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Asmita salió de aquella torre a pasos lentos, llevando a Alexandria entre sus brazos. - Oye, esto no es necesario, puedo caminar- protestó la muchacha algo sonrojada. En ese momento, Anaís se acercó a ellos todavía con cara de ¿WTF?, acompañada por los demás. - ¿Alguien me puede explicar qué fue lo que sucedió allá arriba?- interrogó Hakurei muy intrigado. - Sí, nunca había sentido que Alex o su hermana poseyeran Cosmos- agregó Tenma sorprendido. - La señorita emitía una sensación muy familiar- opinó Yuzuriha. - No puedo dar una explicación concreta aún- explicó Asmita, bajando a la joven de sus brazos-, pero el Cosmos de Alexandria es muy particular, se parece al de Athena y a la vez no. - ¡Wow, sorprendente!- exclamó Yato impresionado. - Será mejor que regresemos al Santuario, después de todo ya tenemos el rosario- dijo Asmita con parsimonia. - Tienes razón, volvamos- asintió Alexandria. - Con tu poder los salvaremos a todos, nena- dijo entusiasta Anaís, apretujando a su hermana para molestia de esta.
En las afueras de la Cámara del Patriarca
- ¡Asmita, regresaste!- exclamó Sasha con emoción al ver a este y a sus acompañantes. - Todo fue gracias a la joven Alexandria- dijo serenamente el Santo de Virgo, señalando a la ruborizada chica- Ella tiene un poder interesante, puede ayudarnos mucho. - Señorita Athena, ya no es necesario que mantenga esa barrera, puede descansar- dijo respetuosamente Alexandria, haciendo reverencia ante la diosa. - ¡Awww, Sasha, amo tu vestido!- exclamó Anaís, quitándole toda la seriedad al asunto- ¡Es hermoso, quiero uno igual! - Anaís, sé más respetuosa- le requirió Alexandria, dándole un codazo. - No te preocupes, Alexandria, las formalidades son innecesarias- dijo Sasha con su dulce voz- Vengan, acompáñenme a tomar el té. La joven diosa guió a las chicas y al Dorado a una terraza peculiar, con adornos florales muy hermosos y una mesa para té en el centro. Sasha se dejó caer en un asiento con un gesto de cansancio, por lo que Anaís le acarició la cabeza y la hizo recostarse sobre su regazo apoyado en una silla acolchonada. - Luces agotada- señaló Alexandria- Toma aire, yo prepararé el té- tomó la tetera de agua hirviendo y añadió las hierbas- Esta noche vendrá Hades- Sasha alzó la cabeza y agrandó sus ojos esmeraldas al oír esa revelación-, quien es tu hermano Alone, así que es mejor que estés preparada. Mientras Alexandria servía el té, Anaís pudo notar la expresión triste y dolorida de la diosa, así que decidió cambiar el tema. - Tu cabello es hermoso y suave, Sasha- dijo, acariciando los mechones lila de la aludida, quien ya se había erguido y tomaba el primer sorbo de té- Dime, ¿por qué rechazaste al pobre Sísifo? Sasha por poco escupe el té y sus mejillas se tiñeron de rojo. - No...no es que no lo quiera- dijo Sasha por lo bajo con voz temblorosa- Pero, hay tantos obstáculos entre nosotros... Él merece ser feliz con alguien que no le dé tantos problemas. - Vamos, no digas eso, si este shippeo me encanta- dijo Anaís, dejando a Sasha confundida. - Para el amor verdadero no hay obstáculos, señorita- sentenció Alexandria, terminando su té. Sasha les dedicó una hermosa sonrisa de agradecimiento, al tiempo que Asmita se levantaba de su asiento. - Voy a mi templo; si Hades se digna a hacernos la visita, debemos recibirlo como se merece- anunció con un toque de ironía. - Bueno, nosotras también nos vamos- le secundó la gemela de cabellos negros- No podemos interferir en esta parte de la historia. - ¿Qué? ¿Por qué?- inquirió la rubia estupefacta. - No hay nada que podamos hacer ahora- arguyó Alexandria, y Anaís tuvo que reconocer la veracidad de sus razones. - Bien- asintió muy a disgusto- Venga el aburrimiento. Cuando ya se retiraban, la armoniosa voz de Sasha las hizo voltear. - Anaís y Alexandria- les llamó, ellas la miraron expectantes- Gracias por decidir quedrse con nosotros. - Ha sido un honor- dijo Alexandria solemnemente. - Ha sido divertido- dijo Anaís con ligereza, lo cual hizo reír a Sasha, pues la rubia le recordaba a Kardia.
Dos días después
- Asmita, necesitamos tu ayuda para salvar a Hasgard- anunció Alexandria sin rodeos, entrando al templo de Virgo. - Vaya- dijo el guardián sorprendido- ¿En qué puedo ayudarles, exactamente? - Bueno, tú puedes anular los sentidos- dijo Alexandria, a lo que el rubio asintió- Necesitamos que anules nuestro sentido auditivo. - ¿Para qué?- inquirió Asmita, enarcando una ceja. - ¡Solo hazlo, virgen, no tenemos todo el día!- refunfuñó Anaís malhumorada. - Anaís, no le hables así solo porque no te hace caso- se burló Alexandria, a lo que su gemela solo bufó. - De acuerdo, lo haré por ti, Alexandria- dijo Asmita, encendiendo su Cosmos.
En el campo de entrenamiento
- El pobre Hasgard está muy herido- dijo Alexandria, dejando que su hermana le leyera los labios, cosa que era fácil en ella- Ya sabes lo que tienes que hacer, Anaís. - Espero que la herramienta le haya quedado intacta- respondió esta, provocando que su hermana se palmeara la frente. "¿Qué solo piensa en eso?", cuestionó para sí. Compadecida al ver al torote lleno de heridas, se acercó a él y le dio unos ungüentos, mientras su hermana simulaba un ataque que distrajo a los dos espectros que lo atacaban; Wimber de Murciélago intentó dejarla fuera de combate con su técnica Sonar de Pesadilla, pero, al estar sordas, las muchachas no fueron afectadas por esto para estupefacción de ambos espectros. Aprovechando el momento de confusión, Hasgard atacó a Cube de Dullaham con su Gran Cuerno antes de que este pudiera herir a Anaís, derrotándolo en el acto. Mientras, Alexandria usó su nuevo poder para abrir un portal dimensional que arrojó a Wimber a las profundidades del Inframundo. - Ese regresará- murmuró contrariada, aún no sabía manejar bien su poder. Luego, vía Cosmos, le pidió a Asmita que le devolviese sus sentidos, lo cual este hizo de inmediato. - Gracias, niñas, no podría haberlo hecho sin ustedes- confesó Hasgard con una sonrisa de gratitud. - Agradécele también a Asmita- dijo Alexandria muy seria, poniendo al desmayado Tenma y a los demás a buen recaudo e inspeccionando el lugar con la vista- Ya no debes desconfiar de él. Hasgard frunció el ceño, pero asintió. - Bueno, Hasgard, vamos a tu templo, hay que curarte esas heridas- intervino Anaís con un guiño picarón que hizo sonrojar al Santo de Tauro y gesticular asqueada a su hermana

Vaya, he podido actualizar muy seguido esta semana. Los que me siguen habrán notado que yo actualizo no menos de una vez por semana, generalmente los lunes (y si desaparezco un tiempo, denme por muerta XD). Agradecimientos y saludos especiales a SandyKarol por sus votos y motivadores comentarios. ¡Gracias por leerme y nos vemos en la próxima aventura!

Atrapadas (Saint Seiya: The Lost Canvas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora