Capitulo 3: Tecnicas Ancestrales

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El motivo de toda esa reunión era por un luchador reconocido que viajó desde la nación del fuego para darles una charla a los peleadores de Hiroshi Sato, y a aquellos luchadores interesados en serlo. Todos estaban emocionados por su conferencia, así que Mako y Bolin corrieron deprisa para no perderse nada. Ella debería ir, se dijo a si misma.

Pero no quiso acompañarlos por miedo.

Siempre era el miedo.

Sabía de esas cosas. Terminaban en demostraciones y peleas improvisadas. Siempre era así. Antes simplemente corría para demostrarles a todos lo fuerte que era. Vencía a un par de peleadores y aquellos famosos personajes la felicitaban.

Eran buenos tiempos.

Pero estaban en el presente. Ya no era nada en comparación a esa chica de antes.

Si tenía uno de sus 'problemas', iba a avergonzarse a sí misma frente a todos los peleadores, frente a esos peleadores famosos que admiraba, y posiblemente frente al señor Sato. No podía permitir eso.

Movió su cabeza de un lado a otro, quitándose aquellas ideas. Se había quedado sola con la pelinegra, no podía actuar como una idiota.

Asami cordialmente la invitó a ver uno de los jardines interiores del lugar.

Aceptó, ¿Que más podía hacer?

Tenía a la heredera Sato a su lado. Era incomodo, no podía negarlo, pero tampoco podía causarle algún disgusto o algo similar, o ser descortés. Si los espíritus le habían dado esa oportunidad, no podía arruinarlo. No podía desperdiciar la oportunidad de estar más cerca de esa familia. Estar más cerca de Hiroshi. Si la cagaba podría decirle algo a su padre, cosas malas, cosas que simplemente la dejarían sin opción de ser una peleadora de su círculo. Era un riesgo que estaba tomando sobre todo con lo difícil que se le hacía hablar con chicas de su edad. O con personas.

El lugar era muy bonito. Plantas. Arboles. Un pequeño lago. Todo similar a la plaza central. Unas luces amarillentas le daban un toque hogareño, iluminaban gradualmente el lugar, alejando la oscuridad del cielo. Era tranquilizante. Si tuviese mucho dinero arrendaría el lugar solo para entrenar ahí afuera. Le daría paz, estaba segura.

Caminaron a una banca y se sentaron ahí. De vez en cuando un mayordomo pasaba ofreciendo algún tipo de aperitivo. No había personas ahí. Todos debían estar en la charla o adentro atragantándose con el coctel.

"Mako me dijo que te llaman el Avatar en las peleas."

Frunció el ceño.

Lo era. Pasado.

"Si."

"Tuviste un accidente, ¿no?"

Se puso de piedra de inmediato. Ya había empezado mal. Demonios.

Sus manos comenzaron a temblar. Podía contar con una mano las personas que sabían de su problema. Y claramente no lo era aquella chica. Ni siquiera lo era Mako.

¿Cómo ella lo sabía?

No encontraba posible que Hiroshi Sato ventilara sus malas decisiones en el ring. Como no detener una pelea que ya estaba terminada. Como prácticamente acribillar a una peleadora hasta su ultimo respiro.

"Al ser la hija de mi padre tengo oportunidad de ver peleas y enterarme de cosas, secretos incluso, aunque lo haga a escondidas. Y no has estado en la sede de Pro-control en mucho tiempo."

"¿Le has dicho a alguien más sobre esto?"

Se sintió amenazada por esa chica, y tal vez su método de defensa era amenazarla de vuelta. Quizás la miró con mucha rudeza, pero no podía evitarlo. Eso se podía salir de control. Si era la novia de Mako, podría decirle sin problemas, hasta por casualidad. La chica no se vio molesta ante la agresividad de sus palabras.

Sato Fighters (Los luchadores de Sato)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora