Treinta y uno

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El joven de cabellos negros se encontraba sentado en la cama viendo como el clima empeoraba afuera, se veía decaído y se notaba que no había dormido muy bien.

Taehyung volteó su mirada a su lado, encontrándose con la mirada curiosa de un Jimin recién despertado y con el cabello revuelto.

-¿Te sucede algo, Taehyungie?

-No dormí casi nada, me quedé la mitad de la noche pensando en que había desperdiciado años de mi vida por el estúpido miedo que tenía y jamás pude odiar como debería al hombre que lo provocó ¿Habría sido diferente si no hubiera tenido esa fobia?

-No nos habríamos conocido, probablemente... Pero piensa positivo, estás mejor, tu madre está bien y yo estoy contigo. Volví porque no podía vivir sin ti y cada cosa de pingüinos que veía me hacía recordar tu sonrisa, ya no podía estar lejos.

Jimin tomó una de las mantas y los cubrió a ambos, aún sentados en la cama, miraron como la lluvia caía afuera.

El calor del mayor poco a poco logró trasladarse a las manos frías de Taehyung y su corazoncito pareció feliz otra vez.

¿Por qué Jimin podía alegrarle tanto sólo así como así?

Porque eran dos pingüinos que juraron amor por siempre.

Taehyung lloró un poco, pero Jimin no se dio cuenta porque su mejilla reposaba en el hombro del más alto, no pudo verlo.

El de cabellos negros dejó caer aquellas lágrimas porque había extrañado tanto esa sensación de seguridad que tenía cuando estaba con Jimin que creyó que no sería capaz de vivir sin ella.

Quizá algún día le diría que no se permitió llorar los días que estuvo lejos porque quería ser fuerte, que le juró a cada estrella en el cielo que su amor eterno sería para el chico bajito o que se aferraba a la única prenda que había dejado Jimin en su hogar para poder dormir bien imaginando que estaba a su lado.

💎💎💎

-Yo... Park Jimin - Comenzó el mayor.- Acepto a Kim Taehyung como mi legítimo esposo. Elegí el camino más difícil, yo elegí quererte y todas las consecuencias que conllevaba. Elegí que fueses la persona que llenase mis días de sonrisas, elegí que me comieras a besos, elegí también tu voz al otro lado del teléfono.

Taehyung sonrió y se aproximó al mayor, tomando sus manos y dejando que Jimin pusiera el anillo que recientemente habían comprado en una tienda del centro comercial.

-Yo... Kim Taehyung, acepto a Park Jimin como mi legítimo esposo. Elegí que no quería otros abrazos, ni otras manos deambulando por mi pelo. Elegí nuestro mes del año y nuestro día de ese mes, elegí que tu fuera mi locura y mi cordura. Elegí las idas y venidas, las despedidas, elegí la impotencia y la incertidumbre.

Jimin abrazó a Taehyung, en medio de la sala de su casa. Estaban sentados en la alfombra, por lo que no fue muy difícil que Taehyung quedara recostado de espaldas en el suelo con Jimin encima.

-¿Lo dije bien?

-Perfectamente, Taehyungie ¿Debería tomar eso como un sí?

-Por supuesto, bobo.

El anillo tenía grabadas las huellitas pequeñas de un pingüino. No era tan costoso, pero eso no le importaba a Taehyung en realidad, el significado era mucho más importante.

-Creo que no sería capaz de decirlo en un altar, me daría vergüenza, Jiminie.

-Lo sé, mi vida pequeña. Te amo tanto.

-Y yo a ti, Jiminie.

-Prometo cuidarte siempre, y tomar todo con calma.

-¿Despacito, como pasitos de pingüino?

-Exactamente, Taehyungie.

A Pasitos De Pingüino «KTH+PJM» Donde viven las historias. Descúbrelo ahora