15. El chico pelinegro.

318 31 19
                                    

"El saber que era una chica..."

Ya había pasado cerca más de un mes desde mi estancia en la universidad. Por una extraña razón, Hunter era diferente conmigo. El que él supiera mi identidad fue lo primero que cruzó por mi cabeza, pero éso no podía ser posible. Era muy cuidadosa con cada paso que daba, pero uno nunca sabe cuando puedes tropezar o, peor, caer. Sin embargo, no me incomodaba, al contrario, me agradaba. El ser tratado como un chico ya era bastante incómodo, y el que Hunter cambiara su comportamiento conmigo siendo menos brusco ya era una ventaja bastante grande.

Ésta mañana, al despertarme me encaminé al cuarto de baño. Mis ojos se encontraban entrecerrados y los abrí de golpe al ver que el seguro de la perilla ya funcionaba correctamente.

¿Quién lo arregló? Pensé. Hunter.

Ésto me recordó que, él ya podría saber que era una chica fingiendo ser chico. Pero me negué ante esa posibilidad.

Él podría querer arreglar la seguridad de la puerta para evitar la entrada de intrusos a nuestro baño y dejarlo infestado de olores repugnantes. Ésa era una mejor posibilidad, la cual decidí creer.

Más tarde, me dirigí a paso lento al aula que compartía con Thomas: Filosofía. Una de las asignaturas que más detestaba, porque no entendía las frases más conocidas de Platón, Sócrates o cualquier otro filósofo. En realidad, me importaban un carajo. Pero, lamentablemente, era una asignatura obligatoria.

Thomas. El chico de ojos marrones se encontraba en los asientos del centro con audífonos puestos y luciendo lentes.

Tomé asiento a su lado y sacudí la mano en frente de su rostro para que me viera. Lo cual hizo, dedicándome una sonrisa.

ㅡBlandito ㅡdijo al mismo tiempo que pellizcaba una de mis mejillas.

ㅡBasta ㅡreí. Un chico pelinegro observó la escena con seriedad.

Todos me seguían viendo como el chico pervertido y homosexual del campus. No había, aún, encontrado la forma de que olvidarán ése cotilleo. Comenzaba a sentir que me acosaban o que alguien me vigilaba. Lo que me asustaba.

Thomas quitó su mano y tomó un lápiz mordiendo la goma.ㅡ ¿Hiciste la tarea de filosofía?

Reí ante su pregunta.ㅡ ¿Me preguntas hasta ahora? Claro que la he hecho y no dejaré que me copies.

Él solo bufó y se incorporó en su pupitre al ver entrar al profesor.

Thomas era mi único amigo, además de la pecosa. Lo sé, es raro. Pero yo lo conocía desde hace tiempo y, el tener cosas en común, me hizo acercarme nuevamente a él como un amigo. Él creía que era hombre y realmente nunca pensaba decirle que era mujer, ni mucho menos Zoé; la chica a la que le rompió el corazón.

Mi curiosidad era tan grande que deseaba saber la razón de Thomas para abandonarme sin dar explicaciones.

El profesor me llamó la atención por no poner atención a su clase y no contestar una pregunta que, según él, toda persona debía saber.

Salí del aula junto con Thomas. Él se despidió y yo seguí mi camino hasta mi casillero. Cuando abrí éste, una nota flotó en el aire y cayó en mi mano. La arrugué enseguida de ver su contenido.

"Las personas como tú deben morir."

El pánico se apoderó de mí y podía escuchar los latidos de mi corazón.

ㅡ¿Estás bien?

Guardé el papel de nuevo en el casillero y la cerré de golpe.

Me giré para encontrarme un Hunter preocupado y con el ceño medio fruncido.

Tears are Falling | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora