Capitulo 4: Dejalo fluir.

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Nuevamente caía.

No era solo Tenzin y los extraños en el ring. Eran todos.

Estaba tan rota, que lo que sea podía simplemente desperdigar sus pedazos por el suelo. Era débil. ¿Acaso merecía seguir peleando siendo así de cobarde?

Frunció los labios mientras el chico corría a socorrerla.

"¿Qué te pasó?"

"Nada, Bolin. Creo que me tropecé con algo."

El chico la miró con preocupación y la ayudó a levantarse. No parecía convencido.

"¿Segura?"

"No he estado tan bien como antes, ya sabes, desde que volví de las vacaciones, pero no te preocupes, estaré bien."

"De acuerdo."

Había un límite para lo que podía decirle. No quería preocuparlo de más. Le dio una sonrisa y él se la devolvió. Tranquilizándolo un poco. Bolin era un buen chico, quería contarle todo pronto, pero no estaba lista para hacerlo ni él listo para escucharlo.

"Gracias por todo lo de hoy, me ha servido mucho."

"Cuando quieras, Korra, siempre es divertido pasar tiempo con una vieja amiga."

Le dio un pequeño golpe al chico, y ambos rieron. Siempre fueron muy parecidos en cuanto a su personalidad. Se acoplaban bastante bien.

Retomando el Hung gar, la técnica ancestral de la tierra, ya se sentiría más estable. Era cosa de tiempo para ser la erudita de las cuatro técnicas y volver a marcar su nombre en el ring. Y empezar a ganar dinero, que era lo que más le preocupaba.

No quería dejar ciudad republica sin ganar algún torneo. No quería dejar la ciudad siendo el don nadie que era cuando llegó. Aunque con el tiempo empezara a hacerse más respetada, de todas formas, las personas le decían que no era gran cosa. Que no era lo suficientemente fuerte. Lo suficiente sabia. Que no marcaba la diferencia entre los demás peleadores.

Si ella de verdad fuese un Avatar y hubiese nacido en la época donde era un ser casi celestial, las cosas habrían sido diferentes. Habría sido respetada por muchos, quizás tal vez odiada por otros, pero sería alguien. Podría ayudar a un montón de gente. Llevar la paz mundial y el equilibrio al mundo. No conformarse con cosas banales como darle comida premium a su perro.

Hubiese sido maravilloso algo así.

A veces soñaba con eso.

Al tercer día de entrenar con Bolin ya había aprendido cada movimiento. Lo hacía como si fuese innato, pero ni siquiera con la nueva habilidad adquirida, podría enfrentársele. No quiso volver a tener un enfrentamiento, logró evadirlo por completo.

Algo andaba mal con ella, era seguro. Si no evitaba esos problemas de alguna forma, jamás podría meterse a un ring. Terminaría como en sus peleas pasadas. Tirada en la calle, herida, y con su ego enterrado a kilómetros bajo el suelo.

Algo estaba pasando con su cabeza.

"Bueno, Avatar, mañana no podré venir, pero creo que ya te enseñé todo. Estas en excelente forma."

"¿Eh? Espera, ¿Tienes una cita de verdad?" El chico le dio una sonrisa de tonto. Sus sonrisas de tonto. Se rio. Se lo tenía bien guardado. "¿Y quién es la afortunada?"

Bolin bajó la mirada. Sus ojos verdes mostraban una mezcla de sentimientos.

"Es la sobrina de Lin Beifong."

Sato Fighters (Los luchadores de Sato)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora