Cinco.

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Después de que JungKook lograra calmarse, se quedó dormido en los brazos de TaeHyung. El castaño al darse cuenta de esto, sonrió triste y lo acostó nuevamente en la cama, tapándolo para que no sintiera frío. Pasó la mirada por el rostro de él y notó la nariz y mejillas sonrojadas junto a los ojos hinchados por el llanto. Eso hizo doler el corazón de Tae.
  
   Desvió la vista a la ventana aún abierta y se levantó con cuidado a cerrarla. Al cumplir eso, se quedó parado en el miedo de la habitación y pensó si debería acostarse a dormir. Pero sentía miedo por JungKook, ¿y se volvía a despertar y él no estaba alerto para consolarlo? Por alguna razón extraña, no quería eso; así que volvió a donde estaba y se sentó, apoyando la espalda y cabeza contra la pared. Cerró los ojos, aunque no pretendía dormir, y suspiró haciendo el menos ruido posible, ya que JungKook se removió un poco. No conocía a Kook pero entendía un poco su dolor, quería pensar que sí lo aunque ignorara el núcleo. En todos los días que había estado con él, jamás se vio tan vulnerable como se mostraba en estos momentos. Siempre traía una aura burlona y despreocupada.
  
   El cansancio comenzaba a llegarle a TaeHyung, por lo tanto, sin notarlo, se quedo dormido junto a un chico que, tras su parpados, desgarradores recuerdos lo atormentaban. 

                              ☁️

  Un peso molestaba a JungKook en el otro extremo de la cama, ocasionado que abriera, irritado, los ojos. La luz, sin ser mucha, le provocó una punzada en la cabeza, volviendo una línea sus labios secos. Tomó aire para no maldecir y se apoyó en sus antebrazos, elevando un poco su cuerpo para lograr visualizar aquello que le molestaba. ¿Qué? ¿TaeHyung? ¿Por qué él estaba dormido, de una forma que parecía muy incómoda, ahí? Entonces la mente de JungKook fue atacada por lor recursos de la noche anterior, dejándole ver cuán débil había sido. Y se odio por eso, nadie tenía que presenciarlo así. Aunque también sintió su pecho cálido por la actitud del castaño hacia él.
  
   —Tae... —su voz salió áspera, casi causándole dolor, así que carraspeó—. TaeHyung, despierta.
  
   El nombrado solo se removió, su rostro deformándose en una mueca nada agradable. Jeon estiró un brazo y, con la punta del índice, pico una de sus mejillas. Así hizo por varios minutos, hasta que consiguió lo propuesto.
  
   —¿Umh? —¡Por el cielo nublado de afuera!, pensó JungKook, su voz sonaba diez tonos más gruesa—. ¿JungKook? ¿Qué mierda?
  
   Una sutil sonrisa se plasmó en el rostro del pelinegro, divertido por la expresión de desconcierto del chico.
  
   —Te quedaste dormido anoche —explicó—. Hay dos opciones: la primera es que te duele hasta el dedo pequeño y la segunda, es que no sientes ninguna parte de tu cuerpo.
  
   Tae se removió para ver cuál era la correcta, y soltó un gruñido al descubrirlo.
  
   —Primera, es la primera opción —casi llorisqueó, sin embargo no se dio cuenta de ello.
  
   Después de eso, se instaló un silencio, para nada incómodo, entre ambos. Cada quien se hallaba pensando, quizá en cosas no tan distintas y alejadas. ¿Deberían decir algo al respecto? ¿O deberían, simplemente, dejarlo pasar? No era sorpresa que, en hogares así, las noches fueran testigos de episodios parecidos. TaeHyung varias vaces pudo oír cosas similares en habitaciones vecinas, mas jamás hizo nada porque esas personas ya tenían a alguien. Pero anoche había sido distinto, el piel pálida se encontraba en la misma habitación que él. La persona de JungKook era TaeHyung.
  
   Pero JungKook no era alguien que dejera las cosas pasar, por lo que preguntó:
  
   —¿Por qué lo hiciste?
  
   El labio de Tae fue apretado por sus propios dientes mientras se hacía sonar los huesos del cuello.
  
   —Estaba despierto cuando tú..., bueno, cuando tú comenzaste a removerte —respondió—. Pensé que te quejabas porque abrí la ventana y el frío entró, sin embargo estabas durmiendo. Cuando noté que algo iba mal, no quise dejarte así... Simplemente quise ayudar —concluyó, simple, TaeHyung.
  
   —Entonces... Umh... ¿Ya somos amigos?
   Tae Río muy bajito, esperando no ser oído. ¿En serio salía con algo así?
  
   —No, Jeon, no somos amigos.

                               ☁️

   El cielo estaba cubierto por un manto de nubes grises y amenazadoras. No había llovido, sin embargo, lo haría en cualquier momento. Un viento frío corría tranquilo, haciendo el ambiente aún mejor para TaeHyung. Desde la conversación con JungKook, se instaló en su refugió: el viejo y gran árbol en los extremos del terreno. No comprendía muy bien el porqué querer estar fuera del alcence del azabache, solo tenía ese sentimiento clavado en el centro del pecho. Lo había visto tan vulnerable y perdido que, ahora que se volvía a mostrar impasible, lo sacaba un poco de quicio. Y que eso lo sacara de quicio lo sacaba aún más de quicio puesto que también él llegaba a mostrarse independiente a lo que en verdad sentía.
  
   Moviendo su cabeza de un lado a otro para alejar esos pensamientos, clavó la vista en las hojas cayendo frente de él. Esa simple imagen le daba insólita paz. Llenó sus pulmones de congelado aire mientras se ponía en pie, ya era tarde y, si no entraba pronto, lo más seguro es que agarraría un resfriado.
  
   Caminó hasta la entrada del hogar, tarareando una tonta canción que, probablemente, haya oído en la radio. Estaba apunto de abrir la puerta, con su brazo extendido para agarrar el picaporte, cuando esta se abrió.
  
   —Te estaba por ir a buscar.
  
   Y el sentimiento de paz se esfumó.
  
   —No hace falta que sigas haciendo eso. Dile a quien sea que te haya mandando que sé entrar solo —espetó Tae con notable molestia.
  
   —Nadie me mandó. Quería ir a buscarte porque me aburro.
  
   El castaño hizo el cuerpo frente a él a un lado para poder pasar adentro. 
  
   —¿Para qué? ¿Otra vez te aburriste de fingir con los demás? —preguntó sin querer saberlo realmente Tae, subiendo las escaleras con el pelinegro siguiéndole.
  
   —Hablando de eso —titubeó un poco y cerró la puerta cuando ya ambos estaban en la habitación compartida—. Ya no quiero seguir haciendo eso...
  
   TaeHyung, por primera vez desde que se lo chocó en la entrada, se giró para mirarlo a los ojos. ¿Estaba haciendo una jodida broma otra vez?
  
    —Vaya, ¿se te han conectado las neuronas? —cuestionó totalmente autónomo a lo que en realidad quería decir.
  
   —¿Por qué te comportas de una forma tan agria y tosca? —el samblante de JungKook había cambiado—. Ya no quiero seguir haciendo eso porque tú me hiciste entender que, por más que no me guste, estás personas me dan lo que ya lo tengo: un lugar donde vivir.
  
   Tae se despojó de su abrigo, tirándolo a su cama, y después se sacó las zapatillas. Sin prisa, siendo mira de los ojos del otro.
  
   —Bien —respondió sencillo, no queriendo seguir hablando.
  
   Pero esa respuesta alteró a Kook, ya que él en serio lo estaba intentando. Ya no quería seguir así con la persona que conviviría hasta quién sabe cuándo.
  
   —¿Bien? ¿Solo bien? —la voz le sonó más fuerte de lo que quiso—. En serio, ¿qué mierdas de sucede? Lo estoy intentando, quiero caerte bien.
  
   Las personas, generalmente, no medimos lo que decimos cuando estamos molestas, las cosas se nos escapan de las manos. Y es mucho peor cuando no nos interesa cuánto veneno podemos escupir.
  
   —Sí, solo "bien", Jeon —Tae se aproximó a él con los ojos brillando de rabia—. ¿Acaso quieres que te felicite por darte cuenta de algo tan básico? Y por lo de caerme bien, ¿por qué quieres eso? No tiene sentido, no hace falta. Podemos, simplemente, ni llevarnos la palabra. Lo he hecho desde casi todo el tiempo que llevo aquí. No me relaciono con nadie, no me encariño con nadie, y es lo mejor.
  
   —¿Lo mejor? —el aire se volvió más tenso por la risa sarcástica de JungKook. La distancia entre los dos se disminuyó más cuando este dio un paso hacia el castaño—. No es verdad que crees que guardándote todo y alejándote de todos es lo mejor, ¿o sí? Eso te daña, te pudre por dentro. Te vuelve preso de los sentimientos que ocultas, y te vuelves, lentamente, miserable. Pero eso ya lo sabes, ¿cierto? Porque tú ya lo eres.
  
   Y Tae se dobló hacia esas palabras, dejando, por un mínimo instante, reflejado en su mirada la tormenta en su interior. Pero no duró bastante, ya que regresó a su estado inexpresivo. No deseaba romperse, después de tanto tiempo de no hacerlo, frente a alguien tan desconocido como lo era JungKook.
   Pero TaeHyung ya se había roto hace tiempo y, extrañamente, JungKook podía ver eso sin importancia el escaso tiempo de conocerse.

Sigiloso Tormento. •» KookV / KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora