Capítulo 16

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"¿En qué estabas pensando, Julian?", me cuestiono de forma despectiva. Doy un suspiro, miro hacia el cielo e intento despejar mi mente. Para cuando abro los ojos me hallo con la fortuna de no estar siendo observado, entonces me dirijo al banco en que antes yacía sentado para tomar mis cosas e irme. Simplemente procuro desaparecer del lugar. Minutos más tarde me encuentro fumando afuera de los baños; ahí espero a que el módulo termine.
          Queda una clase más: para mi suerte Katherine no está en ella y el único sujeto de riesgo que me acompaña es el odioso Victor Leicher. Como siempre, pretendo permanecer lejos de él para evitar toda clase de problemas.
          Tomo asiento al final del aula y durante la clase mantengo una postura neutral para parecer indiferente a los rumores y problemas: me coloco en la posición de un alumno promedio, tomando apuntes, mostrándome aburrido con normalidad o como es usual para mí. No puedo evitar notar que muchos murmuran, e incluso un grupo cercano a mi lo hace con descaro, y bien, no me interesaría que lo hicieran si fuera por cualquier otro asunto, pero por el contrario, todo lo que hablan me hace quedar como un blando, un débil. Me relacionan con Katherine y eso de una manera u otra me irrita. Las tonterías que dicen son del tipo "él está cambiando; quizás siempre ha sido diferente; ella va a ser que no sé que; esto y aquello", sólo un imbécil creería que ella me va a cambiar. Ella es subnormal si cree que va a persuadir en mí: es una burla. Quiero ver que lo intente.
          La chicharra de salida me saca de mis pensamientos. Guardo mis cosas y salgo del salón tan pronto como la estorbosa multitud me lo permite. No tengo planeado quedarme para tomar las clases extra y materias rezagadas que llevo. Estoy harto de la sociedad por hoy, y me da igual lo que podría ser un regaño más o un regaño menos.
          Camino con simpleza por el pasillo principal que va directo a la salida. Sigo escuchando la palabrería de liantes y entrometidos a mi alrededor, y me da por voltear hacia la izquierda por un segundo tras oír a alguien decir algo sobre que Kat es mi novia, entonces miro al sujeto con fastidio y con un volumen audible suelto "¿en serio?" y noto que tanto él como sus amigos se sorprenden. Quedan boquiabiertos. Continúo caminando y detrás mío le escucho decir "lo siento" con temor en su voz. ¿Me temen? ¿Es mentira, verdad? ¿Qué diablos hice para que me vean con miedo? En fin. Ahí viene alguien que sí asusta...
— Julian. — dice con dureza una vez que llega a mí encuentro. Tobías ha venido caminando directo hacia mí y me ha hecho detener frente suyo.
— ¿Ahora qué...?
¡Hey! No quieras mofarte de mí, imbécil. — me toma del brazo con fuerza. la multitud que va hacia la salida simplemente nos empuja o golpea un poco, no se dan cuenta de qué está ocurriendo entre nosotros. — Sé que hiciste. Y no, nadie me lo ha contado, yo lo vi. Vas a pagarlo caro.
— Pero yo no...
— Julian, ¿ya ibas de salida? — interrumpe una voz con autoridad. Sander Baltus, profesor de química, capta nuestra atención y me salva de mi enemigo, aunque presiento que no será así por mucho.
— Yo eh...
— ¿Hablando con Toby, cierto? ¿O quizá estaban peleando? — no permite que termine con mi excusa y pronto se percata de que Curwen esta sosteniéndome del brazo. Él me suelta tan rápido como puede y enseguida cambia su postura: se mete en su papel de buen alumno.
— No es nada, sólo una equivocación, señor Baltus — exclama Tobías con cierto grado de nerviosismo.
— ¡Ah que muchachos! — ríe el docente.
— Bien, entonces, hasta mañana profesor, debo irme ya.
— No Toby, aguarda un segundo, te necesito para algo: justo se me ha venido a la cabeza cuando los he visto. ¿Podrías quedarte?
— Pero profesor...
— Por favor, anda. Sé que no debería aprovecharme del mejor alumno de la clase pero es que se me ha ocurrido una idea y te necesito para ello.
Vale, sólo porque me halaga con lo que dice. — sonríe presuntuoso. Estúpido Tobías, alardea frente a mí. Bueno, creo que por lo menos puedo aprovechar el momento para irme.
Julian, debes quedarte por él rezago en la materia. ¿O es que pensabas huir?
— En realidad yo...
— Te conozco perfectamente chico. Anda ya, acompáñame al salón 23, tú también Toby. — ¡Demonios!
Ambos caminamos detrás de Sander, haciendo silencio, simplemente tratando de controlarnos. En verdad puedo sentir la mirada de Curwen, llena de odio irracional, hasta cierto punto. Una vez llegando al aula 23 nos separamos. Tobías toma el asiento cercano al escritorio para charlar momentáneamente con Baltus y yo me dirijo al fondo.
Esperemos a que lleguen todos, llevaré a cabo la lectura de asistencia y después les explicaré qué haremos para la clase. Aguarden unos minutos. — dicta para los escasos 5 alumnos en el lugar a las. A las ocho y diez el salón queda ocupado a la mitad de su capacidad: entre 15 y 20 personas combinadas entre los grupos A y B, todos del mismo semestre, pero diferentes especialidades; y aún siendo personas a las que he visto una sola vez en mi vida, los escucho hablar sobre mi. Carajo, ¿por qué se interesan en mi, qué les importa tanto?
Bien, debo informarles antes que las evaluaciones vienen en dos semanas, lo que significa, como ya saben, que esta y la siguiente semana serán las dos más difíciles para ustedes los rezagados.
— Oh por favor...
— No profe...
— ¿Quién le hizo tanto daño profe?— se quejan algunos y ríen por lo último que alguien ha dicho al fondo.
— Isaac, el que me hizo daño fuiste tú por quitarme tiempo de descanso y hacerme quedar contigo porque no sabes algo tan sencillo como la configuración electrónica. Eso lo enseñan en la secundaria. — humilla Baltus al llamado Isaac y los alumnos ríen más fuerte, burlándose de su compañero. — Ahora, debo advertirles que será peor esta vez; deberán preparar los exámenes que evaluarán a los que están un año más abajo que ustedes. Cada uno elaborará un total de 5 exámenes, todos con preguntas diferentes, deberán ser 40 preguntas abiertas que abarquen perfectamente los temas de "química del carbono" y "preparación de soluciones". Para el próximo lunes.
— ¡¿Para el próximo lunes?!
— Así es. A los de tercero de secundaria se les evalúa la próxima semana, exactamente a partir del jueves. La fecha límite para entregar es el lunes, pero pueden hacerlo antes, puesto que no pienso aplicar pruebas sin antes revisar que sean lógicas. Después ustedes deberán calificar dichas pruebas.
— ¿Entonces usted que va a hacer?, ¿acaso no es ese su trabajo?
— Si, es parte de mi trabajo, Andrew; pero también es mi trabajo preparar a esos chicos para que contesten decentemente sus exámenes, evitando que se atrasen como ustedes. En fin, podrán contar con el apoyo de un compañero de su elección: todos, con excepción de Julian, podrán elegir a un compañero con promedio mayor a 8.5 que les ayude.
— ¿Por qué yo no puedo elegir? — cuestiono desde mi lugar.
— Porque yo te designaré a tu compañero, y él está aquí: trabajarás con Tobías.
— ¡¿Qué?!
— Debe ser una broma.—
 ambos nos levantamos en nuestros asientos, protestando.
— No es ninguna broma y punto. Deben atender lo que les diga.
— Pero yo iba a elegir a Tobías...
— Tendrás que elegir a alguien más, Willem. Eso es todo, nos vemos mañana.— 
indica como último y nos invita a salir del aula.
Afuera inevitablemente me topo con Curwen.
— Ni creas que voy a ayudarte.
— Como si necesitara tu ayuda.
  respondo rápidamente.
— Eres un imbécil.
— No estoy seguro de que a Baltus le guste escuchar eso de su alumno favorito... —
 me burlo y él simplemente frunce el ceño.
— Vete al carajo.— se rinde y por fin me deja en paz. Decido partir del colegio para llegar a casa.
Una vez en mi habitación, comienzo la elaboración de los exámenes y no me detengo hasta dar por terminada la tarea.

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