Capítulo 3

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Alison se apoyó contra la pared, por poco dejando caer el plato que sostenía en la mano izquierda.

Emily se acercó preocupada al contemplar lo pálida que se había puesto y apretó ligeramente su hombro, tratando de dar con aquellas dos esferas azules tan rebosantes del más agrio e hiperbólico de los desconciertos.

-          ¿Qué ha pasado?- Emily se acercó a ella, como si intentara sostenerla en el caso de que fuera a desmoronarse- ¿Quién es?

-          ¿Hola? ¿Sigue ahí?- Se oyó la voz de la mujer que acababa de provocar que a Alison se le secara la boca y se le detuviese el corazón por un momento.

La rubia tragó en seco y se aclaró la garganta.

-          Hum... Sí. Sí, estoy aquí.

-          Ali, ¿qué sucede?- Insistió Emily, tomando su mano.

-          ¿Desea aceptar la llamada?

Alison no podía pensar con claridad, ni llegaba a comprender del todo lo que estaba sucediendo.

Se halló a sí misma aterrada; completamente helada frente al horror que el mero atisbo o mención de Paige conseguía provocarle.

¿Por qué aún no había cortado la llamada? ¿Por qué permanecía allí, dura como una estatua, ignorando completamente a Emily, a la mujer al otro lado de la línea, y a todo pensamiento racional que la inducía a evitar a toda costa el más mínimo contacto con su enemiga, aunque fuera en esas circunstancias?

Algo le impedía responder con un rotundo "no". Se trataba de ese mismo algo que había pervivido dentro de ella desde que la sacaron del callejón de la muerte. Ese mismo algo que había florecido casi imperceptiblemente en las inmediaciones más remotas de su corazón remendado. Ese algo que, sin poder ofrecer ninguna clase de resistencia, dejó escapar esas únicas dos palabras que salieron de su boca como un suspiro.

-          La acepto.

-          Muy bien. Espere un momento.

Alison elevó sus ojos hacia Emily, observándola con una seriedad absoluta.

-          Necesito que me dejes sola un rato- Murmuró-. Por favor, no me sigas.

-          Ali, no entiendo nada...- La morena la miró entre consternada y suplicante-. Al menos dime que todo está bien...

La rubia hizo una mueca con los labios.

-          Ten paciencia- Le dijo, y salió al jardín, dirigiéndose al bosque de pinos, pasando muy cerca de donde Danny, Georgie y Lily jugaban a las escondidas.

La visión de sus hijos la colmó de un sinfín de sensaciones ajenas hasta el momento,  tan tristes como emotivas; una fusión entre el pasado y el presente que lograba espantar toda noción de estabilidad que durante su vida adulta había conseguido mantener. 

Sintió cómo la agriedad se colaba en su pecho poco a poco, abduciéndola hacia un mundo mucho más sombrío que creía haber dejado atrás hacía muchos años.

Mientras oía silencio al otro lado de la línea, viajó en el tiempo, en dirección a una quietud similar, a la que había estado expuesta incluso hasta más allá de los límites de la resistencia humana. Era un silencio frío y sin fronteras; uno desesperanzador, solitario y repleto de sombría y atronadora agonía.

Se sentó en un tronco caído, en medio de un claro, y fue absorbida por la brisa, por el canto de las aves y los demás sonidos de los animales que se escondían en el monte.

Emison- ¿Podrás con la oscuridad?- Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora