ocho

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Temo entró en la escuela y se apresuró a buscar a Aristóteles por todos lados mientras las calcamonias corrían a sus respectivos salones porque las clases estaban por comenzar, había pasado más temprano por la casa de su novio y Polita le había dicho que Aris había salido más temprano de lo habitual y que creía que se encontraba con él, cosa en lo que estaba equivocada.

Buscó por un par de salones que normalmente estaban vacíos hasta que finalmente lo encontró, estaba en la sala de música tocando el piano y estaba por entrar completamente feliz de finalmente verlo hasta que una voz lo interrumpió.

— ¡Eso estuvo genial, Aristóteles!

— ¿En serio te gustó? Aún tengo que mejorar pero...

— Estuvo increíble, ya quiero escuchar mi canción completa.

— No te preocupes, Ana, la tendré cuánto antes y sé que te va a encantar.

Una castaña se acercó a abrazar al rizado y depositó un beso en su mejilla para después despedirse y dirigirse a la salida, donde estaba Cuauhtémoc con los brazos cruzados y una ceja levantada, necesitaba explicaciones. La niña lo observó y tan solo lo examinó de arriba a abajo, haciendo una mueca de desaprobación.

Estaba por entrar a la sala de música cuando la campana que anunciaba el inicio de las clases sonó, haciendo eco en toda la escuela. Aristóteles se spuso se pie y comenzó a tomar sus cosas para irse, así que Temo se apresuró en llegar hasta su salón. Esperaría a que Aris le contará su versión de lo que estaba sucediendo con aquella chica, y si no lo hacía entonces era que estaba saliendo a escondidas con ella.

Dios, realmente precenciar aquello le había hecho mal. Pero no podía verse derrumbado en la escuela.

Se sentó en su lugar de siempre y un par de minutos después entró Aristóteles sonriente, depositando un beso en su mejilla mientras se sentaba en el pupitre de detrás.

— Hey, ¿llegaste hace mucho?

— Lo mismo te iba a preguntar a ti, pasé a tu departamento y no estabas.

Aunque Temo trató de hacer que su voz sonará normal no lo logró del todo, por lo que se mantuvo viendo la pizarra y lo que sea que Grecia estaba haciendo frente a ellos en ese momento. No podía quitar de su rostro la mueca de desaprobación que había puesto cuando había escuchado a su novio decirle a alguien más que su canción estaría pronto.

— No llegué hace mucho, es solo que mi mamá me dijo que le hiciera un encargo y me entretuve.

— ¿En serio? ¿Y a dónde fuiste?

— A ningún lugar en especial... Solo fui a la tienda.

Aris se mantuvo sonriente y comenzó a sacar las cosas que usaría en clase de su mochila, jugando un poco con el cabello de la nuca de Cuauhtémoc de vez en cuando.

PROBLEMS // aristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora