse mejor. Nada podía hacerlo sentir mejor.

—Sora...—lo llamó Shuto, sentado en el suelo pensativo mientras esperaba a que le llegase el mensaje de su misión.

—Dime...—contestó el muchacho, mirando sus pies mientras se sentaba a su lado.

—Neku me dijo que te dan varias opciones al terminar el Juego. Puedes revivir, seguir jugando otra semana o convertirte en Reaper—se quedó en silencio, esperando a que Sora dijera algo, pero al ver que no lo hacía, continuó hablando—. He pensado en elegir la opción de jugar otra semana. Así no estarás solo...

—No—replicó Sora de forma rotunda—. No malgastes la oportunidad de vivir. Seguro que tienes amigos que querrás volver a ver. Seguro que tienes una familia que espera poder cenar contigo otra noche. Seguro que tienes una vida normal que recuperar. Yo no tengo nada de eso—Sora recogió las piernas hasta su pecho, apoyando la barbilla sobre el hueco entre ambas rodillas—. Mis amigos piensan que estoy muerto para siempre. Mi madre ya no me espera. Ni siquiera puedo ir al instituto, me perdí los últimos tres cursos. Y aunque reviviese, tendría que volver al campo de batalla... A mí no me queda nada por lo que vivir, a ti sí.

—Si revivieses podrías empezar aquí una nueva vida—replicó a su vez Shooter—. Podrías venirte conmigo y...—fue interrumpido por el castaño.

—¡No voy a tener una segunda oportunidad, Shuto! ¡Olvídate ya de mí!—chilló, sus ojos soltando lágrimas en contra de su voluntad.

El contrario se quedó cohibido, sin saber qué decir. Murmuró un par de sílabas sin sentido alguno, y luego miró al suelo, suspirando.

—Lo siento... Solo...—de nuevo fue interrumpido, esta vez porque Sora se había levantado y secado las lágrimas.

—Da igual. Sé que no lo hacías con malas intenciones. Solo... solo terminemos esto. Yo seguiré en el Juego, ayudando a otros, hasta que muera. Y tú recuperarás tu vida.

Shuto se había dado cuenta de que Sora se había distanciado de él desde que a ambos les cayó aquel balde de agua fría, pero no sabía interpretar por qué. ¿Era por intentar mantenerse fuerte? No, él había visto que la fuerza de Sora venía de sus amigos, de pensar que lo esperaban en casa, de saber que estaban bien, y de saber que él lo apoyaba. ¿Lo culpaba? No lo creía, Sora no era ese tipo de persona. Tenía un corazón demasiado puro para odiar a alguien. Finalmente suspiró y sacó su móvil, recibiendo la notificación, y se pusieron en marcha, dirección Udagawa, para terminar con aquello.

***

—Ya es el tercer mundo que visitamos, Kairi—se quejó el rubio—. En dos días. ¿No podemos descansar? Esto es de locos.

—Vamos a terminar de explorar este mundo. Si no está, descansaremos y seguiremos.

—Está bien.

El rubio suspiró, siguiendo a la chica con pesar. Llevaba cuarenta y ocho horas sin dormir, y su cuerpo le estaba pidiendo descanso. Lado negativo de llevar once años dormido. Necesitaba ya un lugar donde echarse como peso muerto a roncar, porque con el cansancio que llevaba, ya solo esperaba roncar ligeramente. Pero si causaba un terremoto, culparía de ello a la pelirroja.

—¿No puedes seguir tu conexión con él?—le preguntó Kairi de repente, sacándolo de sus pensamientos.

—¿Perdón?

—Tu tienes una conexión física con él, ¿no?

—Sí, con su corazón, pero no sé si eso funcione o si siga ahí.

—Inténtalo. O no duermes esta noche en una cama.

Ven suspiró.

—Lo que la princesa diga...

—¡VEN!

***

—Joshua.

El nombrado se giró a su compañero, mirándolo con curiosidad. Riku lo miró con cansancio.

—¿Crees que saldremos de aquí?

El rubio asintió, sonriendo.

—Solo tenemos que encontrar una manera de salir de este mundo.

—¿Mundo?

—Es una copia de mi mundo original. Deberíamos buscar la salida.

—¿Dónde?

—No lo sé.

Riku suspiró de nuevo. Le daba la sensación de estar dando vueltas en círculo, sin avanzar. Y aquello era algo que le irritaba profundamente. La paciencia no era su mayor virtud en aquel tipo de casos.

—¿Por qué me recuerda a aquella vez que nos conocimos en Ciudad de Paso?

—Esto está hecho con el fin de desterrarme. Ni siquiera se ve personas caminar. No está ni terminado este mundo.

—¿Por qué querría alguien desterrarte?

—Para no recuperar mi puesto. Es algo muy codiciado. Hasta entonces estaba preparado... Pero esta vez no lo vi venir...

Riku lo miró, sintiendo en su tono de voz el sabor amargo que le dejaban a su amigo aquellas palabras, así que decidió no seguir preguntando.

***

—Se acabó...—murmuró Sora mientras veía cómo el GM desaparecía. Agachó la mirada, y Shuto estiró su brazo hacia él con intención de animarlo, pero no sabía cómo. No sabía cómo animar a alguien que iba a perder una oportunidad como aquella. Sora tan solo subió la cabeza y le sonrió, y juraba que nunca le había dolido más ver una sonrisa—. No te preocupes, estaré bien.

¿Cuándo, a Sora, le había empezado a doler tanto decir aquellas palabras? ¿Por qué nunca nadie se le preguntaba cómo se sentía? Se sentía mal consigo mismo por aquellos pensamientos egoístas, pero también deseaba que alguien hiciese aquello.

De repente una luz potente los cerró por un momento, y al siguiente momento, Sora estaba solo. Jugando en el retorcido Juego de Xigbar. Sintiéndose incluso inferior a un peón. Ya no era una figura en un tablero.

Era un títere, y sus cuerdas lo asfixiaban poco a poco.

7 Days Left [Post Kingdom Hearts 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora