Sato Fighters (Los luchadores de Sato)

Capitulo 11: Situaciones Incomprensibles

"¿¡Que!? ¡Voy a llamar a la policía de inmediato!"

Korra sin embargo no retrocedió. Si no que avanzó más. Aunque el hombre tomase el teléfono. No le importó agarrar el objeto y cortar la llamada. Los Sato estaban estupefactos. Nadie le levantaba contra Hiroshi.

"Si, de acuerdo, llámelos, pero primero tendrá que escucharme."

Estaba agarrando la mano de Hiroshi. Deteniendo sus movimientos. No sabía si estaba usando mucha fuerza o no. Realmente no estaba prestando atención a eso.

"Korra, no, vete, no quiero que salgas lastimada."

La mano de la chica se aferró a su mano libre. La escuchó, pero su mirada amenazante seguía clavada en el hombre.

"No. Asami. No retrocederé, porque es hora de que tu padre entienda que tú eres libre de hacer lo que quieras con tu vida."

"¿¡De que hablas!? ¿¡Crees que sabes algo de mi o de mi hija!?"

"¡Lo que no sé me lo imagino, señor Sato! ¡Usted es un hombre terco y no es capaz de darle merito a su hija después de todo lo que hace por usted!"

Estaba hirviendo en ira. Estaba enojada. Si, lo estaba.

"¿Que? "

"Su hija estudia arduamente todas las semanas para ser ingeniera, estudia y aprende muchas cosas todos los días, se esfuerza por aprender cada cosa, cada movimiento, cada tuerca de todas las cosas que usted ha creado. Ella se esfuerza al máximo por ser como usted, ¡Porque ella lo admira! Hasta va a sus fiestas de etiqueta, conoce personas, va a reuniones con gente importante, deja de lado su vida social por completo para satisfacer sus ideales como padre. ¿¡Y me va a decir que usted le paga siendo un patán con ella!?"

"¡Soy un buen padre! ¡No me trates como si fuese un incompetente!"

"¿Acaso sabe a quién ella también admira? ¡A su madre! Si, a su esposa. ¡Ella quiere pelear como su madre, quiere darle honor a lo que ella amaba! ¡Su esposa amaba pelear, y su hija también ama hacerlo! Ahora no solo le prohíbe eso, ¿Si no que también va a manipular sus amistades? Si usted fuese competente como padre, ¡Su hija no se sentiría encadenada a su sombra!"

Encadenada a su sombra. Eso le había dicho Asami un día que hablaban de aquello. Asami amaba a su padre, y haría todo por él, pero se sentía asfixiada. Se sentía solo un reflejo de su padre. No se sentía Asami Sato, solo se sentía la hija de Hiroshi Sato.

"No quiero escuchar tales palabras de una delincuente. Suéltame y vete de aquí."

"No soy una delincuente, señor, yo me he esforzado al máximo, buscando todos los caminos posibles para cumplir mi sueño. ¿Y sabe que? Creí que jamás podría ser quien soy ahora, pero su hija me ayudó. Su hija merece el cielo, y realmente me cabrea que su padre no sea capaz siquiera de darle un maldito respiro. ¡Asami Sato no es su maldito juguete, no es una muñeca de porcelana a la que puede manipular! ¡Es su hija! ¡Merece forjar su propio camino! Y si usted no quiere ayudarla, no lo haga, ¡Pero yo lo haré! Si ella quiere pelear, le enseñaré todo lo que pueda ¡Haré lo que esté en mis manos para hacerla feliz como ella me hizo a mí! Así que evítese el sermón. Si quiere que me aleje de ella entonces tendrá que matarme, terminar lo que no hizo aquella vez, ¡Y le juro que vivirá con el remordimiento de arruinar la vida de su hija!"

Cuando terminó su garganta ardía. Su corazón palpitaba con fuerza. Sentía su cuerpo arder en llamas. Se sentía mareada. Había hecho una gran estupidez, y luego de hacerla, siguió hasta el fondo. Dio todos los pasos siguientes. Ahora si que estaba perdida, pero bueno. En su corazón sentía que había valido la pena. Asami no le diría aquellas cosas a su padre. No se atrevería a hacerlo. Al menos pudo hablar por ella antes de ser echada de la ciudad y no volver a un ring en toda su vida.