Cruce De Miradas - Aristemo #Wattys2019

Capítulo 7: Yo guardaré cada uno de tus secretos.

Recopilación del capítulo anterior...

Tomó un poco de agua del fregadero y mojó su rostro, sentía mucha frustración. Algo definitivamente había pasado, lo pudo sentir. Pero se iba a negar a eso hasta que Temo no se lo confirmará por si mismo.

En la otra pieza estaba Diego sentado en el gran sofá del cuarto de videojuegos y miraba a Temo sacudirse el cabello y el rostro una y otra vez. No entendía nada, definitivamente nada.

Temo no dijo nada en ningún momento pero por su mente muchas cosas abundaban. Recopiló todo lo sucedido hace unos momentos. Recuerda haberse hincado frente a Ari, recuerda haber tragado seco y recuerda haberle mirado fijamente. Como cualquier juego común entre amigos, pero su nerviosismo lo delató, debió ser más listo. No pudo, sus ojos chocaron con los que no paraba de pensar cada noche, esos ojos que le robaban los suspiros sin pensar y le quitaban el sueño. No quizo admitirlo pero justo en ese momento, donde solo Ari se dedicaba a verlo lo supo. Su corazón latió con confirmación y sus dedos empezaban a entrar en ansiedad. Todo cobró sentido, Aristóteles, su amigo le gustaba.

Por eso lo celaba, por eso no le gustaba que nadie mas se le acercara, no quería que nadie más gustase de él si no era él. Admiraba todo de Ari, le gustaba todo y nada de eso era correspondido ni lo sería. Ahora menos que nunca, tenía dos teorías que no dejaban pasar desapercibidos sus pensamientos. El primero y el que más le aterraba era que Aristóteles se hubiera dado cuenta y ya no quisiera tener ningún tipo de relación con él, y la segunda, que su amor y su orientación jamás serían aceptados por Aristóteles. Lo acababa de decir, lo había confirmado minutos antes de la tormenta. Él no aceptaba el amor de dos hombres que se aman.

Y para empeorar todo, el rizado salió del baño, tenía su mirada puesta al suelo y no dijo nada. Diego no se iba a quedar de brazos cruzados y habló en medio de la tensión que había en toda la pieza.

-Son unos maricas los dos, ¿sabían? No solamente jodieron el momento de diversión, sino que también me bajaron la peda con sus mamadas.—habló con sorna y casi escupiendo las palabras.– Enserio, hubiera sido menos la tensión si ambos se hubieran reído y ni pasaba nada, era una puta broma, somos compas aquí, como nos vamos a besar entre nosotros, sean mamones. No tenías porque irte así Aristóteles. Exijo saber qué pasó ahí porque yo no entendí.– se cruzó de brazos esperando una respuesta.

-No pasó nada, Diego. Quería ir al baño, el alcohol me revolvió el estomago, es todo.—mencionó el rizado mientras pasaba uno de sus mechones tras sus ojeras. Miró por un momento a Temo y su mirada habló más que sus palabras, e intentó transmitirle algo lo más parecido a "No digas más y no la riegues".

Temo pareció entender la referencia por que asintió con su cabeza. Y le siguió.

-Sí, antes de jugar Ari me dijo que se sentía mal. Me puse muy nervioso, no quería que vomitara en medio la sala, mi mamá me mataría, no pedí permiso.—Diego se dió por satisfecho con la respuesta y marcó para que el chofer de su casa viniera por él y llevarse consigo a Aristóteles. Al parecer la familia de Diego enlazó con una empresa extranjera y les estaba yendo muy bien. Casi tan bien como la familia de Temo.

El chofer no duró ni media en llegar cuando ya estaban arriba, Ari iba con su miraba al ventanal y venia muy silencioso, Diego rompió el silencio y habló.

-¿Todo bien, Ari? ¿Quieres llegar por algo a una farmacia?

-Estoy bien, gracias. Ya se me pasó, solo que ya quiero llegar a mi casa y dormir.—mintió, realmente iba pensando en todo lo qué pasó en la casa del más bajo.

Decidió que seguiría con su amistad, como si nada hubiera pasado pero sabía que Temo tenía algo oculto y hasta que él no se lo dijera no lo iba a presionar. Y tampoco se lo diría a nadie, sería solo un secreto que él guardaría para si. Solo esperaba que fuera el único secreto que guardaría en su vida.