Durante la ausencia de su hermana en el castillo, Harry Potter había aprovechado el tiempo con su amigo Ron Weasley para investigar sobre el dichoso Nicholas Flamel. Sin ningún éxito.
En lo que sí obtuvo un éxito rotundo fue en descubrir nuevos rincones de Hogwarts. Gracias a la capa de invisibilidad que había recibido de manera anónima como regalo de Navidad, había había tropezado durante una de las múltiples incursiones nocturnas por el castillo una sala vacía, coronada únicamente de un espejo en el que Harry había podido llegar a ver a sus padres.
No entendía cómo un mero objeto podía devolverle una visión que le hacía tan feliz. Pero allí acudía cada noche, para poder disfrutar de ese momento tan íntimo y tan especial con su familia. Sólo le faltaba cierta melena pelirroja para acompañarle.
Sin embargo, la visión que le devolvió el espejo a su mejor amigo era muy distinta de la que él recibía. Aún no entendía muy bien cómo funcionaba el espejo, pero tenía claro que quería enseñárselo a su hermana. Estaba seguro de que si alguien más podía apreciar y disfrutar de la presencia de sus progenitores, esa era su hermana pequeña.
Por suerte para él, Azalea llegaba esa noche con el resto de alumnos, y podría por fin enseñarle tan valioso secreto.
Harry consiguió a duras penas aguantar durante toda la cena sin abordar a Azalea, pues sabía que hacer que faltara a la primera comida después de las vacaciones, podría hacer saltar las alarmas de los profesores. Y más aún cuando ambos ya se habían visto envueltos en el asunto del trol, habiendo salido indemnes de tal asunto.
Esa noche encontró el camino más rápidamente que las veces anteriores. Y más le valía... Había interrumpido la noche que Azalea tenía en mente con sus mejores amigos para enseñarle lo que ella estaba segura era una de las fantasías de su querido hermano. A veces le costaba recordar cuánto había deseado conocer a Harry...
Andaba nmás rápido de lo que habría sido prudente, porque el mayor de los hermanos sabía que estaban haciendo ruido al llevar a una persona más con él, pero por suerte no se encontraron con nadie.
Y allí estaban su madre y su padre, sonriéndole otra vez, y uno de sus abuelos lo saludaba muy contento. Harry se dejó caer al suelo para sentarse frente al espejo, indicándole a su hermana que le acompañara. Azalea se sentó al lado de su hermano sin rechistar, y sin entender muy bien por qué a su hermano le parecía tan interesante un maldito espejo.
— Entonces de vuelta otra vez, ¿no, Harry?
Ni si quiera le había dado tiempo a preguntarle a su hermana qué es lo que veía, y comprobar si por fin ella también podía disfrutar de la plenitud de reunir a su pequeña familia al completo, cuando ambos se dieron la vuelta sobresaltados para observar cómo el cuerpo del director emergía de detrás de una columna como una figura etérea.
Harry sintió como si se le helaran las entrañas. Miró para atrás. Sentado en un pupitre, contra la pared, estaba nada menos que Albus Dumbledore. Harry debió de haber pasado justo por su lado, y estaba tan desesperado por llegar hasta el espejo que no había notado su presencia. Y lo cierto es que Azalea tampoco había notado la presencia de su abuelo en la sala, al ir tan apurada detrás de Harry para ver eso tan importante que su hermano quería mostrarle.
— Y por lo que veo – añadió el anciano al ver que los muchachos no respondían – has venido muy bien acompañado.
— No... no lo había visto, señor.
Azalea no se atrevía a interferir en la conversación porque no sabía si era decuado que llamara a su abuelo como tal, o si debería llamarle profesor. Sabía que no estaba enfadado, leer la cara de Albus Dumbledore se había convertido en un hobbie de la pelirroja desde bien pequeña, pero eso no anulaba el hecho de que seguía siendo el director de la escuela en que ambos estudiaban. Y ellos estaban infringiendo más de una regla de dicho colegio.
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Azalea Potter y la Piedra Filosofal
FanfictionAzalea Potter es la hermana pequeña del muchacho más famoso del mundo mágico: Harry Potter. La noche del fatídico 31 de Octubre de 1981, Azalea era apenas un bebé de tres meses cuando se queda huérfana. Debido a la situación crítica de los hermanos...