37. Chico ideal.

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"Nunca fui aire para ti, tal vez una brisa pasajera que pretendía ser aire, puede ser que haya sido solo una ilusión, yo creí que podía quedarme a tu lado para siempre si lo deseaba, pero la brisa una vez que pasa nunca regresa al mismo lugar."

El ambiente era tan oscuro como sus trajes; el chico ojiazul postrado de rodillas en donde yacía el túmulo de su padre fallecido. Todos se habían marchado hace tiempo, pero el chico se quedó.

Ahí estaba ella, esperando por él. Cada palabra de Hunter la hacía querer llorar y correr a consolarlo, pero él no sabía que Zoé lo escuchaba escondida detrás de un árbol frondoso.

El ojiazul se levantó sin sacudir sus pantalones sucios, consecuencia de la tierra donde segundos antes se encontraba arrodillado. Caminaba tambaleándose y con los ojos rojizos. Se sostuvo del árbol donde Zoé estaba, pero no se percató de su presencia.

Parpadeó y luego siguió caminando. Así, por toda la ciudad. Zoé no sabía a donde se dirigía, pero estaba segura que tenía que acompañarlo en su dolor, aún si fuera de lejos. Su primera parada fue el cine, donde se decidió por una película de comedia. Él hasta la última fila y ella seis lugares en la misma fila. Cuando comenzó la película, las risas de los espectadores era un concierto, pero el serio rostro de Hunter la hizo derramar unas cuantas lágrimas.

Después, a la mitad de la película, Hunter entró a un bar. Ella no tuvo permitido pasar, pero lo esperó hasta que saliera. Los minutos e incluso horas pasaron; mientras Zoé esperaba en una banca fuera de ese lugar. Observaba a la gente entrar y salir del lugar, unos hasta el último nivel de ebriedad, otros no tanto. De solo imaginarse cuál sería la condición de él, la hacía querer emplear un plan para lograr escabullirse en el bar y sacar a Hunter de ahí.

Miró por enésima vez el reloj de su muñeca, regalo que Dave le había obsequiado en navidad antes de irse. Las manecillas marcaban las veinte y tres horas. Suspiró y fue cuando vio a Hunter salir del lugar peor como había entrado. Estaba claro que había tomado mucho. Volvió a seguirlo unos pasos atrás de él; se desequilibraba constantemente y estuvo un par de veces a punto de caer.

Su última parada fue el departamento de este. Zoé volvió a suspirar, pero esta vez, aliviada. El chico cayó rendido en el colchón de su cama. Ella se acercó para acomodarlo y quitarle los zapatos, después lo cubrió con las sábanas.

Tecleo un mensaje a Dave donde le decía el estado de Hunter y que se quedaría a cuidarlo. La respuesta de su amigo fue un simple y sencillo: Bien.

Tomó una almohada y se acomodó en el sofá. No lograba conciliar el sueño, fue cuando decidió sacar su cámara del móvil y fotografiar de nuevo al chico. Al final terminó dormida.

...

Mi cabeza punzaba tan terriblemente como una bomba en cuenta regresiva a punto de estallar. Me percaté que estaba en mi cama y no recordaba cómo fue que llegué hasta aquí. Observé el reloj que colgaba de la pared; tan sólo eran las tres de la mañana.

Mi vista deslumbró una Zoé en el sofá, en un incómodo sofá barato con el sueldo de un fotógrafo novato en una empresa novata. Fui hasta ella y la cargué en mis brazos para llevarla hasta el cómodo colchón, donde debió de haber estado desde un principio.

Me senté a su lado y besé su entre sien.

ㅡNo vuelvas a dejarme.

...

"Gracias por hacerme sonreír"

"Gracias por volver a mí"

"¿Panqueques o waffles?"

Tears are Falling | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora