25. Sé feliz.

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"El mundo está lleno de lágrimas, lágrimas disfrazadas de gotas cristalinas. Lágrimas tras un disfraz de lluvia."

(Nueva York)

Se recarga en la silla incómoda del cuarto de hospital tratando de encontrar una mejor postura, mientras su madre teje desde la cama cubierta por sábanas blancas y suaves.

Ya son tres semanas desde su partida y aún, su mente sigue tan distraído como su corazón confundido. Sin dejar pasar por alto la enfermedad de su madre.

Su madre dice algo desde la cama, pero ella no logra escuchar sus palabras pues sus pensamientos circulan por otro lado.

ㅡ¿Es un chico? ㅡpregunta, lo que hace que Zoé escuche con atención.

ㅡ¿Eh?

ㅡVamos, has estado distraída desde que llegaste, cariño.

ㅡNo... es solo que...

ㅡZoé, no quiero morir sin saber qué eres feliz.

ㅡNo digas tonterías, mamá ㅡcruza los brazos molesta por sus comentarios.

Ella no se imagina el abandono de otra persona a la que ama.

...

Zoé le ha contado todo a su madre. Se ha quitado la peluca que cubría su cabeza frente a ella. Le ha dicho que está entre chicos, que está disfrazada de chico.

Eso solo ha hecho sentir mal a su madre. Se ha puesto más grave por la sopresa tan repentina. Ella no quería eso, Zoé no lo quería.

Decide guardar sus comentarios sobre la otra mitad de la verdad: Thomas.

...

Cambia de página, nuevamente, el calendario que posa sobre el escritorio del Dr. Stilinsky. Está nerviosa, él la ha llamado para comunicarle el estado actual de su madre.

Un adulto no mayor de los 40 y vestido con una bata blanca entra por la puerta y toma asiento en su escritorio quedando frente a ella.

ㅡBuenos días, señorita Hastings.

ㅡEspero que sean buenos ㅡdice.

El doctor quita los anteojos que segundos antes cubrían sus ojos y los coloca sobre la mesa. Traga en seco y se dispone a dialogar: ㅡLamento informarle que no son buenas noticias, señorita Hastings.

Las manos de Zoé que, segundos atrás, golpeaban nerviosamente la mesa, se detienen de golpe al escuchar como las palabras salen sin pudor de su boca. ㅡNo... no me diga eso, por favor.

ㅡLo siento, su madre está invadida completamente de cáncer. No hay nada que podamos hacer, solo esperar.

ㅡ¡No! ㅡse levanta de la silla y golpea el.escritorio frente a ella con la ayuda de sus manosㅡ ¡Usted miente!

ㅡYo no miento, señorita. Tranquilicese.

ㅡ¿Quiere que me tranquilice después de decirme que no hay esperanza para mi madre? Definitivamente usted no sabe lo que es perder a alguien ㅡdice esto último antes de salir corriendo y azotando la fuerta furiosa y triste.

Corre por los pasillos derramando lágrimas que caen por todo el piso del hospital. Abre la puerta donde su madre se encuentra.

Ahí está. Con el rostro de su madre que ya no es el mismo, su cabello ya no está. Está pálida, manchas oscuras yacen debajo de sus ojos marrones.

Se niega a creer el diagnóstico del doctor. Se niega a creer que la persona que más ama, la dejará sola en un mundo tan difícil para ser feliz.

ㅡZoé ㅡdice apenas abre los ojosㅡ acercate, cariño.

Zoé obedece y se recuesta a lado de ella. Coge sus manos para entrelazarlas.

ㅡ¿Has estado llorando?

ㅡEs solo que, empeoraste por mi culpa.

ㅡNo digas tonterías, Zoé. Yo ya estoy cansada, mi tiempo en este mundo se ha acabado. Pero tú no tienes la culpa, tú debes ser feliz, debes cumplir con tu cometido antes de partir.

ㅡ¿Cuál es?

ㅡNo lo sé, eso se descubre en el transcurso de vida. Ser una bailarina profesional, graduarte, enamorarte. Hay un sin fin de posibilidades.

ㅡ¿Y sí mi felicidad eres tú? ㅡse acurruca en sus brazos sintiendo el calor maternal.

ㅡZoé, los padres y los hijos son temporales.

Un silencio se encierra en la habitación, pero no es incómodo. Es pacífico.

ㅡAún no te he dicho toda la verdad, mamá ㅡdice después de algún tiempo.

ㅡNo importa que sea, no me lo digas. Confío en ti, cariño.

ㅡTe amo, mamá.

ㅡYo también te amo.

...

Un poco menos de un mes es el tiempo que han pasado juntas. Mientras su madre teje desde la cama, Zoé toma fotografías de su madre. No quiere irse sin las manos vacías, no quiere olvidar su rostro y su hermosa sonrisa.

Pero esa tarde, un día donde aún es fresco, pero el sol cálido, Zoé salió para revelar las fotografías.

Caminaba por el alto puente que hay que cruzar para llegar al hospital.

El móvil para el que Dave le dio dinero, suena desde su bolsillo. Lo coge y un número desconocido está sobre la pantalla.

ㅡ¿Hola? ㅡdice.

ㅡ¡Señorita Hastings, tiene que venir rápidamente al hospital, su madre se ha puesto muy grave y no creemos que pase de esta!

Zoé no responde, tampoco cuelga. Sólo comienza a mover agilmente sus piernas para llegar al hospital.

ㅡHija... ㅡla voz de su madre retumba en el teléfono que no ha sido colgadoㅡ no hay tiempo ya... recuerda que te amo... recuerda encontrar esa felicidad ㅡlogra decir respirando con dificultadㅡ recuerda cumplir tu cometido. Yo estaré siempre a tu lado, cariño.

Zoé se detiene. La voz de su madre se ha ido. Lo único que se logra escuchar es el pitido del electrocardiograma.

ㅡ¡Mamá! ¡Di algo, mamá! ¡No me dejes! ¡Di algo!

ㅡLo lamentamos mucho, señorita.

Zoé cae al piso, ya no escucha las palabras del otro lado de la línea. Ya no importa, si no es la voz de su madre. Llora desconsoladamente, llora y grita con impotencia. Llora, grita y despeina su cabello furiosa.

El sobre con las fotografías de su madre son descuidadas y son llevadas por el viento. Zoé trata de alcanzarlas, pero es inútil. Se han ido, se han ido como su madre.

Su mamá decía que, el mundo está lleno de lágrimas, lágrimas disfrazadas de gotas cristalinas. Lágrimas tras un disfraz de lluvia.

Pero también decía que, se inventaron los paraguas para evitar los golpes de la.vida. Para evitar caer. Para evitar llorar.

Lamentablemente, para Zoé, el paraguas nunca ha sido de ayuda.

Tears are Falling | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora