Gustos y disgustos

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Alexandria se levantó ágilmente, sin atreverse a mirarlo a los ojos. - Usted es la señorita Alexandria, ¿no es cierto?- preguntó amablemente el guardián del templo. - Así es, pero no me trates de "usted", que no es necesario- respondió la aludida, mostrándose menos seria de lo habitual- Tú eres Deuteros, ¿verdad? - Para servirle- dijo él muy gentil. - ¿Cómo sabes que soy Alexandria?- inquirió curiosa la jovencita- Es la primera vez que salgo de Acuario. - La he visto de lejos cuando he ido a hablar con Dégel- explicó Deuteros con un leve sonrojo. - Es realmente maravilloso que no puedas confundirme con mi hermana- bromeó Alexandria con una risilla. - Aunque tuviesen el mismo color de cabello, sería imposible confundirlas- confesó Deuteros sin salir del sonrojo- Porque usted...- la chica frunció el ceño al oír nuevamente esa palabra- Es decir, porque tú eres más bonita que tu hermana. Esta vez, fue Alexandria quien experimentó un sonrojo incontenible. Esperaba que le dijera que era más seria, o tal vez más alta; cualquier cosa, menos lo que acababa de escuchar. No le desagradaba, pero la sorprendía y avergonzaba, pues jamás un hombre se había fijado en ella, mucho menos le había elogiado su físico. A pesar de conservar su cabello negro brillante natural, que ahora llevaba suelto y la cubría hasta la cintura, de ser más alta, de porte más elegante y con un cuerpo muy bien formado, todos los hombres preferían la ligereza y personalidad extrovertida de su hermana. - No me tomes el pelo- replicó ella, tratando de recobrar su estoicismo- Mi hermana tiene un aspecto angelical y dulce, con toda seguridad es más hermosa que yo. - Te lo digo en serio, eres preciosa- afirmó Deuteros con una ligera sonrisa, y luego cambió de tema- ¿Quieres cenar conmigo? Alexandria afirmó con la cabeza, incapaz de hablar por su bochorno; aún así, deseaba disfrutar de la compañía de aquel hombre un poco más. Deuteros la invitó a pasar al comedor y, una vez allí, sirvió un delicioso arroz imperial, el cual degustaron en medio de una agradable charla. - Esto es delicioso- elogió Alexandria- ¿Lo hiciste tú? - Hice lo que pude- afirmó Deuteros con modestia. - Pues ya te puedes casar- dijo Alexandria con malicia, provocándole un sonrojo al hombre frente a ella- ¿Qué haces aquí?- preguntó tras unas risas- ¿No deberías estar en la Isla Kanon? - Sí, pero el Patriarca ha convocado a una reunión con todos los Santos de Oro, debido a la cercanía de la Guerra Santa- le explicó Deuteros, lo que llevó a Alexandria a deducir que se encontraban en la época un año antes de la Guerra Santa. Un rato después, decidió despedirse de él y volver a la casa de Acuario; mas, al pasar por Escorpio, escuchó algo que la dejó turbada. - ¡Oh, sí, más duro, Kardia!- gritó la voz entrecortada de Anaís- ¡Mételo por *****! ¡F****** mássssss! Los gemidos que inundaban todo el templo hicieron que a Alexandria se le revolviera el estómago. Definitivamente, la comida iba a caerle mal si seguía allí, por lo que cruzó esa casa a toda prisa. "No puede ser. Mi hermana y Kardia estaban...", pensó, pero ni siquiera quiso imaginarse lo que sucedía. Sabía que su hermana no era santa, y mucho menos virgen, pero no imaginó que iría a acostarse con un hombre al que apenas conocía. Anaís siempre era una auténtica molestia; eso le trajo un recuerdo.
Flashback
Alexandria se encontraba mezclando con la mayor delicadeza posible dos volátiles sustancias químicas en el pequeño laboratorio casero que se ubicaba entre su habitación y la de Anaís. Estaba a punto de terminar de echar las gotas de un tubo de ensayo al otro, cuando de repente...
💢 A mi me gustan mayores
de esos que llaman señores,
de esos que te abren la puerta
y te mandan flores. 💢 
El estruendo de las bocinas hizo temblar la mesa del laboratorio y apagar el mechero, Alexandria se estremeció y dejó caer el tubo de ensayo que sostenía, mientras que el otro se rompió en mil pedazos debido a la magnitud de las ondas sonoras.
- ¡ANAÍS VEGA!- vociferó Alexandria, casi echando abajo la puerta de los aposentos de su hermana. - 🎶A mi me gustan más grandes, que no me quepan en la boca🎶- cantaba Anaís con una voz tan desafinada, que era capaz de provocarle un dolor crónico de tímpanos a cualquiera. - ¡Apaga esa mierda o le rocío ácido sulfúrico!- gritó Alexandria, haciéndose oír por sobre el ruido del reguetón. Anaís tembló ante los severos tonos de la amenaza y optó por usar audífonos. - Uff, se arruinó mi experimento- se lamentó Alexandria, que esperaba descubrir el compuesto químico del bicarbonato de litio.
Fin del flashback
Ahuyentó los molestos recuerdos con un gesto y retomó su investigación en la casa de Acuario.
Al día siguiente
- Hermanita, he pensado que seguramente estamos aquí con un propósito- le dijo Anaís a su gemela durante el desayuno matutino. - ¿Tú pensando? Esa es una señal del Apocalipsis- ironizó Alexandria, sin prestarle mucha atención. - ¡Hablo en serio!- exclamó Anaís, golpeando ligeramente la mesa para obtener la atención de su hermana- En la historia original, todos mueren. Debemos evitarlo. - ¿Quieres cambiar la historia para seguir acostándote con Kardia?- preguntó Alexandria con una sonrisa sarcástica. - ¿Lo...lo sabes?- balbuceó nerviosa Anaís. - Cuando tú ibas, yo venía, tonta- se mofó la de cabellos negros. En ese momento, otra persona entró en el comedor. - Si buscas a Dégel, salió en misión hace unas horas, Deuteros- aclaró Alexandria. - En realidad, te buscaba a ti- expresó Deuteros- ¿Quieres ir a dar un paseo conmigo? - Sí, claro, ¿por qué no?- respondió Alexandria con una sonrisa nerviosa y un ruborcillo en el rostro. - Oh, veo que no soy la única que coquetea- dijo Anaís con picardía, feliz de ver que su inconmovible hermana tenía una debilidad sentimental. - Solo somos amigos- se apresuró a aclarar Alexandria. - Ah, ya, claro- dijo sarcástica la rubia- No te preocupes, Deuteros, si mi hermana no te quiere, yo sí- se dirigió a él coqueta, pero se arrepintió de sus palabras al ver la mirada frívola y asesina que le echó su hermana. Deuteros, sonrojado, echó a andar junto a Alexandria.

Atrapadas (Saint Seiya: The Lost Canvas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora