—¿Qué se supone que haces aquí? —preguntó Sook, la cocinera, a TaeHyung.
El castaño la miró, fingiendo ofensa.
—Estoy visitando a una vieja amiga, ¿acaso no es obvio? —contestó, sentándose en la mesada de la cocina.
La verdad hace bastante que no hablaban debidamente, como solían hacerlo cuando TaeHyung llegó al establecimiento. Ella había sido una de sus primeras amigas, por no decir la única. Pero, cuando todo se rompió otra vez en la vida del castaño, se alejó de ella y de todos en general. La mujer, al no querer invadir su espacio, lo dejo hacerlo, sin embargo se sigue arrepintiendo de ello. TaeHyung era una persona que irradiaba calidez y pureza aún con miles de temores y problemas, aún cuando la vida que conocía desapareció.
No se merecía haber vivido lo vivió, no se merecía haber sufrido —y seguir haciéndolo— tanto. Pero las peores cosas suelen sucederles a las almas más genuinas. Y aunque en el fondo de Tae aún chispeaba todo lo que lograba definirlo antes, ya no era lo mismo. Tal vez nunca volvería a serlo.
—Ya, ya. De la nada, después de mucho tiempo, ¿no? —Sook se giró para mirarlo—. ¿Qué ocultas?
Tae suspiró, pasando su vista por cualquier sitio menos en ella. Sinceramente, ni él sabía muy bien qué hacía ahí. No quería ir a su habitación porque estaría, seguramente, JungKook y no quería hablar con él. Y tampoco iría al viejo árbol porque el pelinegro también podría aparecer ahí. Bueno, sí. Sabía qué hacía: huía de JungKook. Estaba siendo paranoico quizá. Aún no lograba creer haber revelado la muerte de sus amados padres, ¿por qué se doblegó tanto?
Pero JungKook poseía algo que lo descolocaba totalmente, como si tuviera la necesidad de abrirse a él y mostrarle todos sus secretos, hasta los más oscuros.
—¿Todavía puedo confiar en ti como antes? —preguntó TaeHyung, jugando nerviosamente con una naranja que agarró del frutero en el medio de la superficie donde se hallaba. Recibió un asentimiento con la cabeza y prosiguió—. Bueno, ¿conoces a Jeon JungKook? Es nuevo y mi compañero de cuarto. Creo que no nos llevamos bien. Nuestras personalidades chocan y ocasionan peleas ridículas. Pero hay momentos donde sí podemos llevarnos bien, es cuando estamos vulnerables.
—¿Y a qué va todo esto? —cuestionó la mujer mientras seguía con el desayuno, con un vago presentimiento de dónde se encaminaba su joven amigo.
—Va a que él me da lo que necesité por mucho tiempo —se relamió los labios para luego suspirar, memorias rebotando en su ruidosa mente—. Me da consuelo cuando lo necesito y, solo a veces, me brinda compañía en silencio, como la que necesito cuando quiero pensar.
—No entiendo lo malo de todo eso —Sook confesó y le pasó una taza de té.
—¡Tiene todo de malo! Si seguimos así, no será favorable y lo sabes. Además que hay momentos donde no lo soporto —rodó los ojos, recordando cuando Jeon lo hastiaba con su comportamiento agotador—. Se vuelve irritante y es muy insistente. Quiere saberlo todo y que las cosas sean como quiere.
A la vieja cocinera se le escapó una sonrisa, pero la ocultó. Agarró las bandejas con la comida para comenzar a llevarla a la mesa.
—Tienes miedo a encariñarte con él, Tae, pero eso no es malo —habló antes de salir al comedor—. Que no te asuste, por favor, no lo hagas de nuevo.
Y lo dejó solo. No quería pensar demasiado las cosas, no sería bueno. Debía seguir como venía —o eso necesitaba creer—, ya que había funcionado en el pasado.
TaeHyung no comprendía todo lo que su pecho parecía sentir, todo lo que lo estaba atemorizando. Es que las cosas parecían haberse vuelto tan difíciles e indescifrable. Teniendo su sentimientos y pensamientos prácticamente controlados, a volverse todo un caos interno.☁️
JungKook estaba sentando a su lado, no quería ni girarse un poco. Aunque la vista de Tae estuviera pegada en el plato de comida frente de él, sentía su perfil quemar por la mirada del azabache. Era la primera vez en el día en que se hallaban tan cerca, hubiera sido antes, pero el castaño se encargó de que no fuera así. Casi corrió por un pasillo del hogar cuando lo vio acercarse a él. Se hallaba actuado ridículamente, y eso lo irritaba. Pero no podía detenerse.
—TaeHyung —intentó llamar su atención, pero el nombrado fingió no oírlo.
El castaño removió la comida en su plato, viéndola con un poco de asco. Su estómago estaba cerrado.
—¡TaeHyung! —volvió a intentarlo JungKook, un poco más fuerte y llevándose la atención de algunos.
—Cállate —gruñó en un murmuro el castaño—. Estoy intentando cenar.
El otro rodó los ojos. ¿Intentado cenar? Ni probó un poco. Estaba evitándolo.
—Claro que no —le sacó los cubiertos de las manos—. ¿Por qué me ignoras?
—No hago eso.
TaeHyung no iba a aceptar lo que efectivamente estaba haciendo. Se relamió los labios y le tiró una mirada de súplica a la cocinera en busca de ayuda. Ella se mantenía viendo a los ambos desde que comenzaron a intetactuar con los ojos entornados. Sabía que algo sucedía, pero ese algo era invisible para los involucrados. Sook negó levemente con la cabeza hacia la petición, sin embargo, Tae siguió pidiendo auxilio. Suspiró en silencio y carraspeó al asegurarse que los demás acabaran la comida.
—Bien, buscaré el postre —avisó con una humilde sonrisa—. Kim TaeHyung, ¿puedes ayudarme?
Y el nombrado no dudó ni un segundo, asintió y se levantó demasiado rápido, causando casi la caída de la silla en donde estaba sentando. Se disculpó y persiguió a su amiga.
JungKook largó aire pesadamente y lo vio irse, pero las cosas no quedarían así. Él quería hablar con el castaño, y lo haría. Él simplemente no dejaría las cosas pasar, y más cuándo ni sabía las razones por las que actuaba así. Creía que la cosas estaban mejorando, pero, como todo en sí, era tan impreciso.
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Sigiloso Tormento. •» KookV / KookTae
Fanfiction«La persona de JungKook era TaeHyung.» ESTA HISTORIA NO ES DE DOMINIO PÚBLICO. ⋙Capítulos de 700 a 2000 palabras. ⋙Historia y trama completamente mías. ⋙No copias ni adaptaciones. ⋙Estado: completa. ⋙Primera parte: Sigiloso Tormento. ⋙Segunda P...