Capítulo 23

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Narra Julian.

Jueves 22 de julio: quizá pueda hablar con Katherine, si tengo suerte la veré cuando ella venga al colegio para inscribirse al siguiente curso. Debo decir que estas ''vacaciones'' estudiar e ir a clases de recuperación de no es lo único que he hecho. Con un poco de tiempo libre por la tarde y toda la noche, la madrugada tan joven, he podido salir a divertirme con mis amigos, y alguna que otra vez, con Kat. También había estado hablando con ella durante toda una semana, por textos y llamadas. Al final no pude evitarla. Pero, curiosamente, ahora es ella quien me evita, justo como esperaba que fuera desde el principio, solo que no lo disfruto, no lo festejo: la quiero conmigo, admito, aunque le duela a mi ego. Un día marqué su número y solo me dejó esperando; iba a salir con Jobke y quería que nos acompañara, pero supuse que estaba ocupada, así que no la molesté más. Alguna otra tarde le dejé un mensaje, el cual nunca fue respondido, sospeché desde entonces que ella estaba enojada conmigo, y no pude evadir esa clásica y acostumbrada respuesta mía, llena de indiferencia, como disfraz del abatimiento. Hasta hace un par de días atrás recordé ducha rabieta suya, pero sólo después de intentar llamarla de nuevo, sin tener éxito. ¿Qué le ocurrirá?

Tomo la clase de dibujo a las nueve de la mañana, pasan un par de horas hasta que termina, y aprovecho el tiempo libre para entregar algunos de los trabajos que me han encargado otros alumnos, además de tramitar mi inscripción al tercer semestre, esto hasta las dos de la tarde, cuando el profesor de diseño se desocupa. La clase de biología comienza a las seis, por lo que dispongo de algo de tiempo. Camino por el colegio esperando toparme con Katherine, pero al principio solo veo a los chicos; charlo con ellos durante algunos minutos y luego se van Jobke y Tim, mientras que Jurre permanece conmigo hasta las cinco, cuando se ve obligado a regresar a su aula de estudio.

Debo caminar cercano a los casilleros, pues ha comenzado a llover de retorno a mis clases, y a estas alturas, se ha vuelto insoportable pasarlo bajo la lluvia. Para mi mala suerte, me encuentro con Tobías, Oliver y Arthur, platicando, sentados en uno de los bancos frente a las canchas. Al final, procuro seguir con mi camino sin siquiera voltear a verlos, pretendo ignorarlos para así también pasar desapercibido, pero parece que a Curwen no se le escapa nada.

—Oye, tú, perdedor —dice al instante—. Deja de llamar a mi novia. Y si, te estoy hablando a ti, Julian. No te atrevas a dejarme con la palabra en la boca.

—Al menos te dignaste a decir mi nombre. —detengo mi marcha al segundo siguiente— Y te recuerdo que no eres nadie para decirme qué es lo que debo de hacer. Ah, y ya que estamos en eso, tampoco eres quien para controlar a Katherine.

—¿A qué te refieres con controlar? Se más específico. —se burla.

—Dime, ¿cómo diablos has persuadido en ella para que no quiera hablar conmigo? ¿Qué estupidez le hiciste creer sobre mí?

—¿No te habla? Ay... Lo siento —finge sentir lástima y a los pocos segundos vuelve a mostrarse irritado—. Mejor. No quiero que te acerques a ella.

—Entonces sí que es tu culpa. Tu eres la razón.

—Por supuesto que sí, idiota. Y, solo para que lo sepas, tuve que ser bastante severo, claro, de otra forma no lograría alejarla de ti. No sé qué haces para que le importes a las chicas siendo semejante estúpido. En fin, debes saber que, si tu reputación ya era un asco, ahora no es más que un montón de porquería.

—¡¿Qué le dijiste?!, ¡¿acaso me pusiste el papel de sicario que a ti te corresponde?!, porque, no veo otra forma de asustar a esa pobre chica.

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