Pierrot y el poeta

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Estaba Pierrot dormitando en las orillas de estanque de lirios, que era su favorito, junto a un lobo con el cual gustaba mucho de conocerlo, cuando repentina un murmullo lo despertó.

El murmullo traía su nombre, le pregunto.

- Lirio. ¿Tú me hablaste?

- No, yo no te llame.

- Estanque. ¿Tú me hablaste?

- No yo no te llame.

Curioso de saber quién era le pregunto al viento.

- Viento. ¿Tú me hablaste?

- No yo no te hable.

Ahora realmente curios se puso a observar y cuando vio a una mariposa nocturna sobre uno de aquellos juncos y le pregunto.

- Mariposa. ¿Tú me hablaste?

- Si yo te hable y te traigo un mensaje.

- ¿De quien es el mensaje pequeña mariposa?

- De un poeta, un mestizo de mala fortuna.

- ¿Y por qué vienes a mi? ¿Por qué no acudes a alguien mas?

- No hay nadie más, nadie quiere a los mestizos y pensé en ti.

El zorro se cayó y la miro, parpadeo un par de veces y le dijo.

- No prometo hacer nada, pero llévame a el y cuéntame su historia.

La mariposa le conto, mientras viajaba fuera del bosque, donde era de noche, que el poeta era un mestizo con mucho talento pero con mucha mala suerte. Aclaro que en uno de sus viajes aprendió algunas leyendas las cuales decía que si rezaban a los zorros estos les traerían suerte y comenzó a hacerlo fervientemente.

A Pierrot le dio curiosidad; la mariposa se detuvo ante una humilde casa.

- ¿Esta es la casa mensajero?

- Si esta es.

- Te libero entonces de tu encomendado y vuelve al bosque a descansar todo lo que desees.

El zorro entro silenciosamente aparado por las noche a la humilde casa y vio allí una estatua de piedra, algo tosca pero bella de un zorro de nueve colas.

Le dio una sonrisa ver el platillo con arroz, uvas y queso, y con hambre se lo comió metiéndose para descansar dentro de la estatua.

A la mañana lo despertó el sol y el poeta que miraba extrañado el plato de ofrendas.

- Que raro. – Dijo en voz baja- Ayer había dejado ofrendas y no hay ninguna ahora, pero no hay tiempo para pensar en ello, saldré a probar suerte en la calle.

Y tomando su instrumento salió a buscarse la suerte, el zorro, amparado por una nube viajera lo siguió.

En la ciudad vio que no tenia suerte, realmente no la tenia, así que decidió darle un empujo, aquí llamo la atención de un rico, por allí soplo polvo sobre un competido, y por allá arreglo antes que se rompiera las cuerdas de su instrumento. Tal fue la alegría, y el dinero, por aquel dichoso día que compro queso nuevo y rico, uvas dulces y frescas y cocino mas arroz para la ofrenda, la dejo en ese plato y durmió.

A la mañana siguiente vio que estaba el plato vacio y dijo.

- ¿Qué será lo que paso, no están mis ofrendas?, bueno, mas tarde me ocupare de ya que tengo que ganarme el día.

Y el día fue muy bueno, gano mucho dinero y tuvo mucha suerte así que compro varillas de maderas ricas para aromatizar la casa junto con una ofrenda de ricos quesos, buen arroz y uvas. Con una trampa, simularía dormir y vigilaría sus ofrendas, cosa que le valió gran espanto, cuando vio que la estatua se movía y devoraba aquella comida.

- ¿Quién eres?

- Soy a quien has estado rezando, me has llamado la atención y vine a cuidarte.

- Entonces no me devoraras.

- No mestizo, e escuchado tu poesía y he sentido en mi corazón frio como alegría, así que decidí, al menos en mi capricho y por un tiempo quedarme aquí a cuidarte, y ahora duerme, mañana será un día venturoso.

Al despertar recordó el sueño que tuvo y lo que le dijo el espíritu y lleno de alegría, y ahora sin preocupación por que no veía sus ofrendas, salió a la calle.

Allí entre tantas cosas buenas vio un cartel donde había un concurso de poetas, y que el premio mayor seria cantar ante el rey, pero el, no tenia poema original que mostrar. Con emoción podía crear una canción pero su inventiva era corta como las patas de un cerdo, así que le rezo a la estatua por ayuda y durmió.

En la mañana y recordando su seño se apresto a hacer un viaje al bosque encantado y al llegar a el estanque de juncos donde descansaba un zorro a preguntarle. Muchos le llamaron tonto y que moriría en su búsqueda, pero con oídos sordos continuo su viaje.

Entro al bosque y llego al estanque y allí vio a un terrible zorro rojo de nueve colas descansando plácidamente y le dio una ofrenda de alimentos y bebida. El comió y bebió todo y cuando estuvo saciado Pierrot hablo.

- Poeta, te contare una historia, pero te tendré que decir que tu éxito traerá celos y un malvado enemigo, a un año de tu cuento tomara tu vida.

- No importa zorro, moriré feliz porque mi nombre lo cantaran por siempre los bardos.

- Así sea y le conto la siguiente historia.

" Esta es la historia de porque los lobos aúllan a la luna llena. Se dice, que hace muchos años, cuando la luna era joven, tenía sobre si a muchos animales. Tenía a los blancos conejos, tenía a los bueyes y tenía a los negros lobos que la cuidaba como soldados. Pero los lobos se sintieron celosos del cariño de la luna hacia los conejos y decidieron hacerle la guerra para que se fueran para siempre. Los conejos temerosos de las intenciones de los lobos pidieron ayuda a los bueyes, al humilde caracol, al caballo y al mar. Al ver esto, los lobos pidieron ayuda a los tigres, a los dragones, a los perros y a los zorros, pero los dragones no aceptaron y se retiraron. Armado los dos ejércitos fueron al campo de combate, la lucha fue cruenta y no se detuvo hasta que los dragones decidieron intervenir. Los primeros en caer fueron los tigres, que hasta hoy están resentidos. Una vez detenida la guerra la luna dicto una conciliación, pero los lobos desoyendo a su amada pidieron consejo a los zorros.

- Yo no soy de hablar – Dijo el rey de los zorros – Pero si dejas que los conejos ganen serás la burla de todos por siempre.

El rey de los lobos asintiendo fue con sus fieles perros encontrar de los vencidos acabando con todos ellos. Furiosa la luna se levanto y expulso a los traidores a la tierra. Y es por esa la razón que los lobos aúllan a la luna pidiendo en una letanía triste y lastimosa su perdón"

El zorro callo y dijo al final

- Pon música y emoción en tu vos al contar la historia y el éxito será tuyo.

Y así fue, el poeta canto esa canción, que cada vez la hacía más grande y deliciosa, y finalmente la canto ante el rey.

El rey estuvo feliz y lo convirtió en el poeta del reino. Durante un año canto y recito muchos poemas y finalmente, a un año de haberse convertido en leyenda, este murió en una cacería por una flecha que le atravesara la espalda.

Pierrot I - Pierrot de Smidur #Wattysawards2019Where stories live. Discover now