Con mucho amor y dolor, para ustedes
— ¿Qué propones? — señaló a Nifa
Ella se tensó y miró sorprendida a Keji — Podemos ir al mar...
— De ahí venimos — Interrumpió Moblit
Keji sonrió y de un golpe saltó sobre la mesa de cristal
— ¡KEJI! —
Todos esperaron lo peor: la mesa quedaría inservible y todo por culpa del entusiasmo de Keji.
Nifa quedó paralizada, con el corazón en la boca y con una mueca retorcida, esperando el estruendoso ruido. Que no hubo.
— Bha... A lo que voy: ¡vayamos de mochileros por el mundo! — sin vergüenza alguna y sobre la mesa Keji proponía mil maneras de viajar.
Cada vez que decía algo sus ojos brillaban de una manera entusiasmada y vivaz. Nifa enternecida con su gesto solo observaba atentamente sus palabras sueltas, Abel simulaba poner atención, pues tenía un ojo sobre el y otro sobre lo que Hange preparaba y Moblit sin entender mucho (el echo de que lo arrastrarían por el mundo sin descanso y sin opciones) anotaba todo a una velocidad impresionante en su teléfono.
Las palabras entusiastas de Keji no eran silenciosas, pues en el segundo piso se encontraban Levi y Erwin estresados al no poder hablar con los gritos sumados a el hambre que ambos tenían.
Era su tercer día en Londres y todo el grupo parecía estar en su propio royo, cada uno planeando disfrutar al máximo el "nuevo mundo" o al menos eso estaban pensado todos, menos Levi y Erwin.
Los lentes de Hanji estaban empañados completamente gracias al vapor de su frijol con puerco que quien sabe como logró preparar en Londres. Sorprendida volteó a ver el otro fogón, donde tenía asando cuatro tomates y seis chiles (habaneros por si hay las dudas en nuestro amigos de Londres) rápidamente apagó el fogón que había preparado a la perfección sus ingredientes para su salsa, los tiró sin cuidado a la licuadora, rebanó el cilantro, cebolla y rábano
— Limón limón limón limón — Decía para si misma — ¡Miarda, no hay limón! — Sacudió el refrigerador
Miró por todas partes buscando una solución y la encontró — ¡Abel! — el hombre de un salto miró a la mujer
[...]
"Espérame"
"Estaré esperándote"
"cariño"
— ¿Cariño? — Dijo en tono rosa — ¿Hace cuanto que me dices así? — Sonrió
El calló
"La cagué" pensó él
— Desde que quiero decirte cariño — Afirmó sin darle importancia
Ella movió suavemente sus dedos entre los de el y cada uno, lentamente y delicados como dos pétalos de claveles entrelazaron sus manos sin otro gesto más.
Ella lo sentía. Sentía su mente despejada, en blanco, todas las ecuaciones y problemas por solucionar desaparecían con unos cuantos roces de el, su mente volaba y sus ojos brillaban bajo el resplandor de una vela gastada para el. Sus sentidos se agudizaban y experimentaba sentimientos que nunca en su desdichada vida había experimentado, esas sensaciones que compartía con aquel hombre la hacían más vulnerable, más bruta, más ingenua.
A pesar de saber perfectamente lo que es un cuerpo humano, cuando aquellos cayeron bajo la noche envueltos en las sábanas blancas y limpias de un azabache parecía no saber nada de ellos, todo lo aprendido por años se desaparecía entre los fuertes brazos de el.
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Entre flores (Levihan)
Hayran KurguHabían pasado de ser soldados de la legión de reconocimiento, esos que peleaban contra seres enormes y aterradores que mataban a los humanos por montones, a ser simples mortales con vidas no tan tranquilas, en las que entre la confusión aprendieron...