Capítulo 2: Una noche lejana.

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Temo despertó en la oscuridad de su cuarto, desorientado y con el puño de su mano frotando uno de sus ojos se levantó. La noche no pintaba más allá de las 8 y volver a dormir más tarde le costaría mucho trabajo, sin embargo le importó muy poco y pensó que ya después se acostumbraría.

Se estiró y en un encogimiento de hombros bajó por algo de comer, el dormir toda la tarde traía sus consecuencias y un estómago muy hambriento exigía atención.

Mientras bajaba las escaleras escuchó su celular timbrar, era un mensaje de Aris y Diego, los tres tenían un grupo por el cual hablaban y se ponían de acuerdo para muchas de sus ocurrencias. Desbloqueó el celular para encontrarse con una propuesta de Aris para jugar una ronda de un famoso juego que abundaba en las redes sociales, Temo tecleó que en un momento los alcanzaba y a saltos breves bajó y tomó una fruta del centro de mesa, recorrió hasta la sala y ahí mismo se quedó para jugar un rato con sus amigos.

Al ponerse los audífonos podía escuchar como Aris y Diego se peleaban mediante el juego y se decían cosas como "Es que ahí no es el escondite Aristóteles a qué vas a meterte ahí" y luego Aristóteles responder con un "bueno que te valga, yo solo vine por el arma" y un "luego no andes llorando porque te encuentran y te matan, pedazo de ridiculo" Temo reía mucho y eran en esos escasos minutos que fuera de su contorno de vida personal la pasaba muy feliz.

En el juego le encantaba seguir a Aris y cuidarle la espalda siempre que éste quisiera ir a explorar nuevos lugares, a diferencia de Diego que a él solo le importaba matar a diestra y siniestra.

Mientras jugaban Temo prestó total atención a la estrategia que harían ese día, y escuchar al rizado le contagiaba querer reír, Aristóteles era de esos chicos que no sabía perder y sus "no seas mamooon" era algo que sin duda el no cambiaría por nada. Después de unas horas los chicos dejaron de jugar porque al día siguiente tendrían colegio. Temo les confesó que había dormido toda la tarde así que esa noche no dormiría de inmediato pero que en sí, los chicos descansaran y esperaba verlos al día siguiente. Después de mandar el mensaje recibió un mensaje privado de Aris, y este mismo también le confesó que no dormiría temprano, y que chance podrían hablar un poco más, a Temo le agradó la idea aunque no sabía que tanto podrían hablar los dos a mitad de la noche.

Por otra parte Aristóteles moría de sueño, el trabajo en el Cars Wash cada vez se hacía más pesado gracias al colegio. Su estado económico no daba para darse el lujo de no trabajar, y estar en uno de los mejores colegios de la ciudad lo hacía más complicado todo, sino fuera por su beca él seguro no podría estar estudiando actualmente, sin embargo no tomaba su situación de alguna manera mala, sino como un pequeño sacrificio para poder ser mejor al día mañana y decepcionar a sus padres no sería una opción. Y en este momento decepcionar a Temo tampoco, sabía que el más chico se encontraba solo en casa, sus padres casi nunca se encontraban con él por el trabajo tan desgastante que tenían y también sabía lo asocial que podía ser Temo y que dejarlo desvelarse solo sería muy aburrido. Así que no dudó en mandarle mensaje de inmediato y hablar con el hasta que le volviera a dar sueño.

Ambos se conocían muy bien, pero jamás se habían detenido hablar abiertamente sobre muchos temas que no sería tan sencillos hablarlos con cualquier persona que no le tuvieras la suficiente confianza por ello la noche hizo de las suyas y en ella muchos secretos ocultos se descubrieron por parte de ambos, grandes travesías y metas se conocieron al traslado de las horas y el momento de ir a dormir se miraba lejano. Y aunque a los dos les agradaba la idea de seguir hablando hubo un momento donde Aristóteles en un suspiro pesado quedó profundamente dormido y un Temo esperando la respuesta también lo estuvo.

Al despertar, esa mañana Temo estuvo más sonriente y con el ánimo llenándole el cuerpo a flor de piel. Como siempre un buen peinado y un buen perfume Sauvage lo acompañaban, y lucir bien era algo que nunca podía faltar en él.

Cuando llegó al Campus faltaban escasos minutos para que el timbre sonara, y esperaba que tanto Aris o Diego le apartaran un lugar cerca. Y satisfactoriamente así fue y no podía estar más contento por eso. El día y las horas transcurrieron con normalidad, y en cuanto el receso llegó, Temo prefirió ir a pasarlo con Diego porque un Aristóteles platicaba amigablemente con una muchachita cuyo nombre ya no le gustaba pronunciar.

Cruce De Miradas - Aristemo #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora