Capítulo 9

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El primer día de la semana siguiente llegó, y con él, la búsqueda de un nuevo compañero. Sin embargo, Sora no sentía necesidad alguna de buscar una pareja, por lo que simplemente se sentó delante de la estatua de Hachiko, mirando cómo la gente pasaba por allí mientras su reloj descontaba lenta pero firmemente los segundos que le quedaban para que su vida se extinguiese. Tenía el debate interior de si intentar encontrar una pareja para el Juego y dejar que Xigbar lo controlase o tirar la toalla y dejar que el contador llegase con sus cuatro dígitos a cero.

Pero el destino le dio su respuesta cuando alguien se acercó a él. Lo miraba fijamente, Sora lo sabía, y aquello solo era signo de que era otro Jugador. Alzó la mirada, encontrándose con un rostro que no pensaba que volvería a ver.

—¿Quieres ser mi compañero para esta semana, Sora?

***

—¿Adónde vamos, Ven?

—¡Ssshhh, no me desconcentres!

Kairi se quedó muda ante la respuesta del rubio, pero el contrario solo pilotaba con insistencia. Había sentido su conexión con Sora, aunque hubiese sido solo un efímero instante, y había arrastrado a la pelirroja a la nave para salir pitando del último mundo en el que habían estado.

—¿Qué es lo que te tiene así de loco de repente?

—Lo he notado—fue todo lo que murmuró el rubio.

—¿Cómo?—preguntó la pelirroja, desconcertada.

—Ha sido un efímero momento. Como si su corazón hubiera vuelto a este mundo. Ha sido tan corto que casi lo confundo, pero... Pero era él.

Kairi suspiró y se dejó caer en su asiento, sujetándose para sobrevivir a una velocidad que amenazaba con estrellarlos contra un meteorito. Juraba después de eso no volver a dejar manejar la nave a Ventus.

Las horas pasaban para ambos, uno demasiado concentrado para siquiera sentir hambre, sed o ganas de evacuar, y para la otra, que ya se había acostumbrado a la velocidad suicida de Ven, se había quedado dormida hasta que cierto rubio la zarandeó con fuerza.

—Hemos llegado.

Kairi abrió los ojos y miró por la ventana, viendo altas construcciones a todo su alrededor. Miró a Ven con algo de duda, preguntándose si el chico no se habría vuelto loco.

—Créeme, Kairi, es aquí.

—Vale, vale, bajémonos.

Ambos dejaron la nave en la órbita y bajaron, ambos suspirando mientras miraban los rascacielos sin saber muy bien qué hacer.

—Este mundo... tiene que ser este...

—¿Por qué Sora iba a ir a parar a un mundo como este?

—Noto su conexión. ¿Acaso no lo sientes, Kairi?

Kairi se quedó un momento callada, pensativa, hasta que sus ojos de repente se iluminaron con un brillo de reconocimiento.

—Lo noto...

—Vamos a buscarlo.

***

—Esto parece el final—murmuró Riku mientras miraba el final de la ciudad.

Pero era verdaderamente un final. Si daban un paso más en falso, caerían al vacío. Riku se preguntaba cómo un mundo copiado podía estar tan mal hecho, pero luego recordó aquella vez que DiZ y él hicieron la Villa Crepúsculo Virtual, y se le iluminó la bombilla.

—Debemos encontrar un terminal.

—¿Una terminal?—preguntó Joshua, creyendo que se refería a las terminales de los aeropuertos.

—No, un terminal. Un ordenador.

—¿Qué?

—Debería habérmelo planteado antes—murmuró para sí mismo.

—¿Riku?

—Solo hay dos modos de que un mundo sea copiado. Una de las maneras es estar en un sueño dentro de un sueño. Como lo que nos pasó cuando nos conocimos. Aunque esas copias son más perfectas, no eres capaz de distinguirlas así sin más.

—¿Y la otra?

—Un mundo virtual.

—Supongo que estamos en un mundo virtual entonces.

—Sí. Errores como este lo dejan claro. ¿En qué parte estamos, Joshua?

—Este es el barrio de Shinjuku.

—Y tú eras del de...

—Shibuya. ¿Por?

—¿Sabrías dirigirnos allí?

—Creo que sí.

—Entonces vamos. No perdamos tiempo.

Joshua asintió y comenzó a caminar, Riku siguiéndolo. Si su teoría era cierta, el terminal debería estar en la Shibuya de aquella copia.

***

—Parece que estás otra semana atado a mí—se rió el muchacho mientras caminaban la zona de la misión.

—Pero, ¿cómo?

Se encogió de hombros, restándole importancia.

—Solo sé que me desperté y de nuevo estaba jugando. ¿No te alegras de ver mi hermosa cara de nuevo?—se mofó.

—Hubiera preferido ver la cara de un Ruido—se burló el castaño, sonriendo.

—Gracias, yo también te quiero, tío.

Ambos se rieron, como si fuera el reencuentro más normal del mundo.

—Supongo que tendré que salvarte el culo por otra semana.

—Como si no te lo hubiese salvado yo veces.

—Menos que yo de seguro.

—¿Hacemos una apuesta?

Ambos chicos se sonrieron, picados el uno con el otro, y salieron corriendo a la caza de Ruidos. Porque habían aprendido que los dos juntos eran imparables cuando se lo proponían, porque ambos se habían dado cuenta de que eran el equipo perfecto.

Tal vez sobrevivir otra semana no sería tan malo después de todo.

7 Days Left [Post Kingdom Hearts 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora