Capítulo 11

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Despertó con un dolor de cabeza increíble, casi peor que una migraña o una jaqueca. Se llevó las manos a la cabeza y apretó fuertemente los ojos, hasta que logró calmar aquellos martillazos dentro de su cráneo. Fue cuando abrió los ojos de nuevo que se encontró en un sitio desconocido, a solas, rodeado de Ruidos y sin ver a su compañero al lado.

—Jo...der...

***

—Entonces sí que estás muerto...

Sora asintió a la afirmación del rubio.

—Y no puedes revivir.

Solo atinó a asentir de nuevo.

—¿Y quién era el Compositor?

—¡XIG-BAR!—exclamó, exasperado con la lentitud del rubio.

—Sí...—hubo un breve silencio—. Vale no, ni idea de quién es.

—El del parche y la cicatriz, Ven—le intentó explicar Kairi con algo más de paciencia que el castaño.

—¡Espera! ¡¿Te refieres a Braig?!—le preguntó, o más bien chilló, el chico.

—Sí, él—suspiró y recargó su cabeza sobre la mesa del local.

—No creí que conocería a alguien con menos luces que Beat y Sora—murmuró a su vez Neku, para que ninguno de los dos presentes escuchase aquello.

—Entonces, si no me equivoco, ¿lo que quieres es que quitemos de en medio a Xigbar?—preguntó Kairi.

—No es tan fácil—interrumpió el chico de pelo anaranjado—. Quien destrona al Compositor debe convertirse en Compositor...

—¿Entonces no podemos hacer nada?

—Habría que esperar a que apareciese Joshua—contestó Shiki, quien se había unido al grupo de chicos y chica hacía poco—. El puesto de Compositor era suyo, y supongo que vendrá a recuperarlo...

—El problema es que tarde en venir y Sora tenga que jugar una tercera semana—añadió Neku.

—Entonces jugaría yo una tercera semana—replicó Shuto.

Sora a su vez solo tenía todavía la cabeza apoyada en la mesa, sintiendo otro de aquellos bajonazos que le habían empezado a dar desde que llegó allí. Sí, se alegraba de ver a dos de sus amigos, pero las circunstancias eran penosas, y encima tenía que pedir ayuda porque él no podía hacer nada en aquella situación, convirtiéndose en un peso para cuatro de sus amigos, todo por ser un estúpido y no seguir las reglas.

Se sorprendió cuando sintió una mano en el cabello, alborotando este levemente, y levantó la mirada para encontrarse con los ojos azules y aquella sonrisa que tanto había añorado en tan solo una semana y media. Le devolvió la sonrisa con otra un poco más pequeña que la que ella le había dado, pero que seguía siendo sincera.

—¿Sora preocupado? Esto es nuevo—se burló Kairi, sonriendo.

—No puedo evitarlo. Estoy aquí encerrado—suspiró el muchacho—. Y tampoco puedo abusar del pobre Shuto. No quiero que juegue una tercera semana.

—A mí no me importa, Sora—replicó el nombrado—. Sabía lo que hacía cuando hice mi elección. Y si tengo que volver a elegir jugar una tercera semana, lo haré. Para eso están los amigos—le dio una sonrisa.

—Parece que no pudiste caer en mejores manos, ¿eh? Sois como dos gotas de agua.

Hubo un pequeño silencio entre todos, en el que el dueño del local de ramen fue a servirles la comida, y antes de irse le alborotó los pelos a Sora, el cual había vuelto a enterrar su cabeza entre sus brazos.

—¿Todo bien, pequeño?—le preguntó, sonriendo. Sora alzó la cabeza y sonrió, asintiendo.

—Día de bajona, eso es todo—contestó.

—Lo supuse, así que hice esto extra para ti.

Le dejó al lado del ramen un pequeño dulce japonés, a lo cual el castaño se quedó algo cortado, pero sonrió ampliamente. Le gustaban los dulces de Shibuya, eso era ya algo conocido por el grupo que había estado con él una semana y media, y también el apodo que el dueño le tenía.

—¡Muchas gracias señor!—respondió, ya visiblemente más animado, mientras el dueño le volvía a alborotar los pelos.

—Eso está mejor.

Ventus y Kairi se quedaron boquiabiertos ante la escena que había pasado delante de ellos. Kairi sabía que Sora era capaz de hacer amigos corriendo, pero le sorprendió el cariño que le había mostrado el dueño del local. Ventus también sabía cómo era Sora, al fin y al cabo se parecían en más aspectos de los que pensaba al principio, pero también le pilló desprevenido aquello. Para el resto, ellos simplemente sonrieron, dijeron "¡Que aproveche!" y empezaron a comer, Sora incluido.

—Vamos a ver, resumiendo—empezó Kairi de nuevo. Sora sonrió levemente, sintiendo que le gustaba más aquella Kairi que llevaba la iniciativa. Se sonrojó levemente ante aquel pensamiento, y se dedicó a escuchar a su amiga—. Tenemos que esperar a que vuestro amigo vuelva para que podamos quitarnos a Xigbar del medio y Sora reviva.

—Básicamente—contestó Neku.

—El problema es que el Compositor es casi como un dios—añadió Shiki—. Si ya es difícil luchar contra un Reaper o un Game Master, luchar contra el Compositor es casi un suicidio.

—Después de que lucháramos contra Xehanort, no creo que cueste tanto. ¡Tenía la maldita Llave Espada χ!—exclamó Ventus, su cara casi metida en el bol de ramen.

Esta vez fue el turno de Kairi de sufrir el bajonazo. Ella no ayudó en aquella ocasión, y su muerte no solo causó que Sora, cegado por la rabia, se dejase llevar hacia el plan de Xehanort, sino que además fue el motivo por el que estaba allí, en ese momento, en esa situación. Y esta vez era la ocasión del castaño de animar a la pelirroja, colocando su mano libre sobre la de ella, sonriendo ampliamente.

—No te preocupes, estoy bien. No puedo estar en mejor compañía, y ahora hay una buena oportunidad. Da igual si esa vez no pudiste ayudar, te tiramos a una batalla casi sin experiencia, y tal vez el destino te tenía preparado esta ocasión para que brilles.

La chica pestañeó un par de veces, pensando en quién era ese chico y qué habían hecho con su Sora, pero luego sonrió y asintió, y empezó a comer junto al resto.

Esta vez sí que harían las cosas bien. Esta vez volverían todos a casa.

7 Days Left [Post Kingdom Hearts 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora