Seis.

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—Vamos, Tae, come algo.
 
   Hace más de media hora, JungKook se encontraba tratando de hacer que TaeHyung comiera. Pero este se negaba a hacerlo. Desde la discusión, o lo que sea que hubieran tenido, el castaño se mantuvo encerrado en la habitación. No salió al patio, no se sentó bajo el árbol como costumbre. Solo se quedaba en su cama, envuelto entre frazadas y hojas manchadas de tinta. Tampoco le dirigía la palabra a JungKook si no era estrictamente necesario. Se lo veía cansando y destruido, ¿tan fuerte había sido lo que el menor dijo?
  
   —¡TaeHyung, abre la maldita boca! —exigió, ya hastiado, JungKook.
  
    Y otra mirada fría le pegó en el rostro, pero ya era inmune a ellas.
  
   —No me mires así, sabes que tienes que comer —volvió a hablar—. No lo haces desde haces más de dos días, ¡además de que comes muy mal!
  
   —Te estás comportando de forma histérica —habló por primera vez en horas.
  
   —Y tú infantil.
  
   —¿Qué te importa si lo hago? ¿Qué te importa si como o no? —Tae se hallaba demasiado agotado como para enojarse.
  
    —No sé, pero me importa. Solo quiero hacerlo bien, ¿okey? Quiero caerte bien, como ya te he dicho.
  
   El mayor se le quedó mirando, pasando sus ojos por todos los rasgos que podía visualizar. Respiró hondo y soltó el aire, pensando qué decir. Ya no quería seguir discutiendo, no tenía sentido. Pero tampoco le agradaba que Kook se metiera en su espacio personal como últimamente hacía.
  
   Los días anteriores fueron un castigo, sin hablar de las noches que fueron aún más infierno. Mientras el menor dormía, Tae se acercaba a la ventana, sin abrirla, para intentar liberar un poco de dolor. Y lo peor de todo era que no sabía por qué sentía tanto dolor, ¿a qué venía? ¿A las palabras de JungKook? No, no podía ser.
  
   —Bien, comeré —se rindió—. Pero tienes que dejar de insistir tanto por todo, Jeon.
  
  —Soy insistente, lo siento —se encogió de hombros, extendiéndole la comida, la cual fue recibida.
  
   —No me gusta la insistencia.
  
   —Solo quiero que sepamos convivir... de una forma adecuada y bonita. ¿Qué quieres que haga entonces?
  
   El castaño masticaba mientras lo oía, ¿qué esperaba realmente la persona frente de él? Quizá sería otro juego, pero no poseía fuerzas para seguir obligando a su cabeza a pensar y dar vueltas a cosas que, al final, eran absurdas.
  
   —Solo acércate a la cama y siéntate a mi lado, en silencio —terminó por decir, aún mirándolo—. No esfuerces nada.
  
   Y así hizo JungKook, se sentó a su lado con un buen presentimiento. Hablaba en serio cuando decía que quería que su relación fuera mejor, porque, aunque no iba a confesarlo, la persona junto a él tenía algo que le llamaba demasiado la atención. No era su buen físico, mas sí se percató de ello. No era su sonrisa rectangular y singular, mas también le fascinaba. No era nada exterior, no en su totalidad. Era algo oculto en el fondo de la esencia de TaeHyung lo que lo llamaba, algo en su extraña y bella forma de ser. Por más que fuera cierto que algo oscuro se instalaba en él, JungKook había descubierto que solo era una manta, un escudo por el miedo de recibir más daño.

                              ☁️

   Otra cosa que Tae había hecho en las noches, además de sufrir en silencio junto la oscuridad que se mostraba a través de la ventana, era ver a JungKook removerse en la cama, con una capa de sudor en su frente y jadeos dolidos saliendo de sus labios. Quiso ayudarlo y lo hizo, pero el menor nunca se enteró. En ningún momento se despertó por completo, así que no supo que el castaño le despegó los cabellos aferrados a su piel por el sudor y le acarició la espalda hasta que lograba calmarse.
  
   Ahora ambos estaban relativamente bien. Se mantenían la mayoría de tiempo en silencio y, a veces, clavaban la mirada en el otro cuando creían que este estaba despistado. Había momentos donde se necesitaban, donde querían estar uno al lado del otro, aunque solo sentandos sin decir nada. Pero ¿por qué actuaban así? ¿Por qué un chico frío y calculador como era TaeHyung actuaba así? ¿Por qué un chico superficial e indiferente como era JungKook se portaba igual? Estaban perdidos en un sendero que no sabían, realmente, si querían recorrer.
  
   —Mira, hyung, hicieron chocolate caliente para la merienda —un azabache, un tanto contento, entró a la habitación con una taza humeante en cada mano.
  
   El nombrado, que se hallaba tomando una pequeña siesta, abrió los ojos perezoso. Un bostezo escapó de sus labios mientras se incorporaba en la cama estirándose.
  
   —Hace mucho no preparaban —la voz ronca fue satisfactoriamente recibida por los oídos de Kook.
  
   —Está más frío del habitual, debe ser eso —comentó y le extendió una taza a la persona frente de él. La cual aceptó e invitó al menor a sentarse junto él.
  
   Era verdad, estaba frío. Por eso, TaeHyung se cubrió más con las mantas. Su nariz estaba ligeramente roja y los ojos un poco hinchados por acabar de despertar. Todo eso le pareció tierno a JungKook.
  
   —Cuidado, está muy ca...
  
   Pero ya era tarde, la lengua del mayor había tocado con el líquido hirviendo. Un chillido se escuchó, el cual le siguió un llorisqueo.
  
   —¡Mi lengua! —no pudo contenerse de gritar el afectado, le ardía demasiado.
  
   JungKook tomó la taza de las manos contrarias y, junto la suya, la dejó en el suelo.
  
  —Lo siento, lo siento. Debí advertirte antes —se disculpó velozmente, haciendo un incosciente mohín—. No te enfades, por favor.
  
    Tae frunció el ceño con la lengua afuera, intentando calmar el ardor. ¿Por qué decía eso? Esperó unos segundos y habló:
  
   —¿Por qué debería enfadarme? No fue tu culpa.
  
   JungKook temía en las reacciones del mayor hacia cualquier cosa que él dijera o hiciese. No quería que el avance entre ellos se viera arruinado... Pero Tae podía ser tan impredecible a veces, que nadie sabría concretamente cómo podría reaccionar.
  
   —No... No sé.
  
   —Está bien, Jeon —rio un poco, y eso enterneció el corazón del menor—. No fue nada.
  
   TaeHyung, auque no se diera cuenta y, si fuera consciente, no lo quisiera, estaba dejando ver cómo era en realidad. El niño pequeño e inocente de haces años se estaba dejando ver a los ojos de un joven que no le temía a la imagen dura que dejaba el castaño.
  
   JungKook comenzaba a tirar los pilares construidos tras horas en sombras y pesadumbre.

Sigiloso Tormento. •» KookV / KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora