34. El chico pelinegro II.

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"En la vida, te vas a encontrar con una infinidad de enemigos, dos de ellos se llaman: cobardía y egoísmo. De ti dependerá enfrentarlos o cargarlos sobre tus hombros."

Si bien es cierto que los finales felices solo existen en películas o dramas, también es cierto que el egoísmo es uno de los grandes enemigos del hombre. Dicen que los perros hembras se alimentan de sus crías para que no sufran, mientras un humano lo dejaría sufrir para alimentar su egoísmo. El primer ejemplo que viene a la mente de Zoé es cuando no quería que su madre muriera, pero finalmente cedió. La naturaleza es muy diferente entre animales y humanos. Así fuimos creados.

Pero así como el egoísmo existe, también algo llamado cobardía lo hay.

Zoé acomoda su vestuario por décima vez o quizá por vigésima vez, realmente no recuerda y es lo menos relativo justo ahora. Su cabello ha crecido dos centímetros desde la última vez que se observó en un espejo, el cual fue hace un tiempo, su habitación no cuenta con uno y aunque la pecosa lo ha reportado han hecho caso omiso a sus chirriantes palabras.

ㅡLuces nerviosa ㅡdice una de sus compañeras de la cual no recuerda su nombre.

Zoé solo sonríe.

Intenta calmarse sentándose en uno de los pequeños bancos de colores. Es cierto, está nerviosa. Es la primera vez que participará y bailará frente a cientas de personas. Su corazón palpita desenfrenadamente y mueve el pie a un ritmo acelerado.

Trata de olvidarse un poco del evento y recuerda la última vez que habló con Thomas, hace tres días.

Era oscuro y Zoé había decidido escabullirse de su habitación porque su amiga pelirroja natural la molestaba con Hunter. Inventó la excusa de que tenía que ir a la biblioteca y salió, pero olvidó el paraguas. Estos últimos días caía un poco de brisa y no era raro ver a la gente con paraguas y abrigos. Aunque muchas personas ya habían empacado para las vacaciones, muchos aun seguían en el campus.

Tras llegar a los muros de la biblioteca, intentó abrir las puertas, pero estas estaban cerradas con doble seguro. La torrencial lluvia se soltó que hacia parecer una época de lluvia. Zoé se resguardó en uno de los toldos esperando a que la lluvia cediera.

ㅡVamos debajo de mi paraguas.

Zoé giró sorprendida. Era Thomas sosteniendo un pequeño paraguas.

ㅡ¿Dónde estabas?

ㅡSalí de la biblioteca.

ㅡPero...

Irrumpió Thomas. ㅡLo sé, estaba cerrado ㅡsacó de su bolsillo unas llaves para mostrarlasㅡ privilegios de ser hijo del director.

ㅡEso es hacer trampa.

ㅡPuede ser, pero no es la hora ni el lugar para comenzar una discusión sobre los beneficios que te otorga ser el hijo del director ㅡrieron al unísono.

ㅡVamos debajo de tu paraguas ㅡaceptó Zoé.

En el recorrido hasta el edificio donde habitaba Zoé fue silencioso, pero no incomodo. Fue como aquél día, toda la escena recreada a la actualidad, como en un drama.

ㅡMe gustaría que fueras mañana a verme bailar ㅡdijo Zoé justo al llegar.

ㅡIntentaré.

ㅡThomas... Sé que dijiste que no había posibilidad de que seamos amigos.

ㅡLo sigo sosteniendo.

Tears are Falling | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora