Treinta y dos.

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Memories.

-Taehyungie, ¿De verdad quieres asistir a la escuela?

La mujer, algo impresionada, miró al pequeño que acaba de llegar a su habitación. No era muy común que Taehyung la buscara, porque él prefería estar sólo y el que lo hiciera ahora era algo digno de recordar.

-Sí, Jimin Hyung va a la escuela. Yo quiero ir con Hyung ¿Puedo?

-P-pero, mi niño, Taehyungie. A ti no te gusta que la gente se acerque a ti, habrán mucho niños y...

-¡Pero Jimin Hyung va a cuidarme! ¡Quiero ir!

A la madre de Taehyung no le quedó más remedio que aceptar la petición de su hijo, algo contenta en el fondo. Y fue a primera hora a matricular al pequeño en la escuela de Jimin.

Taehyung miraba divertido el espejo al ver como su uniforme era muy bonito, pero le quedaba algo grande y eso era gracioso.

Cuando tuvo su primera mochila ¿Hace falta decir lo impresionado y feliz que estaba? Era la primera vez que quería algo tan desesperadamente en la vida.

Y escuchó cuando sus padres le dijeron a Jimin que iba a ir a la escuela con él, pero le pidió a su mamá que no mencionara que él lo había pedido. Porque sólo lo había hecho para estar más cerca del mayor, porque era su único amigo y lo quería mucho.

Bajo la tapa del único cuaderno en el pequeño bolsito del menor, estaba la tarjeta de los pingüinos que le había regalado Jimin. 

La primera pelea de pareja que tuvieron Taehyung y Jimin fue cuando el más alto se comió el último pedazo de postre de la nevera, aquel que Jimin había guardado porque tenía una divertida figurita de pingüino.

-¿Taehyung, has visto el pastel de...?

El pelinegro se volteó al escuchar la voz de Jimin y sonrió de manera sospechosa hacía el mayor.

-No me digas que te lo comiste...

-Está bien, no te digo, Hyung.

-¡¿Por qué eres así, Tae?!

Taehyung sólo hizo un mohín con los labios y dejó que Jimin se acercara a él con los brazos cruzados, sabía que no se enojaría con él, pero aun así no dijo ni una palabra en dirección al mayor.

Estaban en la casa del mayor porque querían pasar más tiempo juntos y eso era algo bueno.

Jimin tenía el ceño fruncido, pero en el interior estaba muriendo de risa por la expresión temblorosa de Taehyung.

-Kim Taehyung, toma todo lo que es tuyo y vete de mi casa. Nos veremos mañana.

El alto abrió los ojos con sorpresa cuando vio como el otro se alejaba, dándole la espalda. Y meditó un poco lo que Jimin había dicho antes de pararse a paso decidido y tomar al mayor entre sus brazos, poniendo su cuerpo sobre su hombro.

-¡Ya! ¡Tae! ¡Bájame!

-No, tú dijiste que tomara todo lo que es mío y tú eres mío.

- Te odio.

- Y yo a ti, un poquito.

Taehyung le compró otro pastel a Jimin y le atacó con cosquillas y besos el resto de la tarde. 

A Pasitos De Pingüino «KTH+PJM» Donde viven las historias. Descúbrelo ahora