Veintisiete.

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Un joven alto se acercaba corriendo a otro que estaba parado en medio de la vacía estación del tren.

-Tengo muy buenas noticias, Hyung.

En cuanto el otro le mostró el papel de su diagnóstico, Jimin reaccionó como si hubiera encontrado la respuesta de todos los problemas del mundo.

Estaba tan feliz, demasiado feliz.

Era la primera vez, según Taehyung, que Jimin sonreía tanto que sus ojos parecían dos rayitas hechas con marcador.

Y le gustaba mucho.

El bajito se acercó lo más que pudo a Taehyung, le dio igual que alguien llegara y los viera, y llenó la carita del de cabellos rosas con besitos.

Jimin jamás pensó que podría llegar a amar tanto a alguien.

Y aprovechó el momento para llevarse a Taehyung a algún lugar, quizá a comer o algo porque quería celebrar.

El bajito creía, ahora más que nunca, que Taehyung se merecía ese tipo de felicidad y mucha más. Porque era un chico con un corazón demasiado bonito.

Era todo lo que le faltaba a Jimin en la vida, era el pingüino que había ganado su corazón y al que iba a estar amarrado por siempre.

Nunca sería capaz de imaginarse un mundo sin el chico sonriente que tenía en ese instante a su lado, no podría vivir sin sentir la calidez de su alma junto a la suya.

💎💎💎

-Taehyung, cariñoooo.

Jimin estiró los bracitos; habían llegado a casa muy tarde y ahora que se encontraban cruzando la puerta de entrada del hogar del mayor, éste se sentía sin ninguna fuerza para seguir caminando.

Lo mejor que se le había ocurrido era aprovechar la fuerza de Taehyung, su bajo peso y estatura no le harían problema.

Aunque nunca se habían comportado así de cariñosos.

Pero al menor no pareció importarle, porque lo tomó en sus brazos luego de dejar su mochila tirada por el suelo.

Jimin se abrazó a los hombros de Taehyung y enredó sus piernas en la cadera del otro, se sentía raro pero extrañamente cómodo estar de ese modo.

Se sentía como un niño pequeño, se sentía amado.

Taehyung podía percibir la leve respiración de Jimin en su cuello, y sonrió, porque el mayor era más liviano de lo que imaginaba.

Y así caminaron hasta la habitación, donde un cansado Jimin cayó en la cama para darle paso a un juego de besos en las luces apagadas.

No supieron si fue la emoción del momento, o quizá el cansancio que hizo que sus sueños se mezclaran con la realidad, pero ambos sintieron lo mismo.

El corazón de Jimin estaba hecho para el de Taehyung y viceversa.

Eran casi como compañeros de alma.

El castaño aún no podía creer que parte del corazoncito de Taehyung le pertenecía, era mágico.

-Taehyung, te amo más que a cualquier cosa en esta vida y en la siguiente.

-Ay, Jimin-Hyung. Me dueles, pero también te amo.

Entre risitas, lo que menos hicieron fue dormir aquella noche.

A Pasitos De Pingüino «KTH+PJM» Donde viven las historias. Descúbrelo ahora