Durante el trayecto de camino a casa sostuvo mi mano o a momentos llevaba su mano a mi pierna y apretaba levemente. Estaba en un trance total, pero se aseguraba de hacerme sentir tranquila con su toque. Aproveché el semáforo en rojo para tomar su mano con fuerza.
―¿Estás bien? ―negó de inmediato.
―Tu papá acaba de conocer a la antigua yo, la que no se conforma con un no.
―¿Qué no esa es la actual? ―volteó a verme con una enorme sonrisa, tomó mi mano y la besó.
―Conoció a la Lisa que abusaba de la gente, a la que no le importaba nada más que su bienestar. Conoció al clon de él ―tragué fuerte―. Nunca creí que volvería a eso, pero odié la forma en la cual te trató. Eres mía ahora y nadie te va a faltar el respeto, mucho menos en mi presencia.
―¿Qué te dijo?
―No le di la oportunidad de decir mucho ―nos pusimos en marcha una vez más―. Le dejé en claro que si te llego a ver un moretón, un pequeño rasguño o algo que me indiqué que te maltrató lo voy usar de tapete ―si la pelirroja me intimidaba en este estado pasivo no imagino verla enojada.
Sentía mi corazón rompiéndose a la vez que veía como casi llegábamos a nuestro destino. Casi por inercia me recliné más hacia ella y tomé su mano con fuerza.
―No quiero ir ―verbalicé mis miedos.
―Tranquila, pequeña, vamos a resolver esto ―se detuvo una cuadra antes de mi casa, se quitó el cinturón de seguridad y atrapó mis labios con dulzura. Llevé mis manos a su cuello y profundicé el beso.
―Te quiero.
―Y yo a ti, Sam ―acarició mis mejillas―. Vamos a estar bien ―volvió a darme un beso y me llevó a casa.
Con miedo vi que la camioneta de papá ya estaba aparcada fuera de la casa. Una vez más Lisa llevó su mano a mi muslo. Con cuidado salí del auto y la pelirroja hizo lo mismo. Me escoltó hasta la puerta de la casa, cuando me disponía a tocar abrieron la puerta bruscamente y me jalaron dentro de ésta. Apenas y pude ver como mi padre sacaba una pistola y apuntaba a mi profesora.
―¡No!
―Si te vuelvo a ver cerca de ella no voy a dudar en usarla ―me tiré sobre mi padre que de un manotazo me hizo a un lado. Ella no se veía asustada; su expresión era dura y fría.
―No la vas a usar.
―¿Crees que un fenómeno como tú me va a decir que hacer? Le estaría haciendo un favor al mundo ―la ojiverde me quedó viendo―. Ve a tu cuarto ―ordenó mi padre. No lo hice―. ¡Que te vayas a tu puto cuarto!
―¡No le hables así!
―¿Quién te crees para decirme qué hacer, estúpida? ―quedé viendo a Lisa implorando que se marchara.
―Me verás de nuevo ―amenazó―, y no te va a agradar ―giró los talones y se dirigió a su coche. Ni siquiera dije nada y me encaminé para mi habitación.
Me eché a llorar, esto no era lo que tenía en mente; no era así como quería que la historia fuera. No era justo ni para ella, ni para mí y esto era apenas el inicio. Todavía venía el castigo de papá y el sermón de mi madre. Odiaba esto y odiaba a mi papá por su mente tan cerrada.
Mucho tiempo después escuché como golpeaban a mi puerta; me hice bolita en mi cama y me quedé ahí por. La persona del otro lado insistió por lo que me vi en la necesidad de levantarme. Al otro lado me encontré a mi hermano bastante asustado.
―¿Qué pasó?
―Me encontraron con ella ―su rostro reflejaba mi miedo.
―¿Quién?

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Mi profe de piano
Short StoryUna chica en busca de clases de piano que encontrará más que música; a una enigmática mujer que pondrá de cabeza todo su mundo. Una mujer escapando de su pasado y de todas las cosas que ha tenido que pasar y hacer, se encontrara que la inocencia y e...